Belchite, una de las localidades aragonesas más castigadas en la guerra civil, aún no ha encontrado los restos de todas las personas que fueron fusiladas durante la contienda por ocupar cargos políticos o, simplemente, tener ideas republicanas. Tras una primera búsqueda ahora concluida, muchas de estas víctimas yacen todavía en fosas comunes excavadas sobre la marcha dentro y fuera del cementerio del pueblo y también junto a la carretera de Zaragoza.
Por este motivo la asociación Mariano Castillo se dispone a lanzar a mediados de este mes de septiembre una segunda campaña de excavaciones que permitan recuperar los esqueletos de los tres centenares de represaliados que se calcula que están enterrados en tumbas improvisadas.
Las excavaciones, costeadas por el Gobierno de Aragón, empezaron en septiembre del año 2021 y hasta el momento se han recuperado restos óseos de 92 fusilados, precisa José Vidal Aína, responsable de la entidad memorialista.
«Se trata de habitantes de la zona que fueron asesinados en agosto de 1936, en pleno estallido del terror caliente», señala Vidal. «Entre ellos figuran muchachos de 16 y 17 años, pero predominan las personas de mediana edad, de los dos sexos, e incluso se ha encontrado el esqueleto de un chaval, lo que demuestra que fueron víctimas de una represión ciega que no se paraba ante nada», subraya.
Polémica en la celebración del día en recuerdo de los supervivientes
La polémica estuvo ayer presente en la celebración del homenaje a los supervivientes de la guerra en Belchite. El alcalde de la localidad, Carmelo Pérez, del PP, subrayó que se trata de un acto sin color político en el que se recuerda «por igual a los de un bando y a los de otro, sin distinción de ideología».
Sin embargo, la asociación Mariano Castillo, que promueve la búsqueda y exhumación de los vecinos fusilados en la guerra por las tropas sublevadas, no acudió al evento. «No se entiende que se celebre un acto bajo el lema ‘Memoria y paz’ mientras siguen en fosas comunes 300 habitantes de la zona que fueron fusilados por sus ideas republicanas», manifestó José Vidal, de la entidad memorialista. El regidor recordó que en la guerra murieron de los dos bandos, pero Vidal hizo hincapié en que «solo los republicanos no han sido localizados ni están debidamente enterrados».
Prueba del ADN
Todos esos restos se han llevado a Citogén, unos laboratorios de análisis clínicos que obtiene muestras de ADN y las compara con las que aporten los familiares de los represaliados. «Hasta ahora ya van más de 60 personas que se han interesado por la identificación de los esqueletos», informa Vidal, que pide a todos los que deseen recuperar los restos de sus seres queridos que se pongan en contacto con su entidad a través de la dirección de correo electrónico de la entidad: asoc.marianocastillo@gmail.com.
Hasta ahora, la búsqueda de los restos de los desaparecidos de la guerra civil en Belchite se ha centrado en el interior del cementerio. Ha sido una tarea ardua y lenta, ya que con el paso del tiempo las fosas comunes han quedado ocultas bajo otras tumbas más recientes y los bloques de nichos.
Pero este septiembre los trabajos de exhumación se van a trasladar al exterior del camposanto, a una zona adosada a las tapias donde existe constancia de que se realizaron fusilamientos y los muertos fueron apresuradamente enterrados. En algunos casos, como se descubrió dentro del cementerio, es posible que los restos aparezcan cubiertos de cal viva para acelerar la descomposición de los cuerpos y dificultar su identificación en el futuro.
Al borde de la carretera
Entre los fusilados figuraba el abuelo materno del cantautor Joan Manuel Serrat, que al comienzo de la guerra civil era concejal republicano en el Ayuntamiento de Belchite, si bien también se ha indicado que era el secretario de la corporación. «Hay constancia de que fue elegido concejal en febrero de 1936, en las elecciones que ganó el Frente Popular», afirma Vidal.
Para más adelante queda la búsqueda de las fosas que se sabe que se abrieron al borde de la carretera de Zaragoza, junto a la larga recta que conduce a Mediana, durante el traslado de los prisioneros.
De momento, en la primera campaña llevada a cabo en el interior del camposanto de Belchite se han invertido 54.000 euros, mientras que se baraja una suma de 30.000 euros para las labores de exhumación junto a las tapias de la necrópolis.
