El Periódico de Aragón

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TURBULENCIAS EN EL SECTOR ENERGÉTICO

La crisis energética dispara la venta de leña y pellet en Aragón

La demanda bate récords por el acopio excesivo y la menor oferta | El sector de la biomasa se erige como una alternativa al gas y al gasóleo

Javier López, de la empresa Comdisa Biomasa, junto a unos sacos de pellets y montañas de astilla. Jaime Galindo.

En uno de los veranos más calurosos que se recuerdan, la compra de madera se ha disparado en Aragón hasta niveles impensables en estas fechas. Muchos están pensando ya en cómo calentar sus viviendas cuando llegue el frío. Los vendedores y distribuidores de leña y pellets reconocen estar sorprendidos por un fenómeno recalentado por un cúmulo de factores que tiene la crisis energética como telón de fondo.

Los precios disparados de los combustibles fósiles, que van a disparar las facturas de las calefacciones de gas natural y gasóleo el próximo invierno, y el auge de las calderas y estufas de biomasa han impulsado la demanda. A ello hay que sumar casos de acopio excesivo, como ocurrió con el papel higiénico en los albores de la pandemia, el aceite de girasol tras el estallido de la invasión de Ucrania o, más recientemente, los cubitos de hielo.

Todos estos factores están tensionando el mercado de la biomasa hasta el punto de que han llegado a producirse roturas de estoc en algunos almacenes y que los precios se hayan hasta duplicado. Pero las empresas del sector llaman a la calma y la mayoría descartan que vayan a faltar pellets este invierno. «Pensamos que no va a haber escasez este invierno, pero la gente tiene miedo y ha adelantado la compra. Eso sí, lo plazos de entrega van a demorarse», apunta Juan Jesús Ramos, técnico de Avebion, la Asociación Española de la Biomasa, que agrupa a cerca de 200 empresas de toda la cadena de valor de este combustible, 11 de ellas aragonesas.

Instalaciones de la empresa Comdisa Biomasa en el Burgo de Ebro. Jaime Galindo.

 En verano es cuando se acumula el estoc y en un año normal en estas fechas tendría que tener el almacén a reventar de toneladas de pellets, pero solo tengo para ir trabajando», asegura Javier López, gerente de Comdisa Biomasa, una empresa ubicada en El Burgo de Ebro que se dedica al transporte y venta de leña, astilla, pellets y briquetas, quien asegura que hay fabricantes que no sirven producto porque «se han quedado vacíos». «La gente se está adelantando y está comprando cantidades mucho mayores», apunta. «Está habiendo cierta escasez. Si el invierno es frío, se consumirá más y puede llagar a haber problemas de suministro», sostiene.

Pero la realidad de cada empresa es distinta. «Nosotros no tenemos ningún problema de aprovisionamiento. Tengo el estocaje de siempre, eso sí, lo he tenido que comprar más caro», asegura Jesús Crespo, gerente de Combustible Crespo, especializada en la venta de pellet a granel y ubicada a la salida de Zaragoza por la carretera de Castellón. «Es cierto que notamos el ansia de la gente, que compra antes y más cantidad. Esto hace que lo que antes se servia en 24 horas, ahora necesita una semana», explica. A su juicio, «a no ser que haya una debacle, no habrá ningún problema de estoc este invierno».

Rusia y Biolorrusia vendían a países de la Unión Europea en torno a 2,5 millones de toneladas de pellets al año, pero con la guerra ese suministro ha desparecido

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Crespo, con más de 25 años de experiencia del sector, también cree que la fuerte subida de los precios del pellet está haciendo que algunos vendedores actúen «con prudencia» en sus estrategias de compra y tenga menos producto que en años anteriores al ser mayor la inversión que hay que hacer y a la espera de ver cómo evolucionan el mercado. «La demanda ha crecido por el 'boom' de las estufas, pero se puede absorber la oferta», considera.

Además del acopio excesivo de algunos consumidores, la presión de la demanda también viene dada por una reducción de la oferta en España por una consecuencia derivada de la invasión de Putin a Ucrania. Rusia y Biolorrusia vendían a países de la Unión Europea en torno a 2,5 millones de toneladas de pellets al año, un suministro que ha desaparecido, lo que ha disparado las exportaciones de España de este producto, sobre todo a Italia, Francia y Alemania. «Antes los fabricantes nacionales vendía muy poco fuera porque era un consumo de proximidad, pero este año están colocando todo lo que quería y a buenos precios porque hay necesidad», afirma Juan Jesús Ramos, de Avebion.

El auge de la biomasa

Otra detonante de incremento de la demanda es el auge de las estufas y calderas de biomasa, un mercado donde los tiempos de entrega de los equipos también se ha disparado. Según las estimaciones del Observatorio de la Biomasa de Avebión, las ventas de estos aparatos crecieron el año pasado casi un 40% en Aragón, con 2.737 unidades (2.366 estufas, 323 calderas de menos de 50 kilovatios y 23 de más de 50 kv).

En la comunidad autónoma hay en funcionamiento un total de 18.216 equipos modernos de biomasa, con una potencia instalada total de 555 megavatio térmico (MWt). La producción anual de energía con estos equipos se sitúa sobre los 1.186 gigavatios hora al año. 

Los precios del pellet también han dado un salto exponencial al calor del incremento de la demanda. Esto se debe también al encarecimiento de los costes de producción de las fábricas de biocombustible, sobre todo por los elevados precios de la electricidad. Actualmente, el kilo de producto en saco ronda los 60 céntimos, el doble que en el campaña pasada, cuando estaba en 30 céntimos. A granel está por 42-43 céntimos frente a 23-24 que valía en 2021. Aún así sigue siendo una alternativa más económica para calentar una viviendas con un gasto por kilovatios hora entre un 40% y un 50% inferior al de las calefacciones de gasoil y gas, según estimaciones del sector.

En cualquier caso, las turbulencias en torno a los combustibles fósiles están suponiendo un espaldarazo para la biomasa, que ha intensificado el creciendo que venía registrando en los últimos años. «El sector se está viendo beneficiado. La gente busca alternativas al gas o el gasóleo y la biomasa es la mejor de ellas», subraya el técnico de la patronal Avebion, quien cree que hay varios factores que juegan a favor de esta industria. «Es una energía renovable, un combustible local y fácil de conseguir en cualquier parte del territorio», remarca.

La parte negativa de la crisis energética para la biomasa es el fuerte incremento de los precios que también registra, «aunque sigue siendo una energía más barata» que el gasóleo, la luz y el gas para calentar una vivienda. En este sentido, el sector reclaman desde hace años que se baje al 10% el IVA de sus productos teniendo además en cuento los beneficios que aporta al desarrollo rural y desde el punto de visto del medio ambiente. 

MEDIA DOCENA DE FÁBRICAS Y NUEVOS PROYECTOS

La biomasa va ganando terreno en Aragón no solo desde el punto de vista de la demanda sino también de la producción. La comunidad cuenta actualmente con medio docena de fábricas y hay varios proyectos en cartera de nuevas plantas. Ahora bien, el sector ha pasado por altibajos y también sonados fracasos. El principal producto es Arapellet, cuya planta fue puesta en marcha hace cuatro años en Erla por el grupo Forestalia y es una de las mayores de España. Otro gran fabricante es Agropellet, impulsado hace diez años por la cooperativa Los Monegros de Sariñena y otros socios. Existen también fábricas en Bea (Pellet Teruel), Peñarroya de Tastavins (Biomasa de Matarranya) y Campo (Biomasa del Aneto).

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