El Periódico de Aragón

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EN PRIMERA PERSONA

El Frago reabre su colegio después de 32 años cerrado: «Ahora podemos volver a llamarnos pueblo»

La escuela de Aranda del Moncayo permanece cerrada desde 2014: «Íbamos todos juntos a la misma clase» | «Nuestros pasillos son las carreteras», dicen desde el CRA Pablo Antonio Crespo de Aliaga

Los cinco niños de El Frago reinauguraron el colegio tras 32 años. SERVICIO ESPECIAL

De celebración están en el colegio de El Frago, pues han conseguido reabrir la escuela después de nada más y nada menos que 32 años. El alcalde de la localidad, José Ramón Reyes, se mostraba orgulloso después de que su pueblo haya logrado duplicar la población en algo menos de cuatro años y es que cuando él inició la actual legislatura tan solo dormían allí 32 vecinos. Ahora ya lo hacen 70. «Lo hemos duplicado con creces», detalla Reyes, quien explica que han llegado tres familias al pueblo con niños. Hace seis meses fue una familia de Madrid la que cogió el bar porque, precisamente, se jubilaba su madre. Luego han llegado dos familias de refugiados ucranianos con las que «se ha volcado todo el pueblo».

A día de hoy, son nueve niños en El Frago, de los cuales cinco ya han entrado a la escuela en edad de Infantil y Primaria, dos bajarán al instituto y otros dos todavía no se encuentran en edad escolar. «Hemos convertido la biblioteca en escuela y tenemos dos profesores para cinco niños. Por cantidad y calidad es mucho mejor. Luego los chicos saldrán al recreo al lado de la iglesia en un patio del siglo XI. Y las excursiones, al monte. Ya me dirás tú», exclama el alcalde, quien destaca, en todo momento, el convenio que tienen suscrito con Cárnicas Cinco Villas para que sus vecinos trabajen allí.

«Un pueblo sin niños es un lunes eterno. Antes parecía que estábamos esperando a ver quién era el que se moría primero. Ahora se puede decir que podemos volver a llamarnos pueblo. El día que veo a los niños jugando con el balón en la plaza...». 

Jorge y David, en lo que era la puerta del colegio, que permanece cerrado desde 2014. SERVICIO ESPECIAL

Los hermanos Benedí, de Aranda del Moncayo: «Íbamos todos juntos a la misma clase»

David y Jorge son dos hermanos de Aranda del Moncayo que, a pesar de llevarse cinco años, fueron compañeros de clase durante cuatro cursos. «Es raro, porque le saco cinco años y tenía que aguantarlo en casa y en el colegio», comenta entre risas Jorge, el hermano mayor de los Benedí. El colegio de su pueblo permanece cerrado desde el curso 2014-2015. Fue entonces cuando David, el pequeño, se vio en la obligación de desplazarse hasta Gotor, a un cuarto de hora de Aranda.

Jorge asegura que el último año que él estuvo en el colegio antes de pasar al instituto de Illueca eran seis en la escuela. «Íbamos todos juntos a la misma clase», apunta Jorge, quien recuerda que cuando él era más pequeño había hasta dos clases: una desde Infantil hasta 2º de Primaria y otra de 3º a 6º de Primaria. «A veces a los de 3º pues nos explicaban contenidos de 4º, se daban cosas más avanzadas para que no fuera específico para ti. Y si se le ponían a explicar algo al de 6º lo escuchabas porque te sentabas a su lado. Luego en educación física estábamos todos juntos, los de seis años con los de sexto», relata Jorge sobre su experiencia en una escuela tan rural, donde tenían un profesor general para las asignaturas troncales. «Luego venía uno de educación física y otro de inglés que compartíamos en el CRA» añade.

«Yo no he tenido problemas para relacionarme luego en el instituto. Cuando eras pequeño estabas con los mayores y cuando ya eras de los mayores estabas con los pequeños. En los pueblos se conoce todo el mundo y te acabas juntando con mayores y pequeños». 

Los alumnos del CRA se juntaron en Camarillas para celebrar el fin de curso con una obra de teatro en inglés. SERVICIO ESPECIAL

Elvira Crespo, directora del CRA Pablo Antonio Crespo de Aliaga: «Nuestros pasillos son las carreteras»

Los Centros Rurales Agrupados (CRA) son un clasicazo en el medio rural de Aragón. Uno de ellos es el Pablo Antonio Crespo, donde estudian 47 alumnos repartidos entre las dos aulas de Aliaga y Cuevas de Almudén y otra en Aguilar del Alfambra y Camarillas. No obstante, también reciben a niños de Ababuj, Mezquita de Jarque, Valdeconejos y Jarque de la Val. Cada aula tiene su tutor y los especialistas de inglés, música y religión se van moviendo por los cuatros pueblos. «Por eso nuestros pasillos son las carreteras», compara Elvira Crespo, directora del CRA, para quien el sello de identidad es «la idea de pertenencia a un colegio único». De hecho, todos los alumnos del CRA se juntan una media de siete días a lo largo del curso.

«La relación es muy estrecha con las familias, te entretienes un rato hablando con ellos a las entradas y la salidas», describe sobre cómo es el día a día en uno de estos centros. Allí, explica Elvira, cuentan con la suerte de tener «un núcleo fijo de profesores con destino fijo», por lo que «es más fácil involucrar a todo el claustro educativo». Entre sus proyectos, nos cuenta el programa de salud, que se encargan de trabajar a diario. «Tratamos de que lleven la alimentación saludable a casa», detalla la directora, pues el objetivo de todas las actividades es que transciendan «más allá de las aulas». «Su ventaja es que saben relacionarse con gente de todas las edades. Los tendrías que ver en el pueblo, saludan a todo el mundo por la calle. Tienen lo que los grandes quisieran tener», exclama orgullosa. 

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