Con una sola voz, el sector empresarial y político de Aragón y la Comunidad Valenciana han reclamado un impulso decidido para el desarrollo de las obras pendientes del Corredor Cantábrico-Mediterráneo. Una infraestructura ferroviaria que podría ayudar a incrementar el desarrollo no solo de estas dos regiones, sino también de La Rioja, Navarra y el País Vasco, y que se revela fundamental en un periodo de transición ecológica y de salida de una importante crisis económica.
Con cifras, ambas patronales demostraron cómo las inversiones de los últimos años han servido para multiplicar prácticamente por diez el transporte de trenes de mercancías y, por eso, reivindican «que se cumplan los plazos previstos» y alzan ya la voz por el desdoblamiento de algún tramo sobre todo en los trazados llanos y por la conexión con Europa por Canfranc.
El Foro para el impulso al Corredor Cantábrico-Mediterráneo, organizado conjuntamente por CEOE Aragón y la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y celebrado ayer en Zaragoza pretendía llamar la atención sobre el «potencial» de este corredor, que acumula años de retrasos y décadas de inversiones mínimas, aunque todos los actores reunidos reconocieron el «empuje» que ha recibido la conexión ferroviaria en los últimos ejercicios.
Las cifras concretas las aportó la presidenta del ADIF (el administrador de infraestructuras ferroviarias), María Luisa Domínguez, que aunque no atendió las preguntas de los medios de comunicación, en su discurso señaló que «la media de trenes de mercancías semanales ha crecido significativamente, pasando de tres trenes semanales en 2015 a 27 trenes semanales en 2021, con picos de hasta 40 trenes por semana». Un eje «estratégico», aseguró Domínguez, del que se necesita «seguir cubriendo etapas».
Los líderes empresariales fijan su objetivo en llegar a los 50 trenes semanales «cuanto antes». El presidente de CEOE Aragón, Miguel Marzo, recordó que «el transporte ferroviario de mercancías en España es del 4%» frente al 17% de la media europea, y destacó el «compromiso» de llegar al 10% para 2030. Para lograrlo, incidió, es clave impulsar el eje Cantábrico-Mediterráneo.
Marzo reclamó, también, cumplir con los plazos para la electrificación de la vía, construir apartaderos de no menos de 750 metros e incluir la posibilidad de realizar un cambio de sentido de los trenes en la Plataforma Logísta de Zaragoza (Plaza).
Asimismo, Salvador Navarro, presidente de los empresarios valencianos, señaló que el corredor vertebra un territorio «que representa el 20% del PIB de España» y denunció que, hasta las nuevas inversiones en 2015, «prácticamente no se había invertido en esta línea desde 1919».
La realidad, prosiguió, ha dado la razón a los empresarios y a los estudios que encargaron y que ya vislumbraban la posibilidad de alcanzar los 30 trenes semanales e incluso hablaban de 85.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, explicó que Aragón es «el segundo cliente más importante» de la Comunidad Valenciana. El líder del cuatripartito aragonés recordó que, en 2015, el Corredor Cantábrico-Mediterráneo estaba excluido de los grandes corredores europeos y que fue a través de una «acción conjunta» con su homólogo valenciano, Ximo Puig, y el exministro de Transportes, José Luis Ábalos, cuando se consiguió que la UE incluyera también este eje dentro de sus prioridades. Una decisión que abrió la puerta a contar con fondos europeos para su desarrollo.
Infraestructuras prioritarias
«Los pocos avances que se van viendo nos ratifican en nuestro pronóstico de que cuando los trenes pudieran transitar por las vías, se produciría mucho trasiego de mercancías», subrayó Lambán. Con todo, el mandatario aragonés insistió en que se debe «intensificar» el ritmo de las inversiones y la elaboración de las declaraciones de impacto ambiental. «No falta nada más», agregó.
El presidente valenciano, Ximo Puig, recordó que la infraestructura es «fundamental» para más del 20% de la población de España y del PIB y reivindicó agilizar los trabajos. «Llevamos más de cien años con este corredor estancado y eso es lo que no puede seguir así», recalcó.
«La priorización de las infraestructuras no es neutral, y cuando se hace una, se avanza en el desarrollo económico y social de una región; y cuando no se hace, se ponen trabas a ese crecimiento», expresó.
"Este no es un proyecto para iniciar unas relaciones económicas; esas relaciones existen y la necesidad existe. De lo que se trata es de agilizar al máximo las obras», demandó. Asimismo, reclamó que «todas las regiones» tengan la «suficiente capacidad de interconexión» para poder desarrollarse «con todo el rendimiento posible». La unanimidad fue total para impulsar el corredor Cantábrico-Mediterráneo.
