El tramo de la autovía de Logroño (A-68) entre Gallur y Mallén está totalmente listo para su estreno. Queda tan solo cortar la cinta, la inauguración oficial que se celebrará el próximo jueves 29 de septiembre para que los conductores puedan circular por los 11 nuevos kilómetros de vía que desdoblarán la peligrosa N-232, uno de los puntos negros de Aragón. Esta nueva ejecución completa ya el 70% de la obra del último tramo de la vía en la provincia de Zaragoza, que empalmará con el trecho ya operativo en Navarra en algún momento del otoño de 2023. 

Por tanto, habrá que esperar cerca de un año para ver ejecutados los cuatro kilómetros restantes, los que unen Mallén con las inmediaciones de Cortes (Navarra), y poner así fin a una reivindicación histórica que se remonta a hace más de 30 años en pos de la seguridad vial. 

La vía se sitúa en una zona clave para la logística aragonesa y nacional, en un entorno donde importantes empresas de transporte tienen su centro de operaciones y en uno de los puntos calientes del corredor de mercancías que une los litorales Cantábrico y Mediterráneo, con todas las salidas de la planta de Stellantis en Figueruelas recorriendo también la zona. Todo ello se traduce en movilidad de vehículos de transporte pesado, que por sus características entrañan un mayor riesgo en las carreteras nacionales sin desdoblar, situación en la que la N-232 estaba hasta hace bien poco. Es por su elevada siniestralidad por lo que era una de las operaciones en infraestructuras más esperadas en Aragón.

Pese a que el tramo tiene ya el visto bueno de los técnicos del ministerio, los conductores seguirán circulando de manera anormal, a 80 kilómetros por hora, hasta la inauguración del próximo jueves. ANGEL DE CASTRO

Mientras tanto, hasta que finalicen las obras hasta Navarra estará operativo el tramo Gallur-Mallén, que conectará desde el próximo jueves con los 14 kilómetros de autovía entre Figueruelas y Gallur, que fueron inaugurados en marzo del año pasado por el ex ministro de Transporte José Luis Ábalos. De este modo, a finales de 2023 los conductores podrán circular de forma continua por la A-68 en un recorrido de 83 kilómetros para conectar Zaragoza con las inmediaciones de Alfaro, en La Rioja. 

En cualquier caso, los trabajos continuaban este viernes en los alrededores de la calzada y en las estructuras que conectan con los distintos núcleos urbanos y polígonos industriales, es decir, las pasarelas superiores e inferiores y los viaductos. En torno al 75% de las 15 estructuras que el proyecto amparaba construir están ya finiquitadas, aunque todavía quedan por adecentar varios accesos y rotondas, como la del cruce de Gallur. 

Uno de los desvíos que los vehículos deben tomar cerca de Mallén, en una fotografía tomada este viernes por la mañana. ANGEL DE CASTRO

Más de medio centenar de operarios realizarán labores sobre el terreno durante el próximo año. Algunos de ellos indicaban ayer que «ya se podría estar circulando por la vía sin problema alguno», pero que estas son «cuestiones burocráticas». 

Según apuntan fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón, se puede dar por sentado que el próximo jueves no habrá visita de la ministra del ramo, Raquel Sánchez, y tampoco es seguro quién será el maestro de ceremonias, lo que está retrasando la apertura del trazado. Sin embargo, los técnicos del ministerio ya han dado el visto bueno y no se demorará la apertura más de lo indicado. Imposible que sea más allá de septiembre... porque la fecha incluso está tallada en piedra. Así lo atestigua el monolito que dará cuenta de la inauguración justo al final del trazado ya ejecutado, a la altura de Mallén.

Las obras de este proyecto se adjudicaron en su día a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Sando y Copisa por 55 millones de euros y han cumplido el último plazo marcado por el ministerio en 2017, cuando se dieron unos cuatro años y medio para finiquitar el trazado.

El coste de ejecución de la obra se eleva hasta los 65 millones de euros después de dos modificaciones del proyecto. En un primer momento, el presupuesto de la actuación alcanzaba los 55 millones de euros, pero varios imprevistos obligaron a asumir un sobrecoste. En abril de 2021, el Ministerio de Transporte dio luz verde al segundo modificado del proyecto, que encarecía los trabajos en 4,47 millones de euros. A ellos se sumaron los 4,8 que ya se habían añadido meses atrás, por lo que el encarecimiento roza los 10 millones de euros, más de un 15% por encima de lo previsto, aunque la licitación del contrato en 2017 alcanzaba los 82 millones. Significa esto que no hubiera supuesto pérdidas para las adjudicatarias.

CERO MUERTOS DESDE QUE SE DESDOBLÓ EL PRIMER TRAMO

La N-232 entre Figueruelas y Mallén no ha registrado ninguna muerte en accidente de tráfico desde que se inauguró el primer tramo desdoblado hasta el desvío de Gallur en marzo de 2021. Sin embargo, hasta esa fecha y a lo largo de los dos años anteriores se habían producido tres víctimas mortales en la carretera de dos carriles. El 2 de julio de 2019 falleció en un siniestro un camionero que se vio implicado en un choque en cadena de tres vehículos pesados a la altura de Pedrola, en el kilómetro 274,5. Posteriormente, el 25 de septiembre de 2020 perdió la vida un vecino de Mallén, de 45 años, al colisionar con un camión en un tramo donde se desarrollaban las obras del desdoblamiento. Más adelante, el 22 de marzo de 2021 resultó fallecido un peatón de 70 años que iba andando por un tramo sin desdoblar dentro del término de Alagón. En cambio, en el tramo de la N-232 entre Zaragoza y Alcañiz se han registrado más muertes en el mismo periodo, exactamente seis, en su mayor parte debido a colisiones frontales y en maniobras de adelantamiento. 

El nuevo trazado desdoblado entre Gallur y Mallén se extiende desde el kilómetro 282,93 de la autovía A-68 (donde terminan las obras del tramo Figueruelas-Gallur) y finalizará en el kilómetro 297,3 cuando esté listo el último tramo que enlazará con el trecho ya ejecutado en Navarra. Además, el trazado incluye accesos a Mallén por el Este y por el Oeste, con las plataformas logísticas e industriales de Mallén y con la localidad de Cortes.

Los alcaldes se muestran aliviados

La reivindicación era muy sencilla de comprender. Un desdoblamiento de uno de los puntos negros de las carreteras aragonesas. 30 años llevaban los vecinos de la Ribera Alta del Ebro reivindicando una actuación urgente en la N-232 para garantizar la seguridad vial en uno de los corredores más intensos para el tráfico pesado. Los alcaldes de los municipios circundados por la autovía A-68 ya celebraron hace un año y medio la apertura del tramo entre Figueruelas y Gallur. Esta vez, con menos frenesí, han recibido la noticia del siguiente gran paso con algo entre la satisfacción y la frialdad. Las obras avanzan a buen ritmo, pero queda todavía la conexión hasta Navarra, que representará el final de la lucha.

«Ganaremos en seguridad, eso seguro, y hay que celebrarlo. Eso es lo principal: que haya seguridad», señala a este diario Rubén Marco, el alcalde de Mallén. No obstante, no rehúye Marco de lo que ya defendúa en el pasado: «La obra se ha demorado 20 años y durante ese tiempo se podrían haber construido accesos a la autopista y haberla liberalizado, pero no se hizo nada. Ahora es muy importante que se acabe en tiempo y hora». 

El tráfico pesado es el más habitual en la N-232 y en la autovía A-68. ANGEL DE CASTRO

Con menos reparos se mostraba Ana María Arellano, la alcaldesa de Luceni: «¡Imagínate cómo estamos! Está quedando una autovía perfecta. Llevamos 30 años reivindicándola, un alcalde detrás de otro... La obra está perfecta, aunque muchos vecinos optaran desde hace tiempo por el desvío de la carretera provincial».

Y es que son los accidentes de tráfico uno de los temores más extendidos en la Ribera Alta del Ebro. Con la N-2 se disputaba año sí y año también el ser la carretera que más vidas segaba. A principios de este verano, allá por el mes de junio, se levantó una placa en conmemoración de las víctimas que habían perdido la vida en la carretera. Cuenta la alcaldesa de Pedrola, Manuela Berges, que fue entonces cuando cayó en la cuenta: llevaban un año sin fallecidos en la negra N-232. Y poco más de un año se había cumplido desde la apertura del primer tramo reconvertido en autovía. «Influye la pandemia y la crisis de los microchips, que redujeron el volumen de producción y por tanto del tráfico pesado, pero es muy significativo», explica Berges. «Pero el número sigue siendo cero», apunta la regidora sobre los accidentes en Aragón. 

Además, señala la primera edil de Pedrola que la mejora del trazado supondrá una «revitalización» para la economía del entorno, por ser un revulsivo para el tráfico de mercancías y convertir la comarca en un referente del sector.