El Periódico de Aragón

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Los zaragozanos opinan: "¿la mascarilla? obligatoria no, opcional sí”

Los usuarios del transporte público se muestran a favor de la retirada del tapabocas aunque todavía los hay reticentes / Los expertos piden esperar e incluso califican de "error" la medida

Los usuarios portan mascarilla para entrar al tranvía. ANGEL DE CASTRO

El debate ya está en la calle. Las medidas propuestas para contener o las impulsadas tras el alivio en la situación por el coronavirus han sido debatidas por los políticos, los expertos y también por los ciudadanos. La última, la retirada de las mascarillas en el transporte. Varias autonomías llevan presionando desde hace ya semanas para que se retiren, una petición que viene sustentada por los datos de incidencia, de contagios, de presión hospitalaria y de fallecidos por coronavirus. Como ha pasado desde hace dos años que comenzó la pandemia, las opiniones son diversas, aunque entre los consultados por este periódico, la mayoría están a favor de que sean obligatorias en el transporte público, pero consideran que deben ser opcionales. La elección es propia. Los epidemiólogos de Aragón, por su parte, piden esperar ya que la incidencia podría aumentar con la entrada del otoño. Así lo defiende Nacho de Blas, mientras que Juan José Badiola, califica la retirada de la mascarilla de "error". Por su parte, Sanidad del Gobierno de Aragón, apuesta por seguir los criterios técnicos y epidemiológicos para tomar la decisión, pero comparte la idea de que gradualmente haya que retirar el uso de las mascarillas si la situación sanitaria es favorable.

 “En realidad ya es innecesaria”, reconoce Carlos Velázquez, usuario habitual del bus urbano, ya que cree que sí lo era “cuando protegía todo el tiempo, pero ahora no”, ya que se pone solo al subir y ya se ha convertido en un gesto habitual quitarla nada más bajar del autobús o salir del tranvía.

Como él, otros muchos usuarios están a favor de su retirada. Para Eva Pérez, “ya vamos tarde, porque en muchos países ya se quitó hace tiempo y no ha pasado nada”, reconoce, antes de asegurar que ya se ha acostumbrado a “ponerla, quitarla y volverla a poner”, ya que para llegar a su puesto de trabajo necesita coger un autobús y después el tranvía. Además, muchos de ellos señalan que en la marquesina “nadie la lleva y solo nos la ponemos justo al subir, y aunque estemos al aire libre estamos todos pegados”. Luis Soro también apuesta por la retirada, como ya ha sucedido en otros muchos países. “Vamos detrás de medio mundo y no ha pasado nada. Aquí los políticos tienen miedo y hace falta valentía para tomar medidas, tanto para mal como para bien”, explica.

A su lado, Juan se mostraba más reticente porque reconocía que “ya no solo por el coronavirus, también por la gripe o los catarros”, aunque también tenía claro que en estos momentos “es impensable ir sin mascarilla y como sardinas en el autobús cuando hay huelga”. Johana suele llevarla porque “me sigue dando miedo”, así que tiene claro que aunque la retiren “yo la seguiré llevando”.

También Sara. Ella no suele coger el transporte público porque “prefiero ir andando” pero suele ir habitualmente a Teruel y se siente “más segura” en el tren con ella.

Dos mujeres portan la mascarilla correctamente en el transporte público. ÁNGEL DE CASTRO

Y es que está claro que todo “depende de la persona”, asevera Pascual Nonay. Él como “persona mayor que soy prefiero llevarla” porque no ha pasado la enfermedad “y ha habido amigos que se han ido”. Él la lleva todo el día porque “no me molesta” y como tiene problemas respiratorios, “cuando me ahogo me la quito si estoy solo”.

Esa misma prudencia es la que reivindica el epidemiólogo Nacho de Blas, quien asegura que, como siempre, “son medidas que tienen que desaparecer porque la emergencia sanitaria también desaparece”. Para él, “la medida podía mantenerse hasta la mitad de noviembre a ver “cómo evoluciona la incidencia”, sobre todo “siendo que todo el mundo dice que se avecina una ola importante”. Y es que lo que tiene claro es que “si la quitan no la van a volver a poner”. Para él, quizá el momento debería haber sido antes del verano o si no esperar a noviembre, pero también hacer una campaña de formación para que “la llevemos cuando estemos resfriados, para proteger a los vulnerables”. Por eso, él insiste en que portarla “debería ser una recomendación”.

Preguntado por si es el paso previo a la retirada en todos los escenarios, él la sigue considerando adecuada en los hospitales “porque va gente enferma” y también en las residencias porque “son la población más vulnerable; y si el estado no la considera obligatorio, lo deberían considerar las residencias”.

El epidemiólogo aragonés considera que es complicado analizar la situación actual puesto que “cada vez los datos se dan con peor precisión” y, aunque está claro que “nos tenemos que acostumbrar a un informe semanal”, en el último se ha visto que “ha repuntado un poco la velocidad de nuevos casos ingresados en los hospitales” y eso ha provocado que se hubiesen estabilizado los ingresos. Esto puede ser “puntual” por lo que hay que ver si “en las próximas semanas se consolida ese descenso o si hay descenso o subida”. Lo que sí afirma es que, de momento, “no estamos en ese inicio de onda epidémica que tanto temíamos”.

Más tajante se muestra Juan José Badiola, quién la califica de “error” puesto que “nos encaminamos al otoño y es la época en la que los contagios se pueden incrementar de manera significativa”. También hace hincapié en que esos buenos datos de incidencia se deben a que la prevalencia en los menores de 60 años no se conoce y los mayores, que son los datos que se publican, “son gente precavida que tiene miedo a la pandemia”.

El especialista incide en que tiene la intención de que “quieren acabar con la pandemia por decreto” y no puede ser, ya que aunque la vacuna protege lo hace contra “el agravamiento pero no contra los contagios”; y se pregunta qué pasará “si viene una nueva variante de un país en el que las tasas de vacunación son bajas”.

Los mensajes que se mandan los políticos, cree Badiola, “desmotivan a la gente” porque la mascarilla “no solo previene el covid, si no también catarros y gripes” y destaca que el otoño está a punto de entrar, además de celebrarse las Fiestas del Pilar, con aglomeraciones. Por eso, concluye que en el transporte urbano debe llevarse y, por supuesto, mantenerse en residencias y centros hospitalarios.

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