Bruselas está a más de 1.300 kilómetros de distancia de Zaragoza. La capital belga está lejos de Aragón, pero su sombra es tan alargada que la mayoría de las decisiones que afectan a los aragoneses se toman a catorce horas en coche por carretera. La incorporación del tramo ferroviario Sagunto-Teruel-Zaragoza en el Corredor Mediterráneo, los incentivos económicos para empresas que se instalen en provincias despobladas como Teruel, las millonarias subvenciones de la Política Agraria Comunitaria y el frenazo al trasvase del Ebro que preveía el Plan Hidrológico Nacional del Gobierno de José María Aznar son algunas decisiones destacadas que se han tomado en Bruselas en los últimos años y que afectan a la comunidad autónoma. Este poder de decisión de la Unión Europea ha hecho ver a Aragón, como al resto de comunidades autónomas, la necesidad de centrar su estrategia exterior en mantener una delegación permanente en el corazón de Europa con el objetivo de intentar influir en las grandes decisiones. 

Javier Lambán en un encuentro con la comisaria europea de Política Territorial, Corina Cretu. Servicio Especial

Se cumplen casi tres décadas de la apertura de la oficina de Aragón en la capital belga. Fueron unos inicios complicados por dos razones: en primer lugar, la competencia de la representación exterior era exclusiva del Estado y las comunidades autónomas eran mal vistas como interlocutoras ante Bruselas. Para eludir la prohibición de las autoridades comunitarias, Aragón optó por una fórmula ambigua, que también fue asumida por otros Gobiernos autónomos como Andalucía y Murcia, a través del Instituto Aragonés de Fomento. Galicia se presentó en Europa con la Fundación Galicia por Europa y Cataluña, con el Patronato Català pro Europa.

Comité de las Regiones 

Este inicio difícil se vio agravado con el hecho de que el equipo de personas que había designado el Gobierno del socialista José Marco para la delegación aragonesa en la capital belga no llegó a tomar posesión por diversas polémicas que llegaron a bloquear incluso el nacimiento de la nueva oficina. Francisco Querol, actual responsable de la corporación aragonesa de radio y televisión, que ocupó el puesto de coordinador de la Oficina en Bruselas desde su creación hasta el año 2000, recuerda que la creación en 1994 del Comité de las Regiones a raíz de la implantación del Tratado de Maastricht supuso «el aldabonazo definitivo para que las regiones tuviéramos presencia en Bruselas». «Recuerdo que la sesión constitutiva del Comité de las Regiones que se celebró en la sala plenaria del Parlamento Europeo fue tremenda porque asistieron todos los presidentes regionales de todas las comunidades, landers alemanes, junto a las principales ciudades europeas y fue un acto muy emotivo para los que llevábamos mucho tiempo luchando por la legitimidad institucional de las regiones». 

Una oficina en Bruselas con un director y una asesora

La Oficina de Aragón en Bruselas está recogida en el Estatuto de Autonomía de Aragón, cuyo artículo 92.2, dentro del Título VII «Cooperación institucional y acción exterior», afirma que «la Comunidad Autónoma de Aragón establecerá una delegación para la representación, defensa y promoción de los intereses de Aragón ante las instituciones y órganos de la Unión Europea».

Asimismo, la Ley 2/2009, de 11 de mayo, del Presidente y del Gobierno de Aragón, prevé en su artículo 27 que «el Gobierno de Aragón establecerá una delegación ante las instituciones y órganos de la Unión Europea para la representación, defensa y promoción de los intereses de la Comunidad Autónoma de Aragón».

La Oficina de Aragón en Bruselas, adscrita al Departamento de Presidencia, cuenta en la actualidad con un director y una asesora. 

La oficina se ubica en las instalaciones de la Representación Permanente de España (REPER) ante la Unión Europea (UE). 

La labor de la oficina de Aragón se centró inicialmente en ser correa de transmisión de los acuerdos importantes de las instituciones comunitarias y que podían interesar a Aragón. No había internet y el acceso a la información no era tan sencillo como en la actualidad. «En esos primeros años, se hizo una labor de seguimiento y acompañamiento a instituciones, empresas aragonesas que venían a Bruselas y que se daban cuenta de que estar en Bruselas tenía un peso muy importante».

Sede de la Oficina de Aragón en Bruselas. Servicio Especial

Poco a poco, la influencia de las regiones se fue extendiendo como una mancha de aceite en la capital belga. «Fuimos ganando presencia, legitimidad y reconocimiento de la labor que hacíamos», explica Querol. El siguiente paso fue que algunos consejeros y representantes de regiones europeas pudieron participar con la delegación española en los Consejos de Ministros de la Unión Europea en aquellos asuntos de interés de la región o comunidad autónoma. De forma paralela, la oficina aragonesa fue normalizando su funcionamiento. Además de actuar de puente con empresas interesadas en recabar información de Bruselas, se pusieron en marcha actividades de aproximación a Aragón de la realidad europea. «Desde que llegamos, impulsamos la necesidad de dar una oportunidad a estudiantes aragoneses para formarse en temas europeos. Establecimos cuatro convenios de becas con las mejores instituciones de formación europea. Se formaron de 20 o 25 estudiantes aragoneses cada año. Muchos se quedaron a trabajar en Bruselas». 

Temas como la PAC también se debaten en la UE. Servicio Especial

La oficina también desarrolló una intensa actividad negociadora para frenar el trasvase del Ebro que proyectó el Gobierno de José María Aznar a principios de la década de los 2000. El trasvase no se ejecutó finalmente por el rechazo de la Unión Europea.