La adecuación de otra carretera de acceso a las pistas de esquí de Cerler, entre el núcleo de Fonchanina y el frente de nieve, ha derivado en una polémica en el Ayuntamiento de Montanuy, localidad donde se encuentra la estación invernal.

Tres de los cinco concejales del citado municipio de la Ribagorza se han opuesto al proyecto alegando razones ecológicas y económicas y por considerar que «la carretera no tiene ninguna utilidad», en palabras de Carmen Bartolomé, una residente en la zona. «La carretera no lleva a ninguna parte, se queda en una intersección, a cuatro o cinco kilómetros de su punto de llegada», asegura.

La obra, así como otras actuaciones, se hubiera beneficiado de ocho millones de euros de los fondos Next Generation. Este proyecto procedía de un convenio de colaboración entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Montanuy para la ejecución del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino en Aragón. El importe de la nueva infraestructura era de 5,6 millones.

Fuentes municipales señalan que el proyecto de adecuación de la pista para su transformación en carretera de acceso superó el estudio de impacto ambiental el pasado mes de diciembre. Pero una vez que la propuesta llegó al pleno, la pasada primavera, esta no recibió el visto bueno de todos los miembros del consistorio, cinco en total.

Supuestas presiones

La obra en cuestión ha generado una polémica en la pequeña localidad de Montanuy y se han denunciado supuestas presiones sobre los concejales opuestos al proyecto.

En esa parte del Pirineo, muy afectada por la despoblación, una parte de la opinión pública considera que la carretera no ayudará a fijar población y la ven como un objetivo secundario. "Hay otras prioridades en materia de sanidad, de educación y de servicios sociales", asegura Bartolomé. Además, alegan que la Unión Europea no financiará un programa que, en opinión de los opositores, "causa al daño al medio ambiente".

Otro problema, al margen de que los 5,6 millones no cubren todo el trayecto entre Fonchanina y las construcciones de la estación de esquí, es que no está claro de qué forma se obtendrán los terrenos por los que discurrirá la carretera, así como los necesarios para la habilitación de estacionamientos. Además, algunos se preguntan por la utilidad real de una obra en una época de cambio climático que hace retroceder a cotas cada vez más altas la capa de nieve esquiable.

Este cúmulo de dudas llevó a que tres concejales, entre ellos uno del equipo de gobierno (el PSOE), emitieran su voto contrario, mientras dos lo hicieron a favor. Pero en realidad la línea divisoria afecta a toda la localidad. El proyecto les toca muy de cerca y ningún vecino ve el proyecto con indiferencia.