El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

MEMORIA DEMOCRÁTICA

Se buscan familiares de un soldado de Tierz (Huesca) fallecido en la guerra civil

Antonio Viñales (o Viñuales) murió el 14 de agosto de 1938 en el Hospital de Carabineros de San Pere de Ribes | Sus restos y el de 18 militares más descansarían en la fosa común del cementerio de esta localidad barcelonesa

Este es el cementerio de la localidad barcelonesa de San Pere de Ribes, donde se localiza la fosa común con los restos de otros 18 militares. SERVICIO ESPECIAL

Han pasado 84 años desde que un vecino de Tierz falleciera en el Hospital de retaguardia de Carabineros de Mas Solers, en la localidad barcelonesa de San Pere de Ribes. Así lo atestigua el certificado de defunción de Alejandro Viñales (o Viñuales) Gabarre. Como muchos en España, nadie ha reclamado sus restos pues sus familiares, a los que ahora se buscan, nunca supieron qué fue de él cuando marchó al frente. Su muerte data del 14 de agosto de 1938, en plena guerra civil. Él era vecino de Tierz –provincia de Huesca–, tenía 38 años y había participado en la Brigada nº179 y formaba parte del Batallón nº 40 y la 3ª Compañía.

¿La causa de su fallecimiento? Una septicemia por las heridas de guerra que se concentraban en la cara posterior de su rodilla derecha que sufrió en el frente del Segre o en la batalla del Ebro. Poco se sabe más de Viñales (o Viñuales), de quien también se duda sobre su apellido, como así se hace indicar. Resulta difícil tirar del hilo pero quizá el hecho de ser vecino de un pueblo pequeño de unos 800 habitantes facilite encontrar a sus descendientes.

Certificado de defunción firmado por el capitán médico de la sección de cirugía del Hospital de Carabineros de Mas Solers. SERVICIO ESPECIAL

Este es el objetivo que persigue el grupo local Fem Poble de San Pere de Ribes a partir de la investigación llevada a cabo por la arqueóloga local Irene Estévez, quien ha descubierto una fosa común de la guerra civil en el cementerio del municipio. Junto a Viñales (o Viñuales) también descansarían allí los restos de otros dieciocho combatientes republicanos procedentes de todos los rincones de España como Guadalajara, Valencia, Santander o Burgos.

Se necesita la denuncia de un familiar para ubicar el lugar exacto de la fosa

decoration

La imperiosa necesidad

Desde la asociación apuntan que se necesita la denuncia de un solo familiar para que se abra la investigación pertinente que permita ubicar el lugar exacto de la fosa. Por eso han empezado por Viñales (o Viñuales), pues se trata de un apellido no muy común y más aún en un pueblo tan pequeño en comparación a la procedencia del resto de militares. En su caso guardan «bastantes esperanzas» en que tenga descendientes por la edad –38– a la que falleció.

Junto a la fosa se pretende instalar una placa-homenaje con el nombre inscrito de los brigadistas fallecidos en combate y una explicación de la historia del hospital. En función de las peticiones de las familias, el siguiente paso sería la exhumación de los restos.

Todos ellos eran militares –un sargento, dos tenientes y dieciséis soldados– y murieron, principalmente, por armas de fuego, aunque también hay casos de fiebre tifoidea, hemotórax, peritonitis o encefalitis, entre otros. Los huesos de estos militares nunca han sido reclamados porque sus familiares nunca han sabido que descansaban allí, por lo que ahora se confía en encontrar a sus hijos –más complicado– y nietos.

Es posible que este militar tuviera hijos o nietos ya que falleció a la edad de 38 años

decoration

En el caso de Viñales (o Viñuales), su certificado de defunción fue firmado por Miguel Suay, capitán médico de la sección de cirugía del Hospital de Carabineros de Solers. Conservado como oro en paño y con los datos grabados a máquina de escribir en tinta azul, también está firmado por el director del hospital, sellado por la institución que certifica la muerte –el Instituto de Carabineros– y certificado en presencia del señor Juez de Ribas del Panades.

Este es el aspecto que presentaba el vestíbulo del hospital en 1938. SERVICIO ESPECIAL

La arqueóloga Irene Estévez explica a este diario que todo nace de una inscripción que ella encontró por sorpresa en la finca Mas Solers, lo que era antes el Hospital de Carabineros. En la pared aparecía grabado el año «1937», lo que le llevó a pensar a que «quizá» tenía algo que ver con la guerra civil. A partir de esta inscripción fue tirando del hilo con la ayuda de investigadores locales y cogió el relevo de lo que ya había iniciado el fallecido Josep Lluis Palacios, a quien tampoco le dio tiempo a indagar mucho más por su falta de tiempo. Entre sus recopilaciones, destaca el testimonio de una enfermera.

Este centro hospitalario permaneció activo desde julio de 1937 hasta el final de la guerra civil en abril de 1939. Aunque resulta «muy complicado» cifrar el número de militares que pasaron por allí, Estévez precisa que el 1 de noviembre de 1938 llegaron a ingresar 80 heridos, por lo que todo apunta a que era «bastante grande». Esta investigación, que será publicada próximamente, ha sido finalista en el Premio de Investigación Albert Virella del Consejo Comarcal del Garraf. Concretamente, han sido casi dos años de trabajo desde finales de 2019 hasta 2021. 

Compartir el artículo

stats