La gran 'nube' de Amazon está a punto de descargar toda su fuerza sobre Aragón. Los tres centros de datos que el gigante del comercio electrónico ha construido en Villanueva de Gállego, El Burgo de Ebro y Huesca funcionan ya en pruebas y estarán operativos antes de que acabe el año. Estos grandes almacenes de información son una oportunidad para posicionar a la comunidad autónoma en el universo de la informática de vanguardia, además de ser una abundante fuente de riqueza para el territorio. Pero estos desarrollos conllevan también importantes desafíos tecnológicos, operativos y de sostenibilidad. Así lo ponen de relieve los números sobre el ingente consumo de luz y agua que requerirán estas infraestructuras, más aún en tiempos de crisis energética como los que Europa vive estos días.
Cuando los tres centros de su filial tecnológica Amazon Web Service (AWS) estén plenamente operativos –arrancarán al 10% de su capacidad–, el consumo eléctrico estimado equivaldrá al 20% del que ahora suma la totalidad de Aragón. De esta manera, la demanda de luz de la comunidad se dispararía en un porcentaje similar. No ocurrirá esto de manera inmediata, sino cuando se produzca el desarrollo completo de la actividad con el paso de los años.
Cada uno de los tres centros de datos gastará 740 GW por hora al año y la comunidad consume 10.471 en total
La demanda eléctrica de Aragón en 2021 fue de 10.471 gigavatios hora (GWh), un 3,5% más que en 2020, según el balance anual de Red Eléctrica. Cada uno de los centros de datos de AWS añadirá a esta cifra 739,9 GWh al año (2.219 la suma de los tres), según recoge la autorización de impacto ambiental concedida por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) el 27 de julio de 2020. De esta manera, la compañía fundada por Jeff Bezos se convertirá en el mayor consumidor eléctrico de la comunidad, por delante de grandes industrias como Saica, que ronda los 1.700 GWh al año, o muy por encima de la planta automovilística de Stellantis en Figueruelas, cuyo límite de demanda es de 295 GWh.
Para compensar el uso intensivo de electricidad, Amazon se ha comprometido a que estas instalaciones utilicen energía de origen renovable en un 80% en 2024 y el 100% en 2025, cinco años antes de lo previsto inicialmente en la autorización ambiental. Por este motivo, la compañía se ha convertido en el mayor comprador de luz generada con fuentes limpias del mundo, de Europa y de España. En este último caso, lo hace mediante acuerdos de adquisición de energía (PPA en sus siglas en inglés) con empresas como Repsol o EDP, el mayor grupo eléctrico de Portugal.
Desde 2020, Amazon y su filial AWS han anunciado la inversión en 16 plantas renovables en España que superarán los 1,5 gigavatios (GW) de capacidad. Cuatro de las instalaciones se han proyectado en Aragón con una potencia total de 0,2 GW. En concreto, se trata de una central fotovoltaica ya en servicio y tres parques eólicos.
La energía fue precisamente una de las razones por las que AWS decidió ubicarse en Aragón por contar con una importante dotación de infraestructuras eléctricas, lo que favorece la calidad y seguridad del suministro. La comunidad es, además, un territorio idóneo para la instalación de plantas de generación renovable. Tanto Red Eléctrica como Endesa han llevado a cabo importantes actuaciones e inversiones en las redes de transporte y distribución para habilitar la conexión de los tres centros de datos.
La entrada en operación de la nueva región de AWS en Aragón, la séptima de la compañía en Europa, llega en un momento en el que las administraciones, empresas y familias tratan de reducir sus consumos energéticos por los elevados costes que han alcanzado como consecuencia de la guerra de Ucrania. «Es necesario favorecer un rápido desarrollo de la tecnología que permita a los centros de datos ser más sostenibles también desde el punto de vista hídrico y energético», señala a este diario Mar Hidalgo, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el centro de investigación y pensamiento del Ministerio de Defensa, que ha publicado recientemente un informe sobre la materia.
"La sostenibilidad que vemos en la comida, el agua o el planeta también debe llegará a los datos. Subir una foto a Instagram consume como tres bombillas encendidas durante una hora. Debemos ser más sostenibles en el uso de datos"
Se trata de uno de los «grandes retos» de los próximos años, apunta, un «desafío» en un contexto en el que se ha disparado el uso de datos a raíz de la pandemia y al tiempo que se ha agudizado cambio climático, con el aumento de las temperaturas, la sequía y la disminución de la lluvia. Esto está empezando a generar, apunta, «choques y fricciones». Así se ha visto el pasado verano, recuerda, en algunos puntos de Europa, donde las administraciones han recortado el uso de agua potable a los ciudadanos cuando ese agua se estaba destinando al enfriamiento de los ordenadores en centros de datos.
El consumo de agua
Y es que cada centro de AWS en Aragón tiene previsto un consumo de agua de 36.461 metros cúbicos al año (equivale a un consumo de 4.162 litros por hora en cada centro), lo que suma 109.383 metros cúbicos anuales para la red al completo. Tomando los últimos datos disponibles, los del año 2018, supondría el 1,38% del consumo total de la industria en la comunidad, excluyendo de este dato al sector agroganadero, el mayor consumidor hídrico de la comunidad y de España. En comparación, los tres centros gastarían en total tanta agua como 10 hectáreas de cultivos de regadío. El consumo de los centros quedaría lejos de otras industrias hídricointensivas, como la papelera Saica o la planta de Stellantis en Figueruelas.
Así se extrae de la evaluación de impacto ambiental aprobada por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y autorizado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). La CHE dio el visto bueno tras pedir que se introdujeran "sistemas de drenaje sostenible que ayuden a minimizar los efluentes mediante colectores a su mínima expresión". Los centros de la nube de Amazon requieren del agua para el funcionamiento de los sistemas de refrigeración. Son enormes almacenes de datos, algo así como superordenadores que necesitan de un flujo constante de agua para evitar el sobrecalentamiento. En el caso de El Burgo de Ebro, la nave se nutrirá del agua del Canal Imperial de Aragón, cuya conexión con el polígono El Espartal II es directa. De hecho, AWS estudia lanzar tuberías a unas balsas para obtener un suministro directo y con menor riesgo de interrupción por fugas o roturas. Será en cualquier caso una solución de futuro, cuando necesiten elevar el consumo de agua al poner en funcionamiento un mayor porcentaje de operatividad. Para la primera fase, donde la región ibérica estará operativa en torno al 10% de su capacidad, están sobrados de agua.
"La gente empieza a ver con preocupación dónde se destinan sus recursos necesarios como la energía y vitales como el agua", apunta de nuevo Mar Hidalgo. Según concluye en su estudio, elaborado en un 'think tank' integrado en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), la solución pasa por mejores prácticas de eficiencia energética por parte de los operadores, ubicar las nuevas instalaciones en áreas con climas adecuados y bajo estrés hídrico y adoptar los servidores y equipos de almacenamiento, red y enfriamiento más eficientes en cuanto ahorro energético.
"La sostenibilidad que vemos en la comida, el agua o el planeta también debe llegará a los datos", sostiene. "Subir una foto a Instagram consume como tres bombillas encendidas durante una hora. Debemos ser más sostenibles en el uso de datos", concluye Hidalgo. Amazon Web Services no concreta cuál será la fecha de apertura de estos centros, pero si nada falla todo apunta a que lo hará antes de que acabe 2022. El rey de los datos sigue sin dar números sobre los trabajadores que se encargarán del mantenimiento de la infraestructura, aunque fuentes externas cuantifican que será unas 50 personas por centro la mano de obra directa, es decir, 150 en total. La única información a este respecto que aporta la compañía es la estimación de 1.300 nuevos empleos en diez años en toda España, según un estudio sobre el impacto económico de la nueva región de datos.
