El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

DEDICACIÓN VOLUNTARIA A SUS PUEBLOS

Ser alcalde a coste cero: "No es que no cobremos, es que a veces nos toca gastar"

Cuatro alcaldes explican a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN las claves de su trabajo en cada uno de los ayuntamientos

Charo Lázaro (centro) valora muy positivamente el trabajo junto a sus compañeros. EL PERIÓDICO

En Aragón, 471 alcaldes no perciben ningún tipo de prestación por ejercer su cargo. La mayoría de ellos, regidores en pequeños municipios de la comunidad, o no tan pequeños como Alcañiz, tienen en la política una forma de ayudar a sus localidades y mantener su identidad, y no una dedicación exclusiva. Vocación, conversaciones con amigos o peticiones vecinales son algunas de las razones que llevan a estos ciudadanos a pelear por sus municipios y mantenerlos bien presentes en el mapa. Con más satisfacción que contrariedad, cuatro de estos alcaldes explican a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN su labor y las claves para entender la política como un servicio a los demás.

Charo Lázaro (PSOE), Villarreal de Huerva: «Te sientes un amigo y un familiar más de casi todos los vecinos»

No todas las historias de los alcaldes de los municipios arrancan con la falta de relevo o como una suerte de herencia familiar. Para algunos, como Charo Lázaro, colaborar con el Ayuntamiento de Villarreal de Huerva es algo que lleva haciendo «toda la vida». Situación que no contentó a todos en sus inicios: «Cuando mi padre se enteró de que entraba en el ayuntamiento del pueblo, se tuvo que tomar un tranquilizante».

Superado el susto inicial, la historia de Charo es la de una mujer que huye de «la politización de los proyectos, sean cuáles sean» y que termina su jornada laboral para empezar otra: «Muchos días termino en el trabajo y a la media hora vuelvo a estar en el escritorio con asuntos del pueblo».

Importa poco el esfuerzo cuando se obtienen las recompensas. «La cercanía que te da tu pueblo no la puedes encontrar en ningún otro lado», expresa Lázaro, que ya considera a los habitantes de Villarreal de Huerva «amigos, casi como unos miembros más de nuestras familias».

Sobre la gestión, y la jornada en Villarreal, Lázaro tiene una máxima que considera innegociable para que todo siga saliendo hacia delante: «Veo normal el estar disponible en todo momento». Tanta es su atención por el municipio, incluso en los fines de semana, que la ausencia de movimiento le preocupa, como si de una madre se tratara: «Cuando nadie de Villarreal me llama el sábado o el domingo, me resulta demasiado extraño».

La vida en este pueblo de la Comarca de Daroca sigue su curso e, incluso, mantiene un crecimiento continuado en los últimos años. La inmigración, apoyada en las granjas establecidas en la localidad, ha hecho que instituciones tan añoradas como la escuela vuelvan a abrir sus puertas: «No hay cosa de la que me sienta más orgullosa que de poder abrir de nuevo la escuela infantil para unas familias que ya sienten el pueblo como suyo».

Y así, entre proyectos y atención, el «compromiso» con Villarreal es lo que define a Charo y a su corporación: «Hay que creer en los pueblos y pasar por la vida haciendo cosas buenas para todos los demás». 

Francisco Santolaria (PSOE), Alerre: «No es que no cobremos, es que encima nos toca gastar»

Agricultor, ganadero y, sobre todo, alcalde de Alerre. Francisco Santolaria lleva media vida, 24 años, dentro del ayuntamiento de su pueblo. Los últimos ocho, como la cabeza más visible. «Es un trabajo muy gratificante si te gusta trabajar para los demás», reflexiona el regidor.

Tanto tiempo dentro del grupo dirigente de Alerre le ha permitido conocer, de primera mano, los entresijos de una política que poco tiene que ver con los mítines y debates de la televisión. «En los pueblos hace falta un grupo de gente que dé un paso al frente y trabaje por ellos», cuenta un Santolaria al que su amor por Alerre le «tira mucho» y por el que «no me importa hacer cualquier cosa».

Santolaria lleva media vida implicado en el ayuntamiento de Alerre. EL PERIÓDICO

Sí que ha notado el cambio de actitud en la sociedad, antes más apegada a los municipios de origen de sus familiares. «Hace años era muy fácil encontrar a gente que se acercase hasta el pueblo para echar una mano, hoy es algo más complicado», detalla el alcalde, que agradece siempre a esos vecinos desinteresados que se suman a trabajar por Alerre, porque «cada uno hace lo que puede y a los que lo dan todo no se les puede exigir nada».

La queja de Santolaria se parece a la de muchos compañeros de cargo, hartos de la «enorme burocracia» que rodea a todas las administraciones. Esto hace que los grandes proyectos, «que son muy importantes para arreglar las necesidades del pueblo y generar resultados a medio y largo plazo», se vuelvan todavía más costosos por el tiempo que se tiene que invertir. Un tiempo, y unos recursos, que siempre salen del bolsillo propio: «No solo es que los alcaldes de pueblo no cobremos, es que muchas veces nos toca poner dinero».

Con la vista puesta en las próximas elecciones, Santolaria aún duda si volverá a presentarse, aunque admite «escuchar lo que le cuentan los vecinos de Alerre», a modo de precario sondeo. Sea o no reelegido, el compromiso no se negocia y los proyectos siguen fluyendo en su cabeza: «No quiero irme sin solucionar la pérdida de agua que el pueblo sufre desde hace años». 

Ignacio Martínez (Unidos por Allepuz), Allepuz: «Si ves que algo no funciona en tu pueblo, toca levantarse del sofá»

Algo no iba en Allepuz como le gustaría a Ignacio Martínez, su alcalde desde 2015. Por ello, formó su propia plataforma, Unidos por Allepuz, con la que cambiar aquello que no iba del todo bien: «Si ves que algo no funciona en tu pueblo, hay que levantarse del sofá y empezar a hacer cosas».

Tras una primera legislatura con cuatro concejales y una segunda con el ayuntamiento al completo –los cinco representantes– Ignacio cree que ha conseguido «darle otra vida y un nuevo espíritu al pueblo». Todo ello bajo un sentimiento de «unión», el cual considera fundamental para que los proyectos salgan hacia delante. Entre las acciones que más destacan, hasta ahora, son «la reapertura de la escuela o la creación de una nueva zona deportiva».

El impacto que tiene un alcalde en el día a día del municipio no se mide solo por las novedades. La cercanía es una de las claves: «La gente muchas veces no mide. He recibido muchas llamadas a las 22.00 horas un sábado», cuenta el alcalde, al que los vecinos le confiesan que «a esas horas no se atreven ni a llamar a sus familiares».

Ignacio Martínez, junto a los miembros de su corporación. EL PERIÓDICO

Un trabajo que dura 24 horas y que hay que intentar compatibilizar con «mi propia vida profesional y con el trabajo del secretario, una pieza fundamental en nuestros municipios».

Tras tantos años al frente del consistorio, Martínez no puede dejar de recordar una frase que le dijeron al comenzar su andadura: «Político es el que cobra de la política, los demás somos gilipollas, que encima ponemos dinero». Los gastos de desplazamiento o el tiempo invertido son, pese al esfuerzo, parte de esa «satisfacción, respeto y responsabilidad» ejercida como referente de Allepuz.

Con las elecciones a mediados de 2023, las dudas sobre si continuar con la misma candidatura siempre están ahí. «Nos gustaría que llegase sangre nueva, que hubiera relevo también en el Ayuntamiento de Allepuz», admite Martínez, que considera que todas las personas con un cargo de responsabilidad «se acaban amoldando al cargo, aunque sea un poco, y dejas de ver todo lo que veías antes y confiar mucho en la burocracia». 

Jesús Andía (PP), Trasmoz: «Ver cómo crece mi municipio es toda una satisfacción»

Jesús Andía tiene 50 años y es bombero de la Diputación de Zaragoza. Un trabajo complicado que intenta compaginar, cada semana, con su cargo como alcalde de Trasmoz. Ocho años al frente del consistorio le han valido para conocer cómo funcionan las cosas en la política municipal más cercana a los vecinos. 

«Lo primero que tenemos que hacer es eliminar el pensamiento de que todos los alcaldes de pueblo son gente mayor», advierte Andía, que fue uno de esos jóvenes que se implicaron «cuando el pueblo no estaba pasando por un buen momento».

Pero con los alcaldes y los miembros de la corporación no vale. Andía siempre recuerda la figura del secretario, que también hace las veces de interventor. «Siempre voy a Trasmoz los miércoles y los viernes, que son los días que tenemos al secretario», cuenta el alcalde, que califica como «vital» esas reuniones: «No juntarte con el secretario es perder una semana de poder hacer algo con la documentación». 

Andía tiene una dedicación constante al ayuntamiento de Trasmoz. EL PERIÓDICO

Y es que, para Andía, los formularios e informes son una de las cosas más tediosas en el día a día de la administración municipal. «Las grandes instituciones no viven en el mundo real, no saben qué pasa en los pueblos», asegura el alcalde de Trasmoz, que lamenta la gran cantidad de documentos que hay que presentar para algunas gestiones, que impiden «facilitar la llegada de nuevos a los pueblos o comprar nuevas casas». 

Porque para Andía la gente sí que quiere volver a los pueblos: «Se puede vivir perfectamente». En Trasmoz, de hecho, la población infantil ha vuelto a crecer, y cuentan con «autobús y comedor escolar gratuito». 

«Ver cómo crece el pueblo es toda una satisfacción. Si no hubiese resultados, a mitad de legislatura lo habríamos dejado», cuenta un Andía que admite que siempre está dispuesto «a sacar adelante mi pueblo». ¿Cómo resumiría su trabajo al frente de Trasmoz? «Orgullo, porque siempre me hizo ilusión ser alcalde; y una dedicación plena».

Compartir el artículo

stats