Tres profesionales del sector nupcial explican a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN cómo están haciendo frente a la subida de costes que provoca la inflación. Nuevas promociones, algunos productos en paquetes o, sencillamente, dialogar con el cliente son las soluciones que se encuentran. Todo para conseguir que, pese a la coyuntura económica, el día siga siendo el más especial de sus vidas.
Adela Alfaro: «El cliente entiende la subida de precios»
El centro de todas las miradas en una boda es el vestido de la novia. Más atrevidos o más clásicos, todos los comentarios se centran en ellos. La oscense Adela Alfaro se encarga de conformar el vestido soñado por muchas aragonesas. «Para mí el vestido de novia está fuera de cualquier tipo de tendencia, por eso no hacemos ninguna colección».
Aunque fuera de todos los patrones, Alfaro sí que tiene unos gustos propios que aplica en sus cortes y confecciones: «Las novias de nuestro estudio son clásicas, pero juveniles, con vestidos muy cómodos para que ellas disfruten de toda la velada».
Lo que sí está afectando a los vestido es la liberación de las fechas. Septiembre y mayo ya no son los únicos meses con bodas y cada vez más parejas eligen abril, octubre e incluso noviembre. «El vestido se transforma con el tiempo, porque no es lo mismo una novia en invierno que en verano», detalla la diseñadora, que valora que la novia de los últimos meses del año tiene «un estilo muy elegante».
Sea el estilo que sea, el precio ha subido en todos, en especial por culpa de los materiales. «Los costes básicos han subido casi un 15 por ciento, en especial por el aumento del precio de las telas», resume Alfaro. En las horas de trabajo no puede hacer una valoración, porque «cada vestido es un mundo y necesita un trabajo y una dedicación diferente».
Piezas de diseño, exclusivas y muy especiales, los vestidos de Alfaro son siempre «únicos y hechos para una sola persona». Por ello, y por la importancia de la cita, la diseñadora oscense ha encontrado la comprensión de sus clientas: «Todas entienden que la subida de precios no es voluntaria, sino por lo que hoy nos manda el mercado».
David García: «Los packs incluyen más productos»
En su cuarto de siglo fotografiando bodas, Almozara Fotografía ha vivido las revoluciones de lo digital y de los móviles con cámara. Pero nada como la pandemia. «Fue un parón absoluto de un año y medio, lo más increíble que hemos vivido», cuenta David García, que atesora ya una carrera de casi una década retratando parejas.
«La gente ya se ha olvidado de esa situación y vuelve a querer celebrar con los suyos un día tan especial», explica un García que intenta que cada pareja «tenga un recuerdo infinito de uno de los días más importantes de su vida».
Unas historias que hoy se cuentan con vídeo y, en muchos casos, con planos tomados a varios metros de altura. «La imagen aérea, grabada con dron, es un recurso que cada vez nos piden más matrimonios», especifica el fotógrafo, que cree que la implantación de la cultura audiovisual ha hecho que todos sus clientes quieran «vídeos muy trabajados, que se noten profesionales y no sean una simple recopilación. Quieren piezas completas que cuenten historias».
El aluvión que están viviendo en este 2022 los profesionales del sector se extenderá en 2023. Pese a que la inflación parece que se va a dilatar en el tiempo, las ganas de celebrar el amor siguen presentes en unas parejas dispuestas a hacer un esfuerzo económico.
Un hecho que comparten con profesionales como García, que también tiene que cuadrar sus cuentas con cada cliente. «Nos afecta porque nos han subido los costes, por lo que nos tenemos que ajustar», explica este fotógrafo, que parece haber encontrado una fórmula para contentar a todos: «Los paquetes que han subido sus precios incluyen más productos».
Cristina Cervero: «Intentamos ajustarnos al coste del papel»
Con Amore se adentró primero en el diseño gráfico y en la elaboración de tarjetas e invitaciones, pero ahora ya se dedica a organizar todos los pasos que necesita seguir una boda. «Hicimos el gran salto a mediados de 2019, por lo que te puedes imaginar cómo nos fue durante la pandemia», recuerda Cristina Cervero, su responsable.
Aunque ahora se encuentran implicados en todo lo que rodea a la ceremonia, el producto estrella siguen siendo sus invitaciones. «La gente quiere cosas sencillas y naturales, pero siempre personalizadas», analiza Cervero, que busca en sus trabajos «transmitir cercanía o dar un toque artesano». «Al final, las invitaciones son como las fotos y son las cosas que la gente siempre guarda», concluye.
El trabajo de personas como Cervero es clave para mantener la línea estética de todo el enlace, pero son cada vez más los novios los que saben lo que quieren en sus bodas: «Se busca una personalización muy alta y la gente está muy informada, porque vienen con muchos diseños que buscan por internet y en todas las redes sociales».
«Intentamos ajustar lo máximo posible nuestros precios, pero hay cosas en las que no se puede abaratar», lamenta Cervero, que encuentra en el papel la principal causa del aumento de precios: «Es lo que más ha subido, con diferencia».
En un análisis de todo el sector, esta diseñadora admite que hoy «todas las bodas son bastante caras, porque cada vez llevan más cosas». La solución, por ejemplo, es aprovechar citas como Nupzial: «Aquí estamos dando un 10% de descuento y durante el año siempre intentamos ofrecer otro tipo de ventajas».
