Nadie es ajeno a la inflación que desde hace meses descontrola los mercados nacionales. Los precios siguen subiendo y todos, desde vendedores hasta clientes, ya tienen elaboradas sus propias tácticas para evitar que el crecimiento de los precios golpee las economías de las pymes o de las familias.
A la tendencia actual del mercado se le suma, en poco más de un mes, la Navidad y sus grandes comilonas. Momentos para compartir con la familia, casi siempre en torno a una mesa, y en los que los aragoneses se atreverán a hacer un esfuerzo mayor para agasajar a sus comensales.
La mesa se suele abrir con un marisco que por ahora mantiene su precio. «La gente compra mucho carabinero, langostino de Huelva y gambones», enumera Mari Carmen Pedrazas desde su mostrador del Mercado Central. Pedrazas asegura que «hay mucho cliente que empieza a preparar la lista de Navidad en cuanto pasa la semana del Pilar», augurando unas mesas navideñas «con mucho marisco y con mucho plato de picoteo».
Todavía con los entrantes, Constantino defiende desde su charcutería que «el jamón sí que está manteniendo el precio», así como cree que las Navidades traerán el mismo cambio: «El cliente reserva esas fechas para comprar jamón ibérico, que siempre es un poco más caro». Aunque el embutido, en general, se mantiene, los lácteos sí que están sufriendo una intensa subida en los últimos tiempos: «Tenemos quesos a los que se les ha subido el precio siete veces en menos de cuatro meses».
Precios disparados
En el plato principal, las noticias no son nada buenas. Para los que prefieran carne, en el puesto de Lorvi advierten de que cada vez más clientes «se pasan a cortes más económicos, como el cerdo o el pollo». Y de la estrella de la Navidad, el ternasco de Aragón, mejor no hablar: «Hace un año lo vendíamos a 10,90 euros, hoy está a 18,90 euros y seguro que de cara a Navidad sube algo».
En los productos del mar, la incógnita llegará hasta mediados de diciembre. «No podemos negar que dependemos de las mareas y de esas últimas pescas antes de las fechas», dicen en la pescadería José Luis del Mercado Central, aunque tienen la esperanza de que el cliente aragonés respete su compra habitual: «Las comidas de Navidad son tradición y todas las familias quieren tener rape o besugo, y si no, una merluza de buen tamaño para que todos puedan comer».
Fruta y verdura, sin embargo, se dan de la mano para mantener sus precios, al menos por ahora. «Los alimentos de temporada contienen su precio, en diciembre subirá un poco y ya en enero se disparará, porque habrá menos género», resume Juan Pérez, conocedor por su experiencia de las tendencias del mercado. Por contra, Ignacio, de Los Pocholos, quiere esperar un poco para dar su veredicto, «porque el tiempo te puede provocar un destrozo en cualquier momento». Aviso para los amantes del tan popular cardo: «Está barato y si hay buena cosecha su precio bajará todavía más».
Al otro lado del mostrador, las cosas se ven de una forma similar. «Ya estamos encargando lo más caro, para evitar subidas», comenta Eladio, que admite que la subida de los precios de los alimentos ha hecho cambiar sus hábitos, por ejemplo, «sacrificando alguna salida los fines de semana».
Isabel, ya jubilada, calcula que algunos productos «han subido más del doble», pero la cena de Navidad «no la vamos a cambiar». Para Ricardo, la solución es la ya conocida: «Adelantarnos a la subida y encargar todo lo que podamos». Los precios, y el tiempo, dirán cómo de apetitosas son las próximas fiestas.
