La N-2 sigue perdiendo usuarios en su tramo aragonés desde que se liberalizó el peaje en la AP-2 el pasado 1 de septiembre de 2021. Aunque la sensación en el sector del transporte por carretera es que los profesionales estaban regresando a la carretera nacional ante la «falta de servicios y de salidas» de la antigua autopista, las cifras del Centro de Gestión del Tráfico Pirineos-Valle del Ebro lo desmienten.
En lo que va de año 2022, ni un solo mes refleja una recuperación de conductores respecto al año de referencia, 2019, cuando no había restricciones a la movilidad por el covid. Más bien al contrario. La pérdida del tráfico va desde el 62% en el mes de febrero, hasta el 74% (el máximo hasta ahora) en el mes de agosto.
Por tipo de vehículo, el volumen de los camiones que optan por la nacional también baja, aunque hay un resultado desigual mes a mes. Siguen casi duplicando, eso sí, al número de turismos que eligen esta vía para circular.
En enero, 22.635 turismos frente a 40.527 camiones. En febrero, 21.183 frente a 42.786; en marzo, 19.449 frente a 37.723. La foto cambia en los meses o periodos de vacaciones, cuando el volumen de vehículos particulares sube. Es el caso de abril (27.501 turismo frente a 38.752 camiones); julio (29.079 frente a 40.930) y agosto, cuando casi llega a equipararse el nivel de tráfico de unos y otros, lo que muestra la intensidad que soporta la vía: 33.680 coches por 37.957 vehículos pesados.
En septiembre y octubre, el ratio vuelve a ser prácticamente de la mitad de coches circulando que de camiones.
En términos absolutos, la N-2 ha registrado en lo que va de año 659.146 vehículos frente a los 2.173.228 del mismo periodo de 2019. Es decir, apenas conserva un tercio del tráfico que soportaba antes de abrir el peaje.
