LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

El atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza cumple 35 años a la espera de juzgar a Josu Ternera

El exdirigente de ETA, Josu Ternera, se sentará en el banquillo en enero de 2024 como autor intelectual | La Fiscalía de la Audiencia Nacional pide 2.354 años de prisión para el exdiputado de Herri Batasuna

Víctimas del atentado en el homenaje de este domingo por los 35 años.

Víctimas del atentado en el homenaje de este domingo por los 35 años. / ÁNGEL DE CASTRO

Hace 35 años la banda terrorista ETA decidió que su sangrienta y premeditada lista de asesinatos continuaría con la familia Pino, la familia Ballarín, la familia Capilla, las gemelas Miriam y Esther Barrera y su primo Ángel Alcaraz Martos. Once asesinatos y seis niños entre los asesinados. Fue tal día como hoy, un 11 de diciembre de 1987. Lo eligió ETA para salpicar de sangre y escombros la Casa Cuartel de Zaragoza, el peor atentado terrorista que ha llorado la comunidad aragonesa.

Pero la banda terrorista no solo decidió segar estas vidas. Otros tantos arrastran una pesadilla de la que no consiguen despertarse desde esa gélida mañana de diciembre, pues la Casa Cuartel era el hogar de medio centenar de familias y otros tantos estudiantes. Ahora esperan ver sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional a José Antonio Urruticoechea, alias Josu Ternera, como autor intelectual del atentado. No será hasta enero de 2024, casi 40 años después de haber decidido que la Casa Cuartel de Zaragoza se debía convertir en un reguero de sangre.

Ternera afronta 2.354 años de cárcel: 30 años por cada uno de los once delitos de asesinato consumados y 23 por cada uno de los 88 delitos de asesinato frustrado. Esta es la pena que solicita el ministerio fiscal al considerar que los máximos dirigentes de ETA, entre los que se incluye Josu Ternera, ordenaron la ejecución del golpe a sus autores materiales: los hermanos Parot, Jacques Esnal y Frederic Haramboure. Mientras que los tres últimos no volverán a pisar la calle al ser condenados a cadena perpetua, Henri Parot suma 4.800 años de prisión.

Así quedó la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza.

Así quedó la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. / JAVIER CEBOLLADA

Josu Ternera, de 71 años, fue arrestado en los Alpes franceses en mayo de 2019 en una operación policial franco-española que puso fin a su huida cuando decidió no acudir, por segunda vez, a una citación del Supremo para declarar como imputado por el atentado contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de la capital aragonesa. En aquel momento, el exdirigente de ETA ocupaba el cargo de diputado de Batasuna y era compañero de grupo parlamentario del actual coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi.

El coche bomba lo prepararon con 250 kilos de amonal y tres bombonas de acero cortadas

La realización material del atentado fue obra de dos etarras franceses, Henri Parot y Jacques Esnal, miembros del denominado comando itinerante. Josu Ternera está considerado por los investigadores como el cerebro del atentado en su calidad de miembro de la cúpula de ETA. El explosivo se colocó en un Renault 18 y los etarras huyeron, sucesivamente, en un Peugeot 205, un Renault 11 y un Ford Escort previamente preparado. El coche bomba lo prepararon con 250 kilos de amonal y tres bombonas de acero cortadas.

Henri Parot lo aparcó en la calle junto al cuartel y accionó el mecanismo de ignición, que la banda probaba en este atentado. Tras ello, salieron huyendo. Pascual Grasa, el guardia civil que más cerca estaba de donde estacionó, le advirtió que allí no se podía aparcar, pero en pocos segundos se dio cuenta de que aquello no era un estacionamiento inadvertido, cuando del coche comenzó a salir humo y el conductor salió corriendo hasta la esquina de la calle para saltar a un coche que le esperaba con la puerta trasera abierta, y al que se tiró en marcha. Tras ello, explotó.

Un agente de la Policía con una de las víctimas menores.

Un agente de la Policía con una de las víctimas menores. / ROGELIO ALLEPUZ

Ternera vivía desde hacía al menos seis meses solo en un refugio de montaña entre pistas de esquís cerca de la localidad de Saint Gervais les Bains, en los Alpes franceses, hacía deporte de forma continuada y llevaba en el momento de su detención 4.000 euros, según fuentes de la lucha antiterrorista.

Ahí se hacía pasar por escritor venezolano. Aseguraba que se llamaba Bruno Martí, según contó un guardián del chalé al pie del Ptateau de La Croix, en Saint Gervais, a un grupo de periodistas españoles. En el momento de la detención en un aparcamiento de un centro médico en Sallanches a manos de agentes de la DGSI francesa y del Servicio de Información de la Guardia Civil que le seguían la pista, ‘Ternera’ trató de explicar en francés que se trataba de un error para despistar a los agentes, aunque finalmente no ofreció resistencia y fue esposado. No iba armado.

De todos modos, la delegada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en Aragón, Lucía Ruiz, señala que «demostrar algo intelectual es muy complicado». «Nadie deja por escrito eso de vuela esta casa cuartel», relata Ruiz, aunque para ella es «blanco y en botella» porque Josu Ternera «era el jefe de ETA cuando volaron la Casa Cuartel». «Pero eso lo tiene que demostrar la justicia y para eso tenemos unos buenos abogados. Yo no quiero venganza, solo quiero que traigan a Josu Ternera y lo sienten en un juzgado. Creo que lo voy a pedir de regalo a los Reyes Magos. Y lo que decida la ley lo acataré como llevo haciendo toda mi vida», añade la delegada de la AVT en Aragón, víctima del atentado ya que residía en el cuartel desde que trasladaron allí a su padre en junio de 1977.

Ella tenía diez años y vivía junto a su padre Atanasio –natural de Mallén y destinado anteriormente en Santander, Pamplona y Vera de Moncayo–, su madre Lucía y su hermana Fátima, cinco años mayor que ella. Como todos los años, hoy comerán juntos.

"ETA sí que existe. No mata personas, pero mata conciencias. Ahí tenemos una sociedad enferma que homenajea terroristas"

«Las víctimas del terrorismo no quieren venganza. Lo único que queremos es memoria, que no se olvide lo que nos pasó. Que la gente no piense que ETA no existe porque ahora no mate, porque ETA sí que existe. No mata personas, pero mata conciencias. Ahí tenemos una sociedad enferma que homenajea terroristas», denuncia Ruiz, que apela a la educación en valores hacia los más jóvenes para que no caigan en el olvido unas páginas de la historia de España manchadas de sangre y odio.

«Para mí es memoria democrática y muy reciente además. No nos tenemos que ir a los Reyes Católicos ni 300 años atrás. Es que la tenemos aquí, a dos vueltas del libro de la historia», razona, a lo que añade: «En catequesis me enseñaron que el perdón sin propósito de enmienda no sirve de nada. No quiero que me perdonen y me da igual que se arrepientan».

35 años después todavía esperan a que la Justicia haga su trabajo. No por venganza ni por rencor, sino por justicia y memoria hacia José Pino, María del Carmen Fernández, Silvia Pino, José Ballarín, Silvia Ballarín, Emilio Capilla, María Dolores Franco, Rocío Capilla, Miriam Barrera, Esther Barrera y Ángel Alcaraz Martos. Fueron asesinados por el odio de ETA, de sus dirigentes y de quienes aplaudían sus atentados. Una tragedia.

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