MEMORIA DEMOCRÁTICA

Exhumada una fosa de 18 metros de largo en Gurrea de Gállego con 15 víctimas civiles

Una quincena de hombres y nueve mujeres fueron fusilados por balas franquistas el 29 de septiembre de 1936 | Los cadáveres estaban enterrados a apenas 60 centímetros de altura

Dos cráneos encontrados en la fosa, uno de ellos con dos agujeros de bala.

Dos cráneos encontrados en la fosa, uno de ellos con dos agujeros de bala. / JAVIER RUIZ / SERVICIO ESPECIAL

A lo largo de 18 metros se extiende la última fosa exhumada en Gurrea de Gállego, donde los restos de 15 hombres ejecutados por el bando franquista el 29 de septiembre de 1936 descansaban en fila de a uno. Conforme se alcanza el final de la línea, los huesos comienzan a estar apilados. No hubo ni sitio ni tiempo para cavar una sepultura digna a estos republicanos y anarquistas en plena guerra civil, por lo que fueron fusilados y enterrados a unos 300 metros del núcleo urbano.

La quincena de cadáveres fue enterrada a apenas 60 centímetros de profundidad. La cota fue tan baja porque «muy posiblemente fueron ellos mismos quienes cavaron la fosa», según la hipótesis más plausible que maneja el Equipo Arqueológico Forense de Aragón, conformado por Javier Ruiz, Cristina Sánchez, Ana Rubio, Ricardo Gayán y Miriam Gracia. 

Al hilo de esas publicaciones, ahora se sabe que un grupo de 15 hombres y nueve mujeres buena parte de ellos de filiación anarquista (con una enorme represntación en la zona) y sindicalista (la UGT tenía una fuerte presencia). Fueron ejecutados de noche: los varones, a unos 300 metros del pueblo, justo en la salida de Gurrea hacia lo que ahora es la autovía de Huesca; las féminas, aún más cerca de la localidad, cerca del lugar donde ahora se ubica una explotación de porcino. Eran jornaleros y agricultores, algunos de ellos familiares de unos milicianos que habían saboteado un ferrocarril franquista y habían huido a Francia. "Fueron con una lista de nombres, y al no encontrarlos, cogieron a los primeros que vieron", relata Ana Rubio, del equipo de arqueólogos.  

La fosa donde reposan los restos de las mujeres será una de las exhumaciones que próximamente llevará a cabo el equipo de arqueólogos, posiblemente el año que viene, de la mano de la asociación memorialista Arico, que también ha promovido estos trabajos, financiados por la Secretaría de Estado para la Memoria Democrática a través del Gobierno de Aragón. 

Los cuerpos fueron enterrados en fila a apenas 60 centímetros de profundidad.

Los cuerpos fueron enterrados en fila a apenas 60 centímetros de profundidad. / JAVIER RUIZ / SERVICIO ESPECIAL

La de Gurrea era una fosa conocida. Figuraba en el mapa de la memoria de Aragón porque se había publicado su existencia en varias ocasiones en revistas locales. Cuando Franco murió fue dignificada: los familiares colocaron sobre el lugar donde reposaban los restos una losa de hormigón con una inscripción en su memoria. Según explica Javier Ruiz, los huesos presentan muescas que evidencian «multitud de disparos», incluyendo «varios tiros en el cráneo» y también «un par de casquillos», algo poco habitual en este tipo de trabajos. 

Desde que comenzaron los trabajos, varios familiares se han acercado por la zona para que les fueran tomadas muestras de ADN y cotejar la identidad de cada uno de los cadáveres. En los próximos meses se conocerán los resultados finales, que darán fe del testimonio de los familiares recopilados por el equipo de exhumación.

La lista de ejecutados

Aquel 29 de septiembre de 1936 fueron asesinados Mariano Til Luna (31 años) y su padre, Mariano Til Polo (66 años). Eran el hermano y el padre del entonces alcalde de Gurrea, Ramón Til Luna, quien logró huir a tiempo. Sin embargo, su familia fue un objetivo desde un principio. Otro de sus hermanos fue también ejecutado por las balas franquistas y sus restos, hallados en una fosa perdida en mitad del monte que se exhumó en 2017.

Del resto, la mayoría de los ejecutados desempeñaban labores en el campo. Entre ellos se encontraba el matrimonio conformado por Antonio Pilacés Ramón y María Ibort Til (de 32 y 30 años, respectivamente), que fue asesinado aquella negra noche de principios de otoño, así como los hermanos José Viñau Bescós, de 31 años y soltero, y Manuel Viñau Bescós de 29, casado, con un hijo, y su primo, Vicente Viñau Bueno, también de 29 años. También se han hallado los huesos de José Sánchez Bescós (43 años), Leoncio Viñau Aranda (40 años), Jesús Tris Domeque (40 años), Jesús Laplaza (27 años), Julián Domeque Sarraseca (26 años), Francisco o José Vallés (55 años), Miguel Palacio Plasín (44 años y guarda municipal) y Jesús Sus Domeque. La decimoquinta víctima en esta fosa fue Antonio Tobías Ordobás, de 30 años, un ferroviario en Gurrea y sindicalista de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), pero natural de Zuera.