TESTIMONIOS

Los vecinos del barrio de Arcosur: "No sé por qué tenemos una imagen negativa"

EL PERIÓDICO habla con tres residentes que se muestran encantados, aunque reconocen "algunos carencias" de servicios

José Manuel Gilabert, uno de los primeros vecinos en llegar.

José Manuel Gilabert, uno de los primeros vecinos en llegar. / SERVICIO ESPECIAL

Iván Trigo

Iván Trigo

Una de las cosas que menos le gustan a José Manuel Gilabert de vivir en Arcosur es el «estigma» que persiste. «Dices que vives aquí y la gente se extraña. Una señora me llegó a decir que cómo podía vivir aquí en una casa sin terminar. No sé por qué tenemos una imagen tan negativa, como si estuviéramos fuera de la civilización. Y cuando te diriges a los políticos pasa lo mismo. Si pones una idea o una petición y dices que eres de Arcosur te tuercen la cara», asegura.

A Gilabert le dieron las llaves de su piso en diciembre de 2012. «Firmé en 2008. Me decidí a venir aquí por aquel entonces una vivienda nueva te costaba 300.000 euros. Y aquí en Arcosur con dos plazas de garaje, trastero y piscina eran 150.000», recuerda. Eso sí, su llegada y la de sus vecinos no fue fácil: «La promotora no nos dio copia de la escritura ni había luz ni agua. Aún tenemos trámites pendientes en el juzgado», cuenta.

Desde su llegada al barrio hace 10 años, Gilabert se ha implicado en la creación de muchas de las asociaciones que han surgido, hasta de la peña Los Arqueros. «Al principio todos éramos nuevos y todos nos conocíamos y ayudábamos. Era como un pueblo. Ahora cada vez viene más gente y se está perdiendo ese espíritu. En la peña, por ejemplo, hemos tenido que cortar el cupo porque somos más de 500 y no damos para tanto», explica.

«Estoy encantado de vivir en Arcosur. Antes vivía en el Actur y todo eran ruidos, tráfico y vecinos molestos. Busco la tranquilidad y si quiero irme de bares ya me iré dónde los haya», afirma Gilabert. 

"En 25 minutos estoy en plaza España"

Fue el 31 de octubre de 2012, hace diez años, cuando Trini Morales recibió las llaves de su piso en Arcosur. Su pareja, cuando aún no estaban juntos, había conseguido un piso VPA en el barrio que ya estaban pagando antes de entrar a vivir allí. Ella entonces vivía de alquiler, por lo que «por la fuerza, para dejar de pagar dos casas», se mudaron a Arcosur. «Pero no me arrepiento para nada», dice ahora Morales, que reside en una vivienda con sus dos hijos, de 15 y 24 años.

Los terrenos donde estará el colegio Ana María Navales, en el barrio de Arcosur.

Los terrenos donde estará el colegio Ana María Navales, en el barrio de Arcosur. / EL PERIÓDICO

«Mi hijo mayor está buscando piso para mudarse con su novia y lo están buscando en Arcosur, no te digo más», cuenta. Pero, ¿qué ventajas tiene vivir en Arcosur? «La tranquilidad. Los inicios fueron agridulces, es verdad. Cuando llegaba por la tarde a casa de trabajar es cierto que al no haber nadie en la calle me daba un poco de miedo, pero luego llegaba el sábado hacías una fiesta con amigos y podías hacer lo que quisieras porque no molestabas a nadie», recuerda la mujer, que en el pasado estuvo viviendo en Barcelona. «La diferencia es total, pero ahora veo que esto (Arcosur) es una maravilla», añade.

Ella misma se reconoce como una persona «muy nerviosa» y con tendencia a la «depresión», «pero desde que vivo aquí estoy mucho más tranquila», asegura. Morales, por cierto, no tiene carnet de conducir. «Es mentira que necesites el coche para todo. Trabajo en el centro y con la lanzadera y el tranvía en 25 minutos estoy en plaza España, afirma.

«Evidentemente», reconoce, faltan servicios en el barrio. «Una farmacia, un ambulatorio, un cajero...», enumera. «Pero por mí que no crezca mucho más el barrio», pide entre risas.

"Estoy encantada. Estoy muy feliz"

«Estoy encantada. Estoy muy feliz». Así resume Claudia Rubio su experiencia desde que reside en el barrio zaragozano de Arcosur, donde llegó hace 10 años. «Me tocó una vivienda de protección oficial. En Valdespartera estaba imposible. Eso sí, estuve 11 años esperando y siete pagando la casa antes de entrar a vivir. Eso no se lo deseo a nadie. Así que en cuanto pude mudarme me tiré de cabeza y ahora estoy muy contenta», insiste.

Rubio venía del centro, en donde residía hasta que se mudó a Arcosur. Y reconoce que no esperaba que fuera a adaptarse «tan bien». Cuando llegó al barrio no había ni árboles. «Los plantaron en la Cincomarzada de 2013. El bus lanzadera no funcionó hasta abril de ese año. Y la tienda abrió en mayo», recuerda la mujer.

Ahora reconoce que el barrio todavía tiene carencias. Un cajero, una farmacia... Y reclama una frecuencia de paso más corta del bus lanzadera que une el barrio con el tranvía y que les permite comunicarse con el centro de la ciudad. «Es lo que más reivindico. Si quieren que usemos más el transporte público tienen que mejorar las frecuencias», pide.

Eso sí, Rubio reconoce que no sabe si sin coche estaría tan a gusto en Arcosur. «Tenía a claro desde el principio que lo iba a necesitar. Aunque si me viera sin coche a lo mejor me acostumbraba también, no lo sé», dice.

Sobre Arcosur cuenta «que hay un montón de niños que dan mucha alegría» a las calles. «Casi preferiría que no creciera más el barrio, pero entiendo que tiene que seguir hacia delante», afirma.