Un estudio aragonés busca sustituir el bótox en la terapia contra el ictus

Alrededor de 115.000 personas sufren un ictus en España cada año, de los que unos 2.400 corresponden a Aragón. En más de la mitad, el accidente cerebrovascular deja secuelas discapacitantes o fallecen. Actualmente, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido este ataque. Y aunque depende de dónde afecte, es bastante frecuente la espasticidad (exceso de actividad muscular o músculos tensos y rígidos) en mayor o menor gravedad.

Para lograr mejorar el tratamiento, el grupo iHealthy del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) lidera una investigación, que recibirá una financiación de 755.000 euros para el periodo 2023-2025 de la convocatoria ERa-net Neuron a travées del Instituto de Salud Carlos III. Pablo Herrero también profesor del Grado de Fisioterapia en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza, lidera este proyecto desde Zaragoza, que consiste en comparar la efectividad de la punción seca frente a la alternativa farmacológica actual, la infiltración de la toxina botulínica.

Menos efectos secundarios

Este tratamiento es efectivo y «la punción seca también» pero nunca se han llegado a comparar y «salvo en algún centro privado, por lo general en los públicos se ofrecen las infiltraciones», señala Herrero. En el estudio, que comenzará en el primer trimestre del próximo año, no solo se verá la efectividad de ambos tratamientos «si no que se comparará el coste/efectividad porque la infiltración tiene un coste alto, y los efectos secundarios». En cuanto a lo primero, Herrero asegura que «no hay estudios que lo comparen», por eso, no puede afirmar la variación del coste, ya que la toxina depende de la farmacia y «hay que incluir el médico, la enfermera o las sesiones de fisioterapia», ya que son necesarias varias.

El grupo iHealthy del IIS Aragón recibirá 755.000 euros para el periodo 2023-2025

En cuanto a los efectos adversos son leves pero se quieren evitar. El más importante es que «el hecho de infiltrar puede provocar cierta atrofia» que se verá con una ecografía y permitirá «ver si la función seca tiene mejores efectos» ya que lo que hace es «romper las fibras de los músculos» para así evitar la excesiva actividad de estos.

Y es que la espasticidad «limita el movimiento» pudiendo generar dificultades o la imposibilidad de realizarlos afectando a la vida diaria. Esta secuela no es única del ictus pero es «necesario acotar» el espectro a tratar, pero se ha visto que si «es efectivo para el ictus también lo es para otras enfermedades como la esclerosis múltiple».

Con Canadá y Bélgica

El estudio se desarrollará durante tres años, aunque la intervención puede ser de alrededor de 18 meses ya que primero está la parte legal, luego hay que reclutar a los pacientes (serán tratados durante tres meses) y «como final del proyecto analizar los datos», señala Herrero.

El grupo iHealthy es el que lidera el proyecto ya que ya han trabajado en la punción seca para combatir la espasticidad con profesionales especialistas en fisioterapia invasiva pero «buscamos un consorcio que aportara valor en otros aspectos», señala Herrero, quien también cuenta con la colaboración de un grupo de ingenieros de la Universidad de Zaragoza, que trabaja en plantillas sensorizadas y otras técnicas.. Ahí también entra un equipo de investigadores de Canadá, que verán «los efectos que tienen en el sistema nervioso central, además de en los músculos»; y otro de Bélgica, expertos en mejorar «la marcha» ya que se considera que si un paciente tiene el músculo relajado lo mueve mejor y ese será el análisis con la tecnología belga.

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