Los productores temen que la garrafa de aceite de oliva llegue a acercarse a los 50 euros

La comercialización de aceites de oliva en España ya notó un descenso del 5% en los dos primeros meses de la campaña oleícola 2022-2023 respecto a la anterior, lo que representa una disminución del 10% si se toman como referencia las últimas cuatro campañas. Estos datos, publicados por la Agencia de Información y Control Alimentario (Aica), no han mejorado en las últimas semanas y las cifras relacionadas con el aceite de oliva no han parado de subir. Ahí nace un gran temor entre agricultores y productores, al comprobar que los precios, que ya están desorbitados, siguen al alza, lo que puede llevar a una disminución creciente en las ventas.

Explica David Andreu, secretario provincial de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) en Teruel, que ya «se está hablando de que puede llegar a 8 o 9 euros» el litro envasado. «O sea que una garrafa de 5 litros podría llegar casi a los 50 euros. Hace un año y medio estaba a 20 o 22 euros, es una auténtica barbaridad. Lo ideal sería que hubiese algún tipo de regulación porque esto es complicado para los agricultores, para el que va a comprar al supermercado... para todos».

En el campo aseguran que la bajada del IVA impulsada por el Gobierno central para los aceites de oliva (5%) «se ha notado en los precios lineales», pero en lo que se refiere a los productores «ya veremos porque lo que venden es aceitunas», dice Andreu, que cree que habrá que hablar con Hacienda «y mirar si hay que aplicar en las liquidaciones» ese recorte del IVA. «Entiendo que no, pero eso hay que matizarlo. En los lineales sí y en las almazaras entiendo que también».

En cualquier caso, los agricultores siguen haciendo «encaje de bolillos» para hacer frente a los disparados costes, «más aún porque en Aragón hay muchas zonas que tienen muy poca cosecha de oliva». Las tareas del campo, prosigue el de UAGA, «hay que hacerlas, pero los ingresos son escasos». El aceite, queda repetido, está muy caro, «pero si la cantidad de aceituna es muy baja, en muchos casos cero kilos, pues cero por 5 euros el kilo son cero. Es decir, que no hay ingresos».

Los factores que han llevado a esta situación son parecidos al del resto de sectores agroalimentarios. La guerra de Ucrania, el país que era el mayor exportador de aceite de girasol, provocó que el precio de este tipo de aceite marcase un mínimo en el mercado que sirvió como referencia para el aceite de oliva, que siempre estará por encima del precio de referencia del aceite de girasol al estar considerado como un producto mucho mejor para la salud.

Así que desde que estalló el conflicto bélico con Rusia, el aceite de girasol y los de semillas empezaron a sufrir un incremento de los precios que arrastró inevitablemente al producto de oliva.

«Subió primero el de girasol, la gente comenzó a comprar de oliva y este también subió. Además, la cosecha a nivel nacional no es muy buena. España tiene un nivel de producción de un millón y medio de toneladas y este año se va a quedar en 700.000 o 650.000. Es decir, la mitad o menos.

Otra causa determinante han sido los costes de producción, que han crecido por el aumento de los combustibles. «Los motivos que nos han traído hasta aquí son los mismos que han sufrido otros sectores. Empezamos con la crisis del covid, luego la guerra de Ucrania, la subida de los combustibles...». ¿Y la sequía? «En el Bajo Aragón nos hemos librado de la sequía. Puede que hayamos sido la única zona de todas. Salimos del invierno bien, llovió bastante en primavera y en veranos estuvo cayendo casi todas las semanas».

Sea como sea, el asunto no pinta bien ni en el campo ni en las estanterías de los supermercados. El precio del aceite de oliva terminó 2022 en unos niveles nunca vistos. El litro de este producto de la aceituna se vende en las almazaras del Bajo Aragón a precios que se acercan a los 7 euros. Y lo que es peor, no se espera que ésta sea la última subida de precios de la temporada. La bajada del IVA ha aligerado tímidamente los precios, pero a partir de mediados de enero el sector empezará a repercutir en los precios del aceite los incrementos en los costes de la recolección, que de momento sigue en el Bajo Aragón pese a la citada cosecha tan baja que da la temporada.

El responsable del olivar de UAGA va más allá. «Este puede ser el momento ideal para los consumidores que quieran comprar aceite y ahorrar». Es la última alerta, que deja claro que la última subida de precios, aunque no llegue hasta la barbaridad de los 50 euros, aún no ha llegado.