la otra cara de la educación

Un zaragozano que da clases particulares: «Los niños necesitan rutinas para mejorar»

El refuerzo supone también un alivio económico para los educadores

Guillermo considera que las rutinas son claves para la mejora educativa. | EL PERIÓDICO

Guillermo considera que las rutinas son claves para la mejora educativa. | EL PERIÓDICO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Guillermo Tejero, maestro de Primaria: "Hoy los niños leen menos en clase y no cogen el hábito"

Guillermo Tejero se encontró con su primer alumno gracias a sus primeras prácticas de la carrera de Magisterio de Primaria: «Un padre buscaba apoyo en dos asignaturas para su hijo y me ofrecí». Desde entonces, no ha dejado de tener a algún alumno pendiente de sus lecciones. «Siempre he hecho lo que me ha tocado», cuenta Tejero, que tiene como inicio a todo trabajo «una reunión con los padres, para conocernos más y tener claro qué queremos».

Especializado en los más pequeños de los colegios, este zaragozano da sobre todo clases de matemáticas y lengua. La segunda materia, para él, clave en la actualidad: «Trabajo sobre todo la lectura y la escritura, porque hoy los niños leen menos en clase y no cogen el hábito».

Descifrando como son sus clases, Tejero considera que es fundamental «dosificar los ejercicios e ir combinando las asignaturas, para evitar la frustración del alumno cuando algo no le sale bien».

Todo esta organización que mantiene con sus alumnos quiere que llegue a los aprendices, porque «tienen que acostumbrarse a tener rutinas para mejorar y tener todo más claro».

En la actualidad, Tejero cobra «10 euros por las clases y 5 euros por recoger al chaval en el colegio», una tarea añadida a su papel de profesor. En su caso, este zaragozano no tiene una tarifa marcada, sino que se adapta a cada familia: «Creo que es importante ver en qué contexto te mueves, conocer a los padres y actuar en función de cada uno de los casos».

Lucía Basterrechea.

Lucía Basterrechea.

Lucía Basterrechea (Graduada en Química): «Los alumnos buscan profundidad y tiempo»

Lucía Basterrechea es una veterana en las clases particulares. Desde hace tres años, no ha habido curso en el que no haya tenido varios alumnos a su cargo. «Cada año tengo a jóvenes distintos», cita esta joven zaragozana, recién graduada en Química por la Universidad de Zaragoza. 

Su entrada en este mundillo fue «por una agencia, que me ponía en contacto con los alumnos que buscaban los temas de los que yo sé». Tras esa primera toma de contacto con el sector, y con todo un curso de experiencia, decidió colgar un anuncio en una página web que es punto de encuentro de profesores particulares y potenciales alumnos: «Creas un perfil, escribes una descripción de lo que sabes y ya controlas tú todo lo que eliges». 

Especializada en alumnos de ESO y Bachillerato, Basterrechea da clases de «química, física y matemáticas». La tarifa ha crecido, como es lógico, al graduarse: «Empecé cobrando 10 euros la hora y ahora me muevo entre los 12 y los 15, en función del curso». 

Entre los casos que ha atendido en estos años, «aunque cada uno es de un perfil diferente», Basterrechea comenta que muchos alumnos «sienten que el profesor da los temas por encima y que necesitan algo más de profundidad y tiempo». 

Pese a estos comentarios de los jóvenes, esta profesora cree que «no es culpa de los profesores, porque en estas edades depende mucho de cómo el alumno quiere enfocar la materia». «Muchas veces lo único que quieren es tener a alguien encima que les obligue a hacer algo», termina Basterrechea. 

Aitor Rubio.

Aitor Rubio. / Jaime Galindo.

Aitor Rubio (Un año dando clases): «El niño reclama mucho estímulo audiovisual»

Aunque Aitor Rubio no concibe las clases particulares como un trabajo a largo plazo, no le desagrada esta actividad: «Estoy buscando más trabajo, pero es una buena forma de ganar dinero». 

Una idea en la que ya lleva inmerso algo más de un año, en el que le ha dado tiempo a dar clases de todo tipo. «Matemáticas, física, historia y lengua, pero sobre todo inglés, que es lo que más reclaman los padres», enumera Rubio. 

Casi tantas materias como alumnos han pasado por sus lecciones: adolescentes del primer y segundo ciclo de la ESO y más niños, de los primeros años de Primaria, han elegido a este zaragozano para reforzar lo aprendido en clase: «Todos mis contactos vienen por conocidos, gente en común que buscaba a alguien que dominase estas asignaturas». 

En este tiempo, Rubio ha percibido que las exigencias de los alumnos son más importantes que las de los padres y que las nuevas tecnologías son la primera de los aprendices. «Siempre voy con mi ordenador y aprovecho los recursos dinámicos que hay en internet para hacer más atractivas las clases», explica Rubio, que aprovecha también los vídeos, ya que «todos los alumnos quieren recursos audiovisuales que acompañen a la lección que toca ese día». 

Sobre el dinero, poco que decir: «Cobro 12 euros la hora desde que comencé a dar las clases». Y aunque insiste en que solo lo ve como un trabajo temporal, conoce casos de gente que lo ha convertido en algo fijo: «En casos contados, en los que se hace una buena agenda, puede dar para vivir». 

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