El Periódico de Aragón

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DIFERENTES PUNTOS DE VISTA

La voz de las enfermeras respecto a la eutanasia: «La ley no nos ha permitido una reflexión»

Marisa de la Rica, del Colegio de Enfermería de Zaragoza y presidenta de la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos, expone los motivos que llevan a objetar al personal de Enfermería a objetar

Una profesional toma la mano de una paciente, en una imagen de archivo. A. Rubiera

No solo objetan los médicos, también lo puede hacer el personal de Enfermería. Marisa de la Rica Escuín, vocal de Enfermería Geriátrica del Colegio de Zaragoza y Presidenta de la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL), tiene claro que los motivos y las razones que llevan a estas profesionales a objetar respecto a la eutanasia son varios y, desde su punto de vista, están justificados.

«En muchos casos, las principales razones derivan de la rapidez en la puesta en marcha de la ley. No se dio un tiempo de conocimiento, formación y comprensión del texto», asegura a este diario. «En tres meses, las personas ya podían solicitar la prestación. Es una ley en la que no se ha permitido una reflexión desde la profesión», considera.

«Quizás las enfermeras nos veamos como meras administradoras del fármaco que va a provocar el fallecimiento del paciente. Nadie entiende cómo nos podemos sentir después, cómo podemos seguir con el turno después de ese momento", dice Marisa de la Rica.

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Además, las consecuencias que tiene tomar esta decisión «no tienen vuelta atrás», por lo que esta profesional insiste en que adoptar una u otra postura es algo muy importante. «No tenemos modo de ensayar, de tener otra oportunidad», justifica.

Por otro lado, De La Rica expone que el texto de la ley «no habla» del rol de la enfermera durante el proceso, lo que genera también dudas en la participación. Sin embargo, la presencia de Enfermería es «segura» en el momento «crítico» de dar la medicación.

«Si el paciente decide que la prestación se realice en un hospital, puede ser que en el servicio donde se vaya a hacer la enfermera no conozca al paciente, ni el caso, ni haya estado con él durante el proceso deliberativo», explica. A esta situación se une, además, el trato con la familia. «La ley no contempla su atención y es muy posible que no estén de acuerdo con la decisión del paciente. Eso lleva a un momento muy complejo. Ahí la enfermera tampoco conoce a la familia para algo tan importante como es el acompañamiento en el final de la vida», argumenta De la Rica.

"La decisión no tienen vuelta atrás. No tenemos modo de ensayar, de tener otra oportunidad", recalca De la Rica.

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«Quizás las enfermeras nos veamos como meras administradoras del fármaco que va a provocar el fallecimiento del paciente. Nadie entiende cómo nos podemos sentir después, cómo podemos seguir con el turno después de ese momento», dice.

Por otro lado, De la Rica alude a esas relaciones «mucho más cercanas» entre profesionales y usuarios de las zonas rurales. «Es habitual que un equipo atienda a varios pueblos pequeños. En estos casos, las enfermeras temen ser las profesionales que realizan una eutanasia y que eso conlleve automáticamente una pérdida de confianza entre el resto de los pacientes que se atienden», explica. «Lo que quiero destacar por encima de todo es que hace falta investigar, desde lo cualitativo, esos motivos que hacen que las enfermeras puedan objetar. Es la única forma de tener una fotografía real de esto», insiste. 

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