EL CALENTAMIENTO GLOBAL

La sequía amenaza y la campaña de riegos arranca con restricciones

La reserva de agua está al 59% cuando la media de los últimos 5 años a estas alturas del año fue del 72% | La CHE reconoce que hay una situación «crítica» en los embalses de la margen izquierda en Aragón

Imagen reciente del embalse de Canelles, que comparten las provincias de Huesca y Lérida.  | CHE

Imagen reciente del embalse de Canelles, que comparten las provincias de Huesca y Lérida. | CHE / ignacio martín

Ignacio Martín

Ignacio Martín

Los datos de reserva de agua en la cuenca del Ebro son cada vez peores. Es más que una impresión, una realidad imparable en el actual contexto de calentamiento global. No ha sido diferente este mes tras conocer los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que informa de que la provisión embalsada en la Cuenca del Ebro es de 4.674 hectómetros cúbicos (hm3), el 59% de su capacidad total, según los datos facilitados por la propia CHE. Son 5 puntos menos que el pasado año, cuando llegó al 64% de su capacidad y aún peor en comparación con el promedio de los últimos 5 años (72%).

Es decir, en la misma fecha de 2022 la reserva se elevó a 5.101 hm3, ese 64% de capacidad; mientras que entre 2018 y 2021 fue de 5.769 hm3 y llegó al 72% del total. El mínimo de este quinquenio medido se produjo precisamente el pasado año.

Así, el almacenamiento actual de los embalses de la margen derecha es de 461 hectómetros cúbicos, el 68% de su capacidad. La reserva en esta fecha en 2022 era de 399 hm3 (59%). El promedio de los últimos cinco años ha sido de 412 hm3 (61%9, y el mínimo en este periodo se produjo en 2018, con 272 hm3 y solo un 40%. La propia presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Dolores Pascual, reconoce una situación «crítica» de la reserva de agua en la margen izquierda en Aragón, sobre todo en la oriental, mientras que es de normalidad en la derecha.

La cuenca presenta una situación de escasez, aunque no de forma homogénea, y mientras en la margen derecha en Aragón es «prácticamente de normalidad» y «se satisfarán sin problemas todas las necesidades y demandas sociales», en la izquierda «empeora conforme se avanza hacia el este».

El sistema de riesgos del Alto Aragón, con el Gállego y el Cinca, presenta déficit hídrico de unos 100 hm³ en Yesa y otros tantos en el Cinca que «habrá que gestionar con los regantes». No obstante, el abastecimiento a la población a través de infraestructuras gestionadas por el estado está garantizado, y también los caudales ecológicos. Además, el usuario del regadío tiene sus propios mecanismos, a través de sus comunidades de regantes, para ir restringiendo.

Así lucía el mismo embalse de Canelles hace un año. | CHE

Así lucía el mismo embalse de Canelles hace un año. | CHE / ignacio martín

El momento actual es importante. Marzo es determinante y se confía en que la primavera corrija la situación ya que con el comienzo de la campaña de riegos se producirá más demanda de agua. Dice la presidenta de la CHE que para afrontarlo ya se han ido adoptando medidas específicas «a través del seguimiento de los índices de sequía, la colaboración con las comunidades autónomas y los regantes, así como la inclusión de cupos o prorrateos que les permita ahorrar o cambiar los cultivos (fuera de Aragón) por otros menos demandantes de agua en aquellas zonas con peor situación».

En el último informe de la CHE se admite que prácticamente todos los regadíos empezarán las campañas de riego «aplicando restricciones, cupos o prorrateos de dotaciones». La situación es «especialmente grave en el Segre», donde los regantes están cambiando cultivos a otros menos demandantes de agua. En Aragón, no obstante, no hay que hacer reservas para agua de boca como ya ocurre en Cataluña con la difícil situación varias cuencas.

Según el último balance de la Aemet, las previsiones de lluvia no son buenas para los próximos meses. La tendencia cálida de invierno va a continuar durante la primavera

Según el último balance de la Aemet, las previsiones no son buenas en este sentido para los próximos meses. El conjunto del invierno en Aragón ha sido cálido, una tendencia que va a ser bien probable durante la primavera. En el cómputo del año agrícola (del 1 de septiembre de 2022 al 31 de agosto de 2023), hasta el 28 de febrero Aragón presentó un promedio de un 18% menos de precipitaciones y un carácter seco.

Las anomalías en cuanto a precipitaciones en este periodo presentan un déficit medio de 46 litros por metro cuadrado menos para el conjunto de la comunidad, mientras que el avance de la predicción estacional para el ciclo entre marzo y mayo establece que «lo más probable» es que el periodo sea cálido en este territorio.

Falta el deshielo

La nieve contribuye a que los caudales fluyentes a los ríos se mantengan más o menos altos y, de ese modo, contrarrestar los incrementos de demanda que supone a partir de ahora la campaña de riego. Esto permite que el ritmo de vaciado de los embalses sea un poco más progresivo y un poco más lento.

Por eso la reserva de agua y la nival se suman a la hora de calcular los índices de escasez, aunque la provisión de nieve tiene una representatividad más reducida, en torno al 20%. Además, hay que contar con fenómenos físicos que provocan que la nieve no llegue al embalse. En el caso de este año, las altas temperaturas provocan la sublimación, lo que efectivamente supondrá que parte de esa reserva no llegue en forma de agua a los embalses.

Según la Aemet, el descenso ha empezado demasiado pronto en 2023, por lo que es posible que en mayo o junio ya se lamente que no haya deshielo al haberse completado de forma prematura. Los expertos, no obstante, prefieren esperar hasta abril.

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