El camino hacia las urnas

Estampida en Ciudadanos

La designación como presidente de Carlos Ortas, una de las voces críticas del partido en los últimos meses, indigna a más de un centenar de afiliados naranjas, que se sienten traicionados y afirman haberse dado de baja

El nuevo presidente, Carlos Ortas, tras su intervención en el pleno de esta semana. | CORTES

El nuevo presidente, Carlos Ortas, tras su intervención en el pleno de esta semana. | CORTES / ignacio Martín

Ignacio Martín

Ignacio Martín

Vaya por delante que no hay cifras oficiales sobre el aspecto cadavérico que empieza a presentar el censo de afiliados de Ciudadanos, el partido que, sin duda, sigue empeñado en demostrar que hasta las cosas más graves pueden ponerse peor. No hay cifras pero sí voces. Muchas. Cuentan casi a coro que Cs se muere. Y se ve. Ni una sola de sus decisiones invita a pensar que pueda resistir a las elecciones del 28 de mayo. La última determinación, tomada desde Madrid por Pérez Nievas, el coordinador nacional de la formación, ha provocado un efecto estampida que descarna aún más su registro de simpatizantes.

Entre las familias de Zaragoza calculan que solo el jueves se dieron de baja unos 120 asociados, un número que supone más de un tercio de los militantes que han aguantado estoicos hasta esta primavera y al que, según distintas fuentes, proseguirán otros muchos en las próximas semanas cuando se empiecen a entregar las actas con el fin de la legislatura.

Los cálculos de los más pesimistas auguran que en el tramo final, con las elecciones a la vuelta de la esquina, «quizá queden solo 50 o 60 afiliados en todo Aragón». Evidentemente, ese volumen sería insuficiente para montar las distintas candidaturas. Ni con hermanos, tíos y primas armarían un proyecto digno si el citado augur fuese acertado.

¿Y por qué? Ha sido la respuesta a la traición lo que les ha movido, después de que desde Madrid se designase directamente a Carlos Ortas como nuevo presidente del partido, consecuentemente candidato al Gobierno de Aragón por Cs.

Ortas, diputado oscense en las Cortes de Aragón, formó parte desde los primeros días del movimiento SomosCs, la plataforma que exigía una asamblea general para abordar el futuro del partido y la salida inmediata de Inés Arrimadas. Es el mismo sector crítico que aún hoy defiende la convocatoria de unas primarias pese a que desde la dirección nacional se saltaron los estatutos renovados de su partido para ejercer el 'dedazo' y elegir a sus cargos por designación. Ahí se acabó la libertad de los liberales que, sin duda, no esperaban que uno de los suyos se arrimase al enemigo.

Ni refundación ni refundición, los nuevos Cs son como poco igual de incapaces que los anteriores. Y desde luego más torpes. Han querido edificar desde Madrid la nueva casa aragonesa y solo han conseguido desmoronar la escasa estructura que quedaba. Primero propusieron a González Barriga como candidato al Ayuntamiento de Zaragoza. Vista la revuelta inmediata, escondieron el nombre, silbaron como si nada hubiesen dicho y decidieron montar una gestora que debía profundizar en el pensamiento y el sentimientos de las distintas sensibilidades del territorio.

El posible candidato 8 Pérez Calvo charla en las Cortres con Lambán. | JAIME GALINDO

El posible candidato 8 Pérez Calvo charla en las Cortres con Lambán. | JAIME GALINDO / ignacio Martín

Pues bien, pasado el plazo, los siete miembros de este cuerpo entregaron conclusiones y nombres a la dirección nacional. Al parecer, ni caso. La gestora, que pensó primero en José Luis Saz para Cortes y luego se echó atrás, se ha diluido mientras el tal Pérez Nievas circulaba por vía propia y decidía convencer a Ortas y designarlo nuevo presidente.

Al mismo tiempo, le pedía a Pérez Calvo, el coordinador autonómico con quien sus diputados han mantenido una relación terrible en los últimos meses, que fuese el candidato al consistorio de la capital. Quedaron todos «perplejos», que así lo cuentan, al conocer la propuesta.

Las familias de aquí y allá juran y perjuran que hasta el mismo día que el partido lo hizo oficial nadie imaginaba el nombramiento de Ortas, que se afana en formar un equipo en cuatro días. Ardua tarea le espera por delante. Dice que tiene que coser, pero más que hilvanar debería agenciarse un soplete y soldar. Le ha estallado la revolución. En silencio llegó una cascada de bajas que anuncia el estertor.

La candidatura municipal

Ni siquiera está claro que Pérez Calvo acepte presentar su candidatura a la capital. Parece lógico. El panorama es desalentador e incluso los pocos fieles que le quedan al último líder liberal están pensando en aceptar también la derrota final del proyecto naranja.

A Pérez Calvo le recomiendan algunos cercanos que no acepte, pero es bien probable que se guarde un espacio para conocer la voz de la calle antes de rehusar. No sería la primera vez. En 2019 Fran Hervías, secretario de Organización de Cs, le dio a elegir entre el ayuntamiento y las Cortes. Este prefirió el florete a la navaja de Albacete y junto a Susana Gaspar y compañía logró unos excelentes resultados en las autonómicas. Pudo ser vicepresidente y hasta presidente de Aragón antes de que Albert Rivera llevase a su partido camino del precipicio por el que cae irremediablemente.

Aquella fue quizá la primera incoherencia de esta retahíla de chapuzas que ha dejado al partido moribundo. Hoy no se habla de posibles pactos con el PAR y sus confluencias, que por cierto tampoco están bien vistos desde la dirección nacional. Temen que alguna judicialización les salpique. Como si no estuvieran ya pulverizados.