prevención sanitaria

El grupo Canterbury se convierte en espacio cardioprotegido: «Actuar rápido es esencial»

Sus cinco locales cuentan con dispositivos y sus trabajadores han realizado un curso para saber utilizarlos

Un trabajador del grupo Canterbury aprende a hacer un masaje cardiaco.

Un trabajador del grupo Canterbury aprende a hacer un masaje cardiaco.

Eva García

Eva García

«Es una labor social interesante y no es muy costosa». Miguel Ángel Salinas, gerente del grupo Canterbury, ha convertido sus cinco locales en espacios cardioprotegidos de la mano del Instituto Aragonés de Cardioprotección. Además, todos los trabajadores de Canterbury, la discoteca Hide, GBN (Gabanna), Veltins Arena y La Cava Actur han recibido formación para realizar la maniobra de reanimación cardiopulmonar y en el manejo de los desfibriladores.

Salinas conoció el proyecto del instituto, y sobre todo le convenció saber que más de 1.400 aragoneses sufren cada año un paro cardiaco y alrededor de 900 fuera del ámbito hospitalario. «Es fundamental para prevenir secuelas y muertes», asegura Salinas, ya que con los desfibriladores se podrá atender «a nuestros trabajadores, clientes y también a quien le pueda ocurrir en la calle», quien hace hincapié en que «siempre que podemos hacer algo por apoyar estas causas, lo hacemos». 

Los trabajadores, en una clase.

Los trabajadores, en una clase.

Una vez dado el visto bueno, se instalaron los aparatos en todos los locales y los trabajadores recibieron formación, que se irá actualizando todos los años. El coste, en su caso, es de 70 euros al mes, con mantenimiento incluido y renovación en caso de uso. Además, los locales cuentan con certificados homologados y señalización de que allí existe un desfibrilador, que además está conectado a una central que da alarma cuando se ha utilizado o manipulado para que así esté siempre en buen estado.

Además de convertir a Canterbury, Hide, GBN, Veltins Arena y La Cava Actur en espacios cardioprotegidos, Salinas propone «que se sumen a esta iniciativa otros locales de hostelería y de cualquier otra índole», como pueden ser tiendas grandes, para lograr que «en todas las calles haya algún espacio cardioprotegido». De esta forma se conseguirá «evitar más de una muerte y también las secuelas que provocan los ictus o los accidentes cerebrovasculares, ya que «en estos accidentes es fundamental actuar con premura».

Suscríbete para seguir leyendo