Carmen, niña con altas capacidades intelectuales: «No soy una alienígena ni siempre saco dieces»

La calandina, que tiene 11 años y estudia 2º de la ESO, quiere ser actriz / Tiene dos hermanos, Miguel, de 8 años, con perfil emocional de altas capacidades; y Goyo, que también tiene signos

Carmen, durante unas vacaciones.

Carmen, durante unas vacaciones.

Eva García

Eva García

Carmen juega, estudia, tiene amigas, es curiosa, despistada, desordenada y «si tengo un objetivo en mente voy a por él», asegura. Tiene 11 años y quiere ser actriz (su favorita es Emma Watson) porque «siempre me ha gustado el cine», por eso da clases de improvisación y le dicen que tiene talento. Aunque como también «necesitaré un trabajo fijo», y será profesora de Educación Infantil. Carmen es una niña con altas capacidades y pese a su edad cursa 2º de la ESO en Calanda, localidad en la que vive con sus hermanos (Miguel, de 8, también con altas capacidades; y Goyo, de 4, aún sin evaluar), a los que define como «unos trastos». En el instituto le va muy bien, señala, aunque sus mejores amigos siguen en el colegio. Su asignatura favorita es Lengua y Matemáticas.

Supo de su reconocimiento de altas capacidades la primera vez que flexibilizó un curso (pasó de 3º de Primaria a 5º). «Me lo tomé como algo normal», reconoce con su voz de niña, porque «no soy una alienígena». A veces se siente incómoda, pero no muchas. Y pone como ejemplo cuando en su clase hablaban de las optativas para el año próximo «y me miraban como diciendo no todos somos tan listos como Carmen», explica. Eso no le gusta, ni siquiera que piensen que siempre saca dieces. En el boletín no ha suspendido ninguna asignatura pero este curso en francés (también se ha saltado 1º de la ESO) en un examen sacó un 4,8, pero con la ayuda de la profesora ha superado el 7. El próximo curso seguirá con francés aunque también le gusta robótica y la cultura clásica pero «economía no tanto».

A Ana Hostaled, la madre de Carmen, les avisó la tutora de la niña en 1º de Primaria porque les preguntaron si dormía bien porque lo hacía en clase. «Estaba ausente», cuenta. Se aburría, por lo que le enriquecieron las materias pero no fue suficiente. Al curso siguiente fueron a un psicólogo infantil, que evaluó sus competencias en matemáticas, creatividad, personalidad, etc. y él les confirmó las sospechas. «Hay que desterrar el mito de qué suerte porque fue algo preocupante» para la familia, señala Ana, porque «pensamos que requerirá una atención educativa especial y porque si vas a un psicólogo es porque hay un sufrimiento previo».

La evaluación en su centro educativo no llegó hasta 3º, un curso en el que «lo pasó mal», cuenta su madre y tanto ellos como la niña dieron el visto bueno al paso a 5º, que fue «maravilloso». Volvió a haber un retroceso en 6º y "la desconexión fue aún mayor»,: se olvidaba de los exámenes, perdía los libros, no tomaba apuntes... «y además sufría por ese mal comportamiento porque lo consideraba una falta de respeto».

Feliz tras el sufrimiento

Hubo una nueva evaluación y volvió a flexibilizar. En 2º de la ESO «ha encontrado su sitio. Toma apuntes y lo tiene todo ordenado». Incluso saca mejores calificaciones que en sexto y, sobre todo, «está muy feliz». Comparte clase con chicos de 16 y la diferencia es grande porque además es «bajita para su edad y lleva mochila de ruedas, pero dice que valora mucho su espalda y su crecimiento», cuenta. Además, no tiene teléfono móvil por lo que en el grupo de wasap de los compañeros «me meten a mí».

Carmen no es la única con altas capacidades en la familia. También Miguel (8 años), en su caso, perfil emocional de altas capacidades, más difícil de reconocer porque «no sacan buenas calificaciones». «El perfil es diferente» a su hermana y «muy duro». Miguel fue evaluado por un psicólogo infantil por sospecha de TDAH y por las discrepancias de los resultados y el antecedente de su hermana, lo descartaron tras y le hicieron las pruebas de altas capacidades

«Tenemos un adolescente en casa, porque no encuentra afinidad con los niños de su edad» y «por cualquier cosa estalla». Le encanta escribir historias, y antes dibujar, cómics y moverse. Y después llegó Goyo (4), con gustos diferentes a sus hermanos, que «solo tiene muñequitos de monstruos y le encantan las películas de terror, que hay que dosificar y la música heavy. Su vídeo favorito es Thriller» y ya en la guardería se disfrazaba de Michael Jackson, alguien a quien sus hermanos no seguían. A él todavía no le han evaluado pero «ya han dicho que muestra signos".

Los padres de Carmen, Miguel y Goyo han cambiado de trabajo «para poder estar en casa porque requieren mucha atención», y aunque «no los cambiaría por nada del mundo» tener unos hijos con altas capacidades «no es una suerte» porque necesitan atención educativa especial; pero una vez que «te toca» requieren mucha energía «y también dinero» porque si no requieren de medidas específicas en Aragón no son considerados acneae y no optas a becas ni subsidios.

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