EL NUEVO PARADIGMA LABORAL

¿Es una utopía trabajar cuatro días a la semana?

El Gobierno financiará con 9,6 millones de euros proyectos piloto para pymes en la industria. Los sindicatos y la patronal aragoneses creen que el asunto es complejo y debe estudiarse con seriedad

Un obrero trabaja en la construcción de un bloque de viviendas en Zaragoza.

Un obrero trabaja en la construcción de un bloque de viviendas en Zaragoza. / JAIME GALINDO

Nadie se lo termina de creer. Trabajar cuatro días, librar tres. Ni en la isla de Utopía que se inventó Tomás Moro en 1516 se pondrían de acuerdo para ponerla en marcha. ¿O sí? Por intentarlo que no quede. El Gobierno central publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una convocatoria de ayudas por valor de 9,6 millones de euros para que las pymes de hasta 250 trabajadores dedicadas a la industria pongan en marcha proyectos piloto para librar implementar la semana laboral de cuatro días. Valencia prueba desde esta semana el modelo durante un mes (con algo de trampa, pues los próximos tres lunes son festivos en la ciudad del Turia) para analizar el impacto en la vida de los ciudadanos. Y en Aragón... pues lo cierto es que pocos se lo creen. Hay que rebuscar entre las empresas más innovadoras para encontrar ejemplos.

Se le pregunte a los sindicatos o se le pregunte a los empresarios de la comunidad, la respuesta coincide: el tema no se está tratando con la seriedad que merece. El asunto es complejísimo, pues deben cuadrarse los servicios al ciudadano con el funcionamiento de sectores infinitamente distintos. En definitiva, como resume la presidenta de Cepyme Aragón, María Jesús Lorente, que «no vale el café con leche para todos, porque a unos les gusta largo, a otros corto, y a los últimos no les gusta directamente el café».

Sirva el ejemplo para una mejor comprensión. «No es lo mismo una empresa que da servicios 24 horas al día, siete días a la semana, que una industria con varias cadenas de montaje o una tecnológica donde todos teletrabajan», argumenta Lorente, porque «hay tantos sistemas de organizar la producción como empresas hay en Aragón».

De lo que no hay duda es de que el debate está en la calle. Hay casos de éxito que aplican el modelo en Aragón, como la empresa oscense de ciberseguridad IriusRisk, la startup Origen.bio o Telefónica, cuyos trabajadores pueden adherirse al programa de forma voluntaria. También Desigual lo está implementando, aunque a costa de reducir las condiciones salariales.

Precisamente es este aspecto el que divide la opinión de sindicatos y patronales. Para Pablo Castillo, el secretario de Acción Sindical de CCOO Aragón, la contracción de la jornada de trabajo semanal «no puede llegar a costa de una reducción de salario y tampoco puede ser en detrimento de un sobreesfuerzo». «La productividad no debe entenderse como un mayor desgaste del trabajador sino como una mejora de la organización. Debemos conjugar esos factores: menos tiempo de trabajo pero un igual respeto a la prevención de los riesgos laborales», continúa Castillo.

"Si se trata de reducir la jornada laboral en un 20%, el salario deberá hacerlo en la misma proporción"

No coinciden con esa opinión en la patronal de los empresarios CEOE Aragón. Explica su director general, Jesús Arnau, que si bien es una decisión a tomar entre empresas y trabajadores en cada caso particular y en la negociación colectiva, «si se trata de reducir la jornada laboral en un 20%, el salario deberá hacerlo en la misma proporción».

«Creo que casi cualquier persona a la que se pregunte dirá que querría trabajar menos, pero no si conlleva la consecuente reducción de salario. Seamos serios. Hay sectores y empresas cuya esencia misma requiere turnos de trabajo para cubrir la producción o el servicio continuo, sectores como los ligados al turismo y al ocio que donde trabajar y dar servicio el fin de semana es clave porque lo exige su naturaleza y el cliente, los consumidores. Es un tema demasiado complejo como para tratarse de la forma simplista que se está haciendo», argumenta Jesús Arnau.

A cuenta de no reflexionar sobre el asunto, muchos confunden la semana laboral de cuatro días con la reducción de la jornada labral. Sobre ello ponen el acento desde UGT Aragón, que defienden una demanda más amplia: «La jornada de 32 horas semanales puede conllevar una reorganización de los tiempos de trabajo, pero dependerá de muchas variables, como es la actividad económica, o la conciliación con la vida laboral y familiar, entre otros».

UGT, sin reducción de salarios

Así las cosas, el crucigrama debe resolverse para mejorar tanto la competitividad de las empresas como la conciliación laboral y familiar. La propuesta de UGT, remitida a la Comisión Europea, recoge que sea sin reducción de salarios y que el Estado establezca un sistema de incentivos a través de los fondos europeos. También se anima a la elaboración de planes de empresa que vinculen la reducción de la jornada laboral a la creación de puestos de trabajos adicionales, ligando las ayudas públicas a los mismos.

Y aquí entra en juego la convocatoria de ayudas del Ministerio de Industria y Turismo que publicó ayer el BOE. Los solicitantes deberán cumplir una serie de requisitos. Entre ellos está tener menos de 250 trabajadores y comprometerse a reducir durante un mínimo de dos años un 10% de la jornada sin que eso repercuta negativamente en el salario de los empleados. Este plan deberá afectar al menos al 30% de la plantilla si la compañía tiene 20 trabajadores o menos, y al 25% si supera esa cifra.

Esta iniciativa, que nació de una propuesta de Más País, está encaminada a mejorar la productividad del tejido empresarial español. El partido que encabeza Íñigo Errejón puso como condición la inclusión de esta partida en los presupuestos generales para dar su voto afirmativo a las cuentas del Ejecutivo.

Para comprobar su funcionamiento, proyectos pilotos como los promovidos desde hace un par de años Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania, Suecia, Lituania, Islandia, Portugal, Japón o Australia servirán para analizar el clima laboral y las cuentas de resultado de las empresas. O el de Valencia, que entre el 10 de abril y el 7 de mayo, aprovechando cuatro lunes festivos, analizará la productividad de las empresas para publicar datos en julio.

«El modelo está triunfando en empresas de más de 250 trabajadores porque a las pymes nos faltan recursos financieros y sobre todo humanos, es decir, manos. Que dentro de unos años haremos 36 horas y media en vez de 40 pues puede ser un objetivo, porque nos servirá para abaratar costes energéticos y de inmovilizado. Y eso sin tener en cuenta que el 98% de las pymes aragonesas tienen menos de nueve trabajadores. Esto es un ejercicio profesional ente trabajadores y empresas: una empresa de 3 trabajadores no puede doblar plantilla de la noche y de la mañana», argumenta María Jesús Lorente.

Entre la utopía y la prueba y el error arranca la semana laboral de cuatro días en Aragón. Es hoy apenas un esbozo, un sueño para muchos, una quimera para otros. Habrá que esperar a las notas de fin de curso.