EMANCIPACIÓN JUVENIL

Los jóvenes aragoneses ante la emancipación: "Sigo con mis padres para ahorrar todo lo posible"

Un par de veinteañeros repasan con EL PERIÓDICO este problemática a la que se enfrentan los jóvenes

Pedro y Cristina se emanciparon hace casi un año.  | EL PERIÓDICO

Pedro y Cristina se emanciparon hace casi un año. | EL PERIÓDICO / Por S. H. V.

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Pedro vive en su piso desde hace diez meses, cuando se mudó junto a Cristina, su pareja. La subida de los precios y la inflación del último año no habrían cambiado su situación, ya que valora que hoy también podría marcharse de casa. Tanto entonces como ahora, el ahorro de sus tres años trabajando bajo el techo familiar es clave. «Podría haberme ido solo, pero no tendría la posibilidad de ahorrar nada», reflexiona este joven zaragozano, que analiza el panorama de los emancipados aragoneses: «Irse solo es imposible. Los que consiguen independizarse es porque su familia tiene otra casa y se la deja, o porque comparten piso, sea con su pareja o con amigos».

Ese «colchón» que le ha permitido a Pedro iniciar una nueva vida no es infinito, y lamenta ver como «se acaba rápido, mientras te das cuenta de que los ahorros caen conforme pasa el tiempo». «Buscas todo tipo de fórmulas para ahorrar, pero acabas renunciando a muchas cosas para que se quede algo a final de mes», detalla este ingeniero zaragozano, que advierte que el análisis sobre las dificultades para emanciparse no puede quedarse en los precios del alquiler o de las hipotecas: «Junto a estos gastos llegan otros cotidianos, como la comida, la luz o el agua, que muchas veces no se explican en los informes sobre los alquileres».

Si el presupuesto es la razón principal por la que muchos jóvenes apuran su estancia en el hogar familiar, el mercado es la siguiente. «Conozco a muchos amigos que quieren emanciparse pero que no pueden hacerlo por las exigencias de algunos contratos», detalla Pedro, que siente que el alquilado no tiene mucho poder de negociación: «El mercado está hecho de tal forma que el arrendador sabe que puede rechazar a posibles inquilinos porque en poco tiempo tendrá otros que se ajusten a sus exigencias».

"Solo con la entrada ya te asustas, así que no me lo planteo en serio hasta dentro de tres o cuatro años"

Contento por su nueva vida junto a Cristina, Pedro ve este primer piso de alquiler como un trampolín hacia el futuro. «Tenemos en mente comprar y siento que con el alquiler estoy dejando el dinero en algo que nunca será mío», cuenta este zaragozano, que ve «imposible» efectuar esta acción en estos momentos: «Solo con la entrada ya te asustas, así que no me lo planteo en serio hasta dentro de tres o cuatro años».

La mejora de la situación laboral de Cristina y recibir una de las ayudas públicas para la emancipación hicieron más fácil un proceso que, pese a esta subvención, no es un camino de rosas. «Creo que hay varios caminos para mejorar la situación de los jóvenes y se deberían explorar», cuenta Pedro, que alerta de que estas ayudas no lo son todo: «Están muy bien, pero el esfuerzo económico sigue siendo importante, por lo que habría que pensar en otras cosas, como la regulación del precio del alquiler».

Sandra no se plantea alquiler y busca comprar un inmueble.  | EL PERIÓDICO

Sandra no se plantea alquiler y busca comprar un inmueble. | EL PERIÓDICO / Por S. H. V.

Sandra es una de esas jóvenes aragonesas que sigue viviendo con sus padres pero que tiene fichados varios pisos en los que le gustaría comenzar una nueva vida. Lo hará junto a su pareja, que también vive en el hogar familiar, y con el que tiene decidido comprar una vivienda propia, sin pasar por «el trámite» del alquiler.

«Es una situación a la que me enfrento desde hace varios años, porque llevo bastante tiempo pensando en irme de casa», relata Sandra, que lamenta que la raíz de la situación se encuentra en los malos primeros empleos que suelen tener los jóvenes en España: «Llevo más de diez años trabajando pero los primeros eran empleos muy mal remunerados, que es una circunstancia que muchos jóvenes tenemos hoy en día, porque es complicado encontrar cosas mejores».

"Los dos tenemos ahorros y es un desembolso grande, pero lo vemos como una inversión"

Con esta mochila negativa a cuestas, Sandra ha pensado bastante sobre la idea de emanciparse y, de primeras, se ve como propietaria de un inmueble. «La intención que tengo con mi pareja es de independizarnos juntos y por ahora hemos descartado la opción del alquiler, porque nos parece tirar un dinero», señala esta zaragozana, que valora como «interesante» la compra de una casa. «Los dos tenemos ahorros y es un desembolso grande, pero lo vemos como una inversión», explica. Su postura en favor de la compra es por la seguridad, ya que así tanto ella como su novio tendrían «un techo de por vida».

Pese a que lo tienen muy pensado no han podido dar el paso todavía. Sí que tienen identificado el principal motivo por el que siguen viviendo con sus familias: «Hemos notado que el gasto para comprar una casa ha crecido mucho en los últimos años», certifica Sandra. Este encarecimiento del mercado y la inflación en la que el contexto económico vive en la actualidad hace que estos dos jóvenes no encuentre en Zaragoza algo que se ajuste a lo que se pueden permitir y se acople a sus gustos. «Por todo esto vamos a seguir viviendo un poco más con nuestras familias, mientras ahorramos todo lo posible».

Hoy Sandra tiene su propio negocio dedicado a la cosmética y el cuidado personal. Como autónoma también ha notado ese encarecimiento: «Es difícil, porque han crecido todos los gastos y no puedes subir mucho los precios para que no descienda el volumen de trabajo», detalla Sandra, que investiga una fórmula para «seguir teniendo beneficios y poder seguir ahorrando un poco todos los meses».