LAS CONSECUENCIAS DE LA AUSENCIA DE LLUVIAS

La sequía obliga a los puertos a asumir un 50% más de mercancías

La falta crónica de estibadores elevará la presión sobre unas plataformas que ya tienen problemas. El sector del cereal fecha junio como «clave», pero se siente «acostumbrado» a la compleja situación

MIles de contenedores almacenados en el puerto marítimo de Barcelona, listos para cargarse en los barcos.

MIles de contenedores almacenados en el puerto marítimo de Barcelona, listos para cargarse en los barcos. / MANU MITRU

Es la sequía un fenómeno que, más allá de esas duras imágenes del agostamiento de las tierras, tiene forma de metástasis. La falta de lluvias y el calor impropio de la primavera seca los embalses, impide los riegos y agrieta la cadena agroalimentaria, ya de por sí frágil de nacimiento. La cosecha de cereal de secano será inexistente en Aragón y en el resto del país, lo que obligará a incrementar la importación de grano «entre un 30 y un 50%», cuestión que ejercerá presión sobre los ya tensionados puertos mediterráneos, que sufren de una escasez crónica de estibadores que se verá agravada este año. Y por supuesto, la suma de los factores alcanzará el último eslabón de la cadena: el bolsillo de los consumidores.

Es complejo hallar datos regionalizados, pero España consume unos 38 millones de toneladas de cereal al año, de los que la mayor parte se destina a piensos. Del total, unos 15 millones de toneladas son de origen exterior, es decir, que se importan, pero de acuerdo con los expertos consultados esa cifra crecerá este año hasta los 25 millones, puesto que la producción nacional se va a quedar en unos 13 millones de toneladas de grano debido a la sequía. Todo ese cereal, soja y girasol con el que se fabrican los piensos se traerá en su mayor parte por vía marítima, lo que pone en tensión a unos puertos en el Mediterráneo que deberán asumir el crecimiento exponencial de la afluencia de barcos sin apenas tiempo para prepararse.

Ante esta situación, la industria agroalimentaria aragonesa ha mirado directamente al puerto de referencia en el transporte de cereal de España: Tarragona. Desde la costa sur de Cataluña se movieron casi seis millones de toneladas de grano en 2022, la que fue su cifra récord tras un incremento del 26% respecto al año anterior representando un quinto del total de mercancías que se mueven los muelles tarraconenses.

Presión en los puertos mediterráneos

«Ha habido reuniones con la asociación de productores de piensos para anticiparnos a una posible crisis como la del final de 2022, pero están calculando todavía la magnitud de la situación. Nos hemos dado de plazo hasta mitad de mes, pero, en cualquier caso, mantenemos contactos con toda la cadena de suministro, sobre todo con importadores y productores de pienso para conocer la magnitud del problema», trasladan desde la autoridad portuaria de Tarragona.

«La improducción de grano nacional pondrá mucha presión para los puertos mediterráneos. Tenemos experiencias ya en los años anteriores, cuando el impacto fue muy severo en los costes de la cadena alimentaria. Es muy difícil hacer una estimación, pero que un barco no pueda descargar con normalidad supone en torno a 10.000 y 20.000 euros de sobrecostes», apunta Luis Villamayor, el presidente de AIAA.

Sin embargo, sufren desde hace un tiempo los puertos medianos como Tarragona, Huelva, Las Palmas o Gijón un problema de escasez de operarios que cargan y descargan las mercancías: los estibadores. Los conflictos laborales entre las empresas dedicadas a la carga y descarga de las mercancías (son ajenas a las autoridades portuarias) y los trabajadores han sido habituales desde hace décadas. Ahora, uno de los focos de la batalla es la flexibilidad de los convenios colectivos, pues los puertos se caracterizan por tener curvas de trabajo muy irregulares con periodos de una alta congestión de barcos con otros lapsos de mayor tranquilidad. Por ejemplo, la mayor cantidad del cereal extranjero llega a España entre noviembre y febrero, justo cuando la cosecha es menor en el país.

La escasez de mano de obra se verá agravada este año con la mayor entrada de barcos, una situación que desde la autoridad portuaria piden solventar antes de verano para no repetir el final del año pasado, cuando hubo barcos parados precisamente porque los estibadores ya habían cumplido su cupo de 1.800 horas anuales. Un dato para hacerse una idea: los barcos que llegan con cereal desde el Mar Negro suelen tener una capacidad de 30.000 toneladas de cereal, tardando los estibadores en descargarlos unos siete días de media. En el caso de los grandes navíos que llegan desde el otro lado del océano, como los que proceden de Estados Unidos, Brasil y Argentina, la capacidad alcanza las 70.000 toneladas, por lo que el tiempo necesario para descargarlos alcanza los 14 días.

El caso de Aragón

En Aragón hay unas 25 empresas de gran volumen que fabrican casi un 20% de todo el pienso que se produce en España. Buena parte de ellas están representadas en la Asociación de Fabricantes de Pienso de Aragón. Su presidente es Enrique Bascuas, quien destaca que los precios del cereal «se marcan sobre todo por la cosecha internacional». «Hay una expectativa de cosecha generosa en Europa, así que esperamos que por ese lado se mantengan estables», asevera Bascuas, quien señala el contrapunto de ese potencial atasco marítimo.

Marcan desde la asociación una fecha en el calendario: junio. «Tenemos que estar preparados con más medios para el comienzo del verano, cuando tendría que llegar esa cosecha nacional que la sequía se ha llevado por delante», explica Bascuas, que reconoce «cierta preocupación» aunque rápidamente añade: «Ya estamos acostumbrados, eh. El año pasado incluso se temió que no hubiera nada de materia prima con el atasco en los puertos y eso fue peor. No creo que lleguemos a esa situación este año».

En cualquier caso, el cada vez más complejo mapa geoestratégico que afecta de lleno a la economía urge a buscar soluciones. Dice Luis Villamayor que la clave está en facilitar a Aragón el acceso a los puertos «para garantizar el abastecimiento». Y eso tiene un camino más que eficaz: el ferrocarril. Añade que Aragón «ha estado volcada históricamente al Mediterráneo», siendo quizás ahora el momento «de empezar a mirar al Atlántico para diversificar el riesgo portuario». Todo ello sin descuidar a Francia, ese «granero del cereal» del que cada año llegan dos millones de toneladas transportadas en camiones que atraviesan los Pirineos.