El adelanto de las altas temperaturas, sumado a la extrema sequía que asola gran parte de España, ha conllevado un prematuro aumento de la proliferación de insectos en Aragón. Con un río Ebro que baja con poco caudal desde hace meses y con un calor inesperado ya desde abril, el aumento de los mosquitos, especialmente de la mosca negra, ha llevado a que las consultas por picaduras en Atención Primaria sean ya «casi el doble» que en el mismo periodo del año pasado.
En concreto, según datos del Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, hasta la semana 20 (del 15 al 21 de mayo) se han registrado 4.398 atenciones a pacientes en los centros de salud por picaduras. El umbral establecido para este 2023 se superó en la última semana de abril, cuando se registraron hasta 707 consultas, mientras que el pico tuvo lugar una semana después, en la primera de mayo, cuando se alcanzaron las 1.205 consultas en Atención Primaria.
No es de extrañar que por aquellas fechas se alcanzara el tope de picaduras de este año porque fueron días de mucho calor, sobre todo en la ciudad de Zaragoza, unidos a la ausencia de lluvias. La población salió más a la calle y, además, hubo una mayor afluencia de gente en las proximidades del Ebro debido a la celebración de las Fiestas Goyescas en la plaza del Pilar o The Champions Burger en el entorno de la Expo.
La ribera del Ebro no es sinónimo de una mayor presencia de la mosca negra. «Te puede picar en cualquier punto de la ciudad. Vuelan tranquilamente hasta 10 o 15 kilómetros desde el río», apunta el parasitólogo Javier Lucientes.
Eso sí, la ribera del Ebro no es sinónimo de una mayor presencia de la mosca negra. «Te puede picar en cualquier punto de la ciudad. Vuelan tranquilamente hasta 10 o 15 kilómetros desde el río. De hecho, me consta que la gente ha tenido picotazos en la zona del Parque Grande o en la plaza San Francisco», apunta a este diario Javier Lucientes, catedrático de Parasitología y Enfermedades Parasitarias en la Universidad de Zaragoza.
Falta de riadas
«Lógicamente, cerca del río es donde cría, pero no es necesariamente el lugar donde están», señala el experto. Desde su punto de vista, las temperaturas «benignas» ayudan a la proliferación de los insectos, pero hace especial hincapié en la «ausencia de riadas» durante el invierno como una causa fundamental del adelanto de la mosca negra en Aragón. «Al no haber riadas no se han arrastrado las algas, hay mucha vegetación superficial y ahí es donde más crían. Sin embargo, si viniera una corriente fuerte, el agua arrastra esa vegetación, la saca de la crecida y evita que se pongan los huevos», explica Lucientes.
De las casi 4.400 consultas en Atención Primaria registradas este año, más de 2.300 han sido solo en Zaragoza capital. Por sectores sanitarios, Zaragoza III (1.190) y Zaragoza II (1.122) son los que más atenciones tienen.
Según el histórico de datos, el incremento de las consultas por picaduras en los centros de salud empezó a detectarse a partir del 13 de marzo. Esa semana se dio un salto considerable de las 80 atenciones de la semana anterior a las 148. A partir de ese momento, los datos fueron al alza y se dispararon en la última semana de abril y en la primera de mayo. Después, se registró un descenso que se mantiene incluso ahora por debajo del umbral.
«Los mosquitos en general, y el tigre en particular, al no llover no han tenido lugar donde criar. No ha habido charcos ni agua estancada por las riadas, por lo que las atenciones que ha habido son básicamente por mosca negra», explica Lucientes. «Su picadura se identifica bien porque la reacción en la piel suele ser grande. La mosca negra corta la piel, no la perfora como el mosquito, y esa es la gran diferencia», apunta.
"En la ganadería hace ya más de dos meses que lo veníamos notando"
El adelanto estacional de las picaduras de insectos entre la población no ha pillado por sorpresa a Javier Lucientes, catedrático de Parasitología y Enfermedades Parasitarias en la Universidad de Zaragoza. El experto asegura que «hace ya dos o más meses» que vienen observando numerosas afecciones en la ganadería por mosca negra. «La cantidad de picaduras entre las ovejas, por ejemplo, ha sido espectacular. En marzo había algunas que no querían comer, que estaban como aplatanadas, y que se tiraban a la tierra para protegerse y no exponerse», cuenta.
Incluso, según Lucientes, «se agrupaban entre ellas» con el fin de buscar «resguardo» entre los cuerpos del resto de ovejas y evitar así los picotazos. «Buscan la protección de una forma increíble, sobre todo de la cabeza. Las moscas son muy molestas, pero además las picaduras tienen una reacción violenta que les afecta mucho», apunta el experto, profesor también en la Facultad de Veterinaria.
Precisamente aquí, donde cuentan con diversos animales para la formación y prácticas de los estudiantes, es donde vienen observando hace meses la presencia de la mosca negra. Por ejemplo, los caballos se muestran nerviosos por la molestia de las picaduras y constantemente agitan su cola para espantar a este insecto. «Podemos decir que la mosca negra pica al ganado prácticamente durante todo el año. A finales de enero ya veíamos alguna afección en los animales, aunque en pequeñas cantidades, pero ahí estaba ya. Para el verano la tendremos presente todos los meses», indicó Lucientes.
La zona de La Cartuja, el Burgo de Ebro y los entornos del río Gállego suelen ser los puntos donde más prolifera la mosca negra en Aragón. «Del azud hacia la ciudad de Zaragoza puede subir algo el nivel del agua, con zonas estancadas, pero realmente hay pocas zonas donde pueda criar en ese tramo», apuntó Lucientes.
De las casi 4.400 consultas en Atención Primaria registradas este año, más de 2.300 han sido solo en Zaragoza capital. Por sectores sanitarios, Zaragoza III (1.190) y Zaragoza II (1.122) son los que más atenciones tienen, seguido de los casi 500 del sector Barbastro. En detalle, las zonas básicas de salud donde más pacientes se han visto afectados se concentran en la ciudad de Zaragoza, con Las Fuentes Norte como punto de mayor actividad. Aquí se registran 180 consultas, seguidas de las 150 de Actur Oeste. La tercera posición es para Fraga, con 131 casos de picaduras, mientras que en Valdespartera-Montecanal son 116, 101 en Bombarda o casi 100 en María Huerva.
«El consejo, para evitar la picadura, es ponerse manga larga y pantalón largo porque la mosca negra es incapaz de atravesar estas prendas», apunta Lucientes, quien aboga por una «coordinación» de los ayuntamientos de la ribera del Ebgro y del Gállego para «tratar todo el cauce del río».
En cuanto al mosquito tigre, Lucientes apunta que "no lo tenemos en densidades apreciables" en Aragón. "En marzo y en abril ya deberían haber aparecido, pero no se aprecia apenas. En Zaragoza está muy localizado, por ejemplo, no es un insecto que vaya a generar complicaciones", indica.