Elecciones Generales

Como locos a por los votos

Los ciudadanos que se van de vacaciones durante las elecciones del 23 de Julio llenan las oficinas de correos estos días para informarse sobre el voto no presencial.

Los ciudadanos se lanzan a pedir el voto por correo.

Los ciudadanos se lanzan a pedir el voto por correo. / Andreea Vornicu

Judit Macarro

Judit Macarro

Calor en verano y, de nuevo, en las urnas. Un tsunami de de ciudadanos inunda estos días las oficinas de correos tras el anuncio del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el adelanto de las elecciones a el 23 de julio. Nadie quiere prescindir de sus vacaciones, por lo que para poder disfrutar de unos días tranquilos en la playa, el pueblo o incluso fuera del país, los españoles se han puesto las pilas en la elección del voto y han hecho fila en correos para poder ejercer su derecho como ciudadanos.

Hasta el 13 de julio se ha abierto el plazo para pedir el Certificado de la inscripción en el Censo Electoral y, aunque se puede hacer de manera online, las oficinas de correos no han parado de recibir a votantes con miles de dudas. "Tenemos prohibido hablar sobre la votación por correo a la prensa", explica una de las trabajadoras de Correos en el Paseo de Fernando el Católico, "pero si te diré que desde el lunes ha venido muchísima gente a informarse".

En la fila de la pequeña oficina Carmen, una señora mayor de 65 años, espera a su turno para poder resolver sus dudas. "¿Pero cuándo me van a mandar la solicitud?", pregunta indignada por que "estaré de vacaciones las primeras semanas de Julio". Y, tras enterarse de que será a partir del día 3 del séptimo mes del año, añade: "pues nada habrá que volver de propio por que no se seguro si estaré en el domicilio para recogerlo".

Apunto de entrar en Correos, Alfonso, quien tenía planeada una escapada al pueblo en esas fechas menciona que para él "no es mucha molestia el hacerlo por correo". Pero, sí que espera "no tener que volver de propio" ante la posibilidad de que le toque en la mesa electoral. Con los papeles de la solicitud rellenos se coloca en la fila junto a sus dos hijos, que disfrutan alegremente de un Chupa Chups.

Se acumulan las dudas ante el voto por correo.

Se acumulan las dudas ante el voto por correo. / Andreea Vornicu

La mesa electoral es una obligación de la que los jubilados, apasionados del veraneo, se salvan. Pero, para ellos, el problema está en el papeleo y la dificultad de la brecha digital. "He venido de propio a preguntar", explica Rosa quien se pelea con la máquina de tickets para poder hacer fila. Otros, como una pareja de mayores que están apunto de entrar en la oficina, ven "un poco" complicado el proceso. Pero "no tenemos que molestarnos más, lo mandaremos por correo y no nos afecta a las vacaciones", explica la mujer mientras su marido asiente.

Para los jóvenes, como María de 22 años, lo de adelantar la fecha le puede fastidiar sus vacaciones en la playa. "Espero que no me toque mesa, pero lo de enviar el voto por correo me parece una solución perfecta", menciona cruzando los dedos. Todo lo contrario a la opinión de Inés, una señora que sale de Correos con el papelito amarillo en la mano, quien desconfiada sostiene que con todo "el rollo de la compra de votos" que ha habido estas últimas elecciones, "no sé yo si esto de enviarlo por correo es muy fiable".

Carmen y Marta, que llegan quejándose del asunto, están con "un cabreo de la leche" por el adelanto electoral. "Si nos llaman para mesas se nos joden las vacaciones porque nos vamos fuera de España" explican. Y es que, ya son muchos los viajes, retiros e incluso campamentos que van a tener que ser modificados, como es el caso de Alba, veinteañera, que se va como monitora de campamento la semana de las elecciones y está pendiente de saber si "tendremos que adelantar la acampada o mandar el voto por correo".

El meter el papelito en la urna o en una carta, para la gran mayoría, parece ser que no tiene mayor complicación. Lo que sí está claro es que este cambio de fechas ha hecho acelerarlo todo y, si no locos, los ciudadanos se están poniendo, cuanto menos, nerviosos por votar.