hasta el 24 de junio

El ‘espíritu tigretón’ celebra sus 50 años en Zaragoza

El club de tiempo libre de Atades muestra su trabajo en el Centro Joaquín Roncal / Unas 250 personas participan actualmente en las actividades

Diversión 8 Varios asistentes al Joaquín Roncal observan las imágenes. | JAIME GALINDO

Diversión 8 Varios asistentes al Joaquín Roncal observan las imágenes. | JAIME GALINDO / eva garcía

Eva García

Eva García

A Vanesa Franco lo que más le gusta del club de ocio y tiempo libre Los Tigres de Atades es «lo bien que me lo paso» con las actividades que organizan a lo largo de la semana y también de los fines de semana. Para dar a conocer su trabajo, este viernes han inaugurado una exposición en el Centro Joaquín Roncal de la CAI, que podrá verse hasta el 24 de junio. La muestra sirve además para recorrer la trayectoria de este club de ocio que cumple este año su 50 aniversario.

A través de imágenes se respira ese espíritu tigretón que dan ganas de vivir. Los miembros de Los Tigres (ahora hay unos 250 socios de entre 16 años «hasta el infinito», señala José Ramón Roldán, director de Proyectos y Servicios de Atades) participan en talleres de percusión, de danza, van a la piscina, a la playa, bailan, sonríen y buscan el equilibrio con dos dedos de las dos manos unidos.

Todo eso es lo que le gusta a Vanesa. A sus 41 años, disfruta de los juegos, del karaoke, en el que interpreta a Antonio Orozco, que es su cantante favorito; de los talleres de cocina, de artes plásticas y de zumba. «Me gusta todo», insiste; y de hecho asegura que Los Tigres se han convertido en su «segunda familia», donde comparte tiempo con sus amigos. Está esperando además que se celebren las colonias de verano y, si puede ser, ir como el año pasado a la playa, «donde montamos en barco, salimos por el pueblo», etc.

Photocall 8 Unos usuarios se hacen una foto cerca del Tigre. | JAIME GALINDO

Photocall 8 Unos usuarios se hacen una foto cerca del Tigre. | JAIME GALINDO / eva garcía

Javier Tierte acude desde hace unas semanas a «teatro». Le gusta, sobre todo, «salir de la residencia», pero además también actuar porque «me salen las palabras», asegura.

El objetivo de Los Tigres es «vivir y disfrutar de la vida a través del ocio y el tiempo libre inclusivo»

Decenas de personas, de usuarios del centro, de alumnos de colegios y familias se reunieron en la inauguración de esta muestra que sirve también para reconocer la labor de los voluntarios que hacen posible que los Tigres puedan disfrutar de un tiempo de ocio. En recuerdo de los que fueron, de los que están y de los que no, la tercera planta del Centro Joaquín Roncal se ha llenado de huellas que llevan hasta las imágenes. También está la mascota, un tigre que hace 50 años fue elegido por los propios usuarios «de forma asamblearia», reconoce Roldán.

Ahora son 250 los que acuden a las actividades, pero en sus 50 años de vida han sido «miles y miles»; incluso se atreve a decir una cifra: «entre participantes, técnicos y voluntarios me atrevería a decir que casi la mitad de la población de Zaragoza», explica.

El objetivo en este medio siglo de vida no ha cambiado: «Vivir y disfrutar de la vida a través del ocio y el tiempo libre inclusivo», señala el director de Proyectos de Atades. El ocio es «fundamental» para cualquier persona porque facilita «su equilibrio emocional». En el caso de Los Tigres, la programación, los talleres, las excursiones, las colonias o la danza pretenden «sacar las capacidades de las personas; no hay discapacidad ni limitaciones, sino la capacidad de disfrutar y transmitir vida y calidad de vida».

La exposición es el reflejo histórico y vivencial que «alimenta esa familia tigretona». Roldán se convirtió en un tigre allá por 1992 cuando entró como voluntario. En este tiempo ha cambiado mucho la sociedad. Entonces «había más asistencialismo, más protección y mucha limitación de movimientos, pero a pesar de todo, entonces ya había ese espíritu inclusivo, reivindicativo y dinamizador». La sociedad actual está «más concienciada y la administración da más recursos, aunque nunca suficientes» para el ocio, que es «tan importante como la inserción laboral». Además «la persona tiene la voz para elegir su futuro», explica.

También hay reivindicaciones; sobre todo de recursos tanto para las personas más autónomas, que requieren espacios adecuados como para los más dependientes, que «tienen más necesidades». Pero también es necesario más capital humano porque «los voluntarios son clave para este servicio». De ahí que tengan los brazos abiertos a «aquellos que tengan ganas de vivir» y de transmitir ese espíritu tigretón.

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