CAMINO DE SANTIAGO

El albergue de Canfranc y los 11 restantes del Camino Francés a Santiago vetan las maletas para "preservar la esencia" de la ruta

Camino Francés Federación señala que el camino peregrino "requiere esfuerzo, templanza y sacrificio para realizarse de la forma tradicional"

Maletas y mochilas a las puertas de un albergue.

Maletas y mochilas a las puertas de un albergue. / CAMINO FRANCÉS FEDERACIÓN

EP

Los doce albergues del Camino Francés Federación (CFF) a Santiago de Compostela, que tienen como modelo los hospitales de peregrinos medievales, no admitirán, a partir del 12 junio, más maletas en sus instalaciones y tienen previsto acometer después del verano homogeneizar el orden de prioridad para la ocupación de las camas y otros servicios.

Se trata de los albergues gestionados por las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago y localizados en Estella, Los Arcos, Canfranc, Logroño, Navarrete, Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Astorga, Foncebadón y Ponferrada.

Según han explicado desde el Camino Francés Federación, el objetivo es "proteger la esencia" de esta ruta, "un camino peregrino que requiere esfuerzo, templanza y sacrificio para realizarse de la forma tradicional", además de que las asociaciones de amigos del Camino de Santiago, algunas con 1.000 años de historia, desean protegerlo "del contagio turístico del peregrinaje y la banalización de la tradición jacobea".

Asimismo, el CFF ha aseverado que la proliferación de transporte de maletas y mochilas "está siendo cada vez más impactante en los últimos tiempos" por lo que en los albergues de donativos o públicos no se admitirán maletas "a no ser que sea por causas médicas muy muy concretas" e insisten en la "carga simbólica" de las mochilas para un peregrino.

Camino Francés ya está realizando los trámites pertinentes con las empresas encargadas de transportar las maletas y mochilas de los peregrinos.

Estos albergues, que siguen la filosofía de la propia red de hospitales medievales dependientes de las órdenes monásticas, o de iniciativa episcopal o monárquica, atendían, desde los primeros tiempos, las necesidades básicas de los peregrinos. Ahora son las organizaciones civiles, como las de Amigos del Camino de Santiago, o eclesiásticas las que se hacen cargo de la misma función.