La intensa labor de Cáritas en toda España es gracias a la financiación privada que recibe a través de las donaciones y el caso zaragozano no es diferente. Sin embargo, desde hace un tiempo, las cuentas no cuadran en la organización en la capital aragonesa y parte de su nueva campaña está destinada a captar nuevos socios e interesados en ofrecer algunas aportaciones. En la misma memoria en la que ayer Cáritas analizaba su trabajo hecho a lo largo del 2022 en la provincia zaragozana, la asociación presentó el resultado de sus cuentas durante el pasado ejercicio.

Esas cuentas reflejan que los ingresos de Cáritas ascienden hasta los 6.421.057,64 euros y sus gastos se elevan hasta los 7.389.095,16 euros. Una tabla que genera un resultado negativo de 968.037,52 euros, casi un millón de euros, lo que provoca que la organización sienta cierta «incertidumbre» en el medio plazo, tal y como confirmaron Carlos Gómez y África Serrano, director y secretaria general de Cáritas Zaragoza, respectivamente.

El propio Gómez detalló que hace unos años Cáritas recibió una donación por una herencia «muy cuantiosa» y es lo que ha permitido a la organización seguir actuando en los últimos tiempos, «pero esta herencia se está acabando y no podemos esperar a que aparezca otro gran movimiento como este». De esta manera, Gómez llamaba a la solidaridad de la sociedad aragonesa para intentar hacer un esfuerzo solidario con el que contribuir al buen hacer de la organización que preside.

La respuesta social, pese a la petición de Gómez, es importante, ya que un 30% de los ingresos que percibe Cáritas llegan por los socios y usuarios de la asociación, además de un 34% que llega por aquellas personas que dejan sus herencias y legados a Cáritas. Frente a ello, tal y como comentó Gómez, las aportaciones de las administraciones públicas oscilan «entre un 16 y un 18%, en función del año», lo que les permite, en palabras del director de la asociación, «ser libres e independientes para señalar y criticar aquello que no nos parece que funciona del todo bien».

En esa línea, tanto Serrano como Gómez exigieron a todas las instituciones públicas «una mayor colaboración para ayudar a las personas en riesgo de exclusión social» y criticaron que, en algunas ocasiones, se limiten a las fronteras de sus departamentos: «Hay actuaciones que no pertenecen a un solo departamento y que deberían coordinarse entre varios para que haya una mejor gestión de los recursos y una mejor respuesta a las personas que lo necesiten».

Llamamiento a las administraciones

Como ejemplo, Serrano citó el problema que en ocasiones se da en las urgencias hospitalarias de Zaragoza, cuando una persona sin hogar recibe «el alta hospitalaria pero no el alta social», ya que no tiene ningún sitio al que ser desplazado con la ambulancia. «Nos llaman a nosotros porque Cruz Roja no sabe a dónde llevarle y nosotros tampoco podemos hacer mucho», comentó Serrano, que instó a las administraciones a tener un plan para este tipo de circunstancias: «Una mejor actuación, más coordinada, permitiría ahorrar muchos recursos, dejar camas libres en los hospitales en cuanto sea necesario y mejoraría la calidad de vida de las personas atendidas».

Muestra del cambio en el modelo de financiación de estas asociaciones, Cáritas ha intentado adaptarse a los nuevos tiempos con opciones como el crowdfunding, un modelo de financiación muy habitual en internet que se centra en determinados proyectos. Así, por ejemplo, Cáritas pudo reparar la casa de una familia en un pueblo de la provincia de Zaragoza, como ya adelantó este diario el pasado mes de noviembre. La asociación ha restaurado hasta cuatro casas repartidas por diferentes municipios rurales de la provincia.