ENTREVISTA | CONTRACORRIENTE SANITARIO Y DIVULGADOR

Héctor Castiñeira (Enfermera saturada): "Los sanitarios no pedimos ser héroes, pero sí respeto"

Héctor Castiñeira, 'Enfermera Saturada', con su último libro.

Héctor Castiñeira, 'Enfermera Saturada', con su último libro.

El enfermero y divulgador Héctor Castiñeira, conocido en redes como Enfermera saturada, presenta este lunes (19.00 horas) en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza su último libro, La sonda del viento, una nueva ración de realidad sanitaria envuelta en humor.

Que lleve tantos libros de esta serie de Enfermera saturada, ¿habla bien de su creatividad o mal de la precariedad sanitaria que le inspira?

(Ríe) Habla un poco de todo, es cierto que el hospital es fuente inagotable de inspiración porque estos libros no son solo de anécdotas, sino del día a día de la profesión, de forma crítica, aunque se cuente con humor. Con el humor se pueden decir cosas muy serias. Por ejemplo, la odisea de aparcar cerca de los hospitales, que también la sufrimos los sanitarios pero es especialmente sangrante para los pacientes, que tienen que dejarse un dinero para acudir a un servicio público al que además no van precisamente por gusto. O el tema de la televisión en las habitaciones, que se puso gratuita durante la pandemia pero en cuanto acabó volvió a ser de pago, cuando para muchos es la única forma de evadirse de la enfermedad... 

Ya que nombra la pandemia, ¿cómo llevan los sanitarios lo de dejar de ser «héroes» populares una vez que esta pasó?

El problema realmente es que pensamos que no hemos aprendido nada, no se ha reforzado el sistema sanitario ni para pandemias ni para situaciones similares pero cíclicas, como la gripe, que pasa todos los años. Nosotros estamos lejos de ser héroes, nunca lo hemos pedido, pero sí queremos respeto en nuestro trabajo, y sin embargo aumentan las agresiones a sanitarios que creo que están relacionadas con el desprestigio, incluso como campaña organizada, de la sanidad pública. Pasa mucho en Urgencias, cuando tienes que esperar, o en las pruebas de especialidades, que tardan, y en seguida oyes, «esto en la privada no pasa, y encima os quejáis»; lo primero, yo siempre digo que si te hacen esperar en Urgencias, alégrate, eso es que lo tuyo no es grave. Y lo segundo, hace poco leí una noticia de una mujer que fue a dar a luz a un hospital privado, porque tenía seguro, y tuvo que ir corriendo al público al descubrir que su seguro no lo cubría. En la pública no se va a mirar si el tratamiento se cubre o no, ni lo que cotiza el paciente. Por eso todos deberíamos defenderla, ya no a los sanitarios, sino el sistema.

Se pronosticaban muchas bajas por depresión y estrés tras la pandemia, ¿las ha habido?

Muchas, también es parte del problema de que «no hay médicos». Lo que pasa es que mucho personal está de baja, y otros han abandonado la profesión, es preocupante. Un estudio reciente del Consejo General de la Enfermería reflejaba que el 46% de las enfermeras se irían hoy mismo si pudieran, y un tercio no hubieran estudiado Enfermería, si fuera ahora. Lo ves en los compañeros, la pandemia ha dejado mella en todos. Al final el problema no es que no nos guste la profesión, lo que no gusta es ejercerla en estas condiciones, con un 42% de temporalidad. Así pasa que el 98% no nos sentimos reconocidos ni esperamos nada de los políticos.

¿Le satisface al menos como divulgador poder dar a conocer los problemas del sector?

Me da muchas alegrías, creo que se da otra visión de la enfermería. Antes lo habitual era que salieran los médicos en los medios dando consejos de salud, pero la prevención, los hábitos, es precisamente lo que hacemos en enfermería. Se va desterrando la visión de la profesión como «ayudante del médico» o «la que pincha». 

¿Ha sufrido represalias laborales por dar a conocer esta precariedad?

Bueno, es cierto que algo ha habido, a veces no gusta que se denuncie la precariedad en primera persona. Yo llevo más de 500 contratos encadenados y no soy ni mucho menos un caso único.

Decía al comienzo que no es un libro solo de anécdotas, pero alguna habrá... 

Bueno, hay un capítulo especialmente curioso sobre las muestras de orina y heces; yo he visto una auténtica vitrina de los horrores de recipientes en los que han traído muestras. A mí me vino una señora con una muestra de orina en un bote de mermelada, y muy orgullosa además de haberlo limpiado con Fairy antibacterias, mucho mejor que el tubo esterilizado que le dábamos. También he llegado a ver una en un botellín de cerveza. Cuando piensas que lo has visto todo, esta profesión siempre te sorprende.

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