“Me llamo Javier y soy alcohólico. Lo digo para acordarme”. Así inicia un usuario de Alcohólicos Anónimos la conversación cuando se le pregunta por su historia personal de adicción al alcohol y su relación con la asociación, que este sábado celebra su 88º aniversario (a nivel mundial) con un encuentro en Sariñena.
Empezó a beber “muy joven”. El primer día, con 12 años, “ya me emborraché”, cuenta. Estuvo un año sin probar el alcohol y con 13 volvió a ingerir alcohol y volvió a emborracharse, cuenta este aragonés a sus 55 años. Reconoce que su familia, en este caso, su mujer, “se dio cuenta del problema pero yo no”, él no pensaba que lo fuera, pero ella le puso las maletas en la puerta de casa. Ya no podía más.
Javier bebía “para todo, para ir al banco, para hacer cualquier cosa, tenía miedo” y ese miedo se iba cuando tomaba alcohol; ahora, “como alcohólico, soy débil y casi todo me hace daño”, señala. Y añade: “si por ejemplo me dices tonto… empiezo a darle vueltas por qué me lo dices”. Pero ahora no lo toma.
Él estuvo en varias asociaciones que le “salvaron la vida” pero aún así “y veía que me faltaba algo”. De hecho, dejó de beber durante un tiempo pero, un día se tomó un vaso de vino y recayó otra vez. Por eso, es consciente de que “el alcoholismo no tiene cura ni hay una pastilla mágica. Se puede detener, como dice la OMS, pero no curar”, asegura. Seguía notando que le faltaba algo y, tras estar en Proyecto Hombre, alguien le habló de Alcohólicos Anónimos y se acercó a un grupo. Tenía entonces 42 años (ahora, 55). Para Javier, se trata de una “enfermedad física, mental y emocional”. A las dos primeras “ayuda la medicina, porque nos quita la ansiedad” pero faltaba el interior. Eso lo ha encontrado en Alcohólicos Anónimos, que “te enseña a vivir sin alcohol, que no es fácil, lo parece pero no lo es”, porque cuando “estamos bien”, sin beber, de repente sales a la calle y “te preguntas, '¿ahora cómo vivo yo?”.
En su caso, lo está haciendo, vive sin alcohol, lleva una vida “normal, con mis defectos”, explica. Vive con su mujer, que “me comprende” y sus hijas, con los problemas del día a día; unos problemas que “antes solucionaba bebiendo y ahora, estando sobrio, pienso en qué puedo hacer”. Reconoce que se “ahogaba” en el alcohol, aunque para él era “una droga puente”, ya que le llevó a tomar otras sustancias, y engancharse a tragaperras y el bingo.
En estos momentos, gracias a sus compañeros, “me encuentro en una sobriedad continuada”. Y esa experiencia es la que quiere contar este sábado en Sariñena, a las 11.00 horas, en la sede de la Comarca de Monegros. Ante el alcoholismo “hay solución”, explica, porque “el alcohol mata”, unas veces por enfermedad, otras por accidentes…
Charla entre amigos
Alcohólicos Anónimos nació en 1935 cuando dos hombres, William Griffith Wilson conocido como Bill W y Robert Holbrook Smith como el Dr. Bob, “no podían dejar de beber pero se dieron cuenta de que conforme iban hablando se olvidaban de su obsesión por beber”. Cuando estaban juntos no tomaban alcohol.
En estos 88 años los grupos siguen haciendo el mismo trabajo. La asociación está “abierta a todo el mundo, a todo aquél que cree que tiene un problema con el alcohol y quiere dejarlo”. No se pagan cuotas sino que se trata de “formar comunidad, de compartir enseñanzas”. En cuanto uno llama a la asociación (976293835 o 627222500) se pone en marcha el mecanismo; se le identifica y se le pone en contacto con uno de los grupos que hay en Aragón. En Aragón hay actualmente 18 grupos en Aragón (unos 115.000 en todo el mundo), 7 están en la ciudad de Zaragoza y 4 en su provincia, en concreto, en Borja, Tarazona, Tauste y Daroca (este es el último formado); cuatro están en Teruel, de ellos 3 en la capital y uno en Sarrión, además de otros tres en la provincia de Huesca, uno en la capital y otros dos en Monzón y Sabiñánigo. El próximo que se abrirá es el de Ejea. Asegura que Alcohólicos Anónimos "no está en contra del alcohol" pero explica que el que tiene azúcar no como pasteles, y el que no puede tomar alcohol no debe hacerlo.
El acto de este sábado, que se ha organizado en Sariñena --“vamos a sitios donde no nos conocen y así abrir tentáculos--, se ha hecho en colaboración con Al-Anon, una asociación de familiares, “paralela a Alcohólicos Anónimos”. Juntos intentarán seguir creciendo, “ayudando al que sufre” y “pasando el mensaje” de que se `puede vivir sin alcohol.