Huesca

Crónica de un día de fiesta en San Lorenzo

Los oscenses llenan las calles de Huesca de verde, blanco e ilusión por las fiestas

Almuerzos 8 Mincho y sus amigos ayer.  | ANDREEA VORNICU

Almuerzos 8 Mincho y sus amigos ayer. | ANDREEA VORNICU / j.m.r

Judit Macarro

Judit Macarro

zaragoza

Como todos los nueve de agosto, los ciudadanos de Huesca se visten de blanco y se colocan la pañoleta verde antes de salir de casa para disfrutar de sus fiestas, las de su patrón, San Lorenzo. Algún atrevido incluso cuelga de la prenda esmeralda un ramo de albahaca, llenando la ciudad de su aroma.

A los oscenses no les importa madrugar en San Lorenzo. Son días de fiesta, de celebración, y "eso no supone ninguna pena", aseguraba Juan, uno de los primeros en pisar la calle.

Eran las ocho y media de la mañana, todavía se disfrutaba del fresco antes de que el ardor de la multitud laurentina llenara la ciudad y la ola de calor disparara los mercurios. A esas horas eran pocos los que se asomaban por las calles pero a ese silencio matutino le quedaban pocos minutos de tregua. 

Con el reloj rozando las nueve, en los bares comenzaba el jaleo. Comenzaba la hora del almuerzo tradicional.

En la calle Padre Huesca los primeros jóvenes llenaban la zona de risas y alegría. Entre ellos, Mincho, de 23 años, aprovechaba las primeras horas hasta el último minuto porque "trabajo en las barras de las calles durante estas fiestas". Para él, San Lorenzo es "una semana muy especial porque la ciudad se llena de personas de distintos lugares".

Un par de mesas más abajo, Gala empezaba las fiestas con sus amigas en el bar La Corralaza. Muy animada, la joven resumía su semana laurentina en "fiesta, toros y dormir cuando se pueda". Una idea que también compartían los oscenses más mayores, porque un grupo de comensales bromeaban con que este año aguantarían "hasta que el cuerpo aguante".

El sol, cada vez más alto en el cielo, avisaba a los fiesteros que se acercaba la hora de saludar a su Santo. Apurando las últimas migas se levantaron y marcharon hacia la iglesia San Lorenzo. Este año, la tradición se llenó de lágrimas y emoción ante la puesta del pañuelo a manos del pequeño Enol, que se subió a la plataforma en honor a su madre (fiel peñista de Los Que Faltaban que falleció este año).

Tras este emotivo inicio, los oscenses se secaron las lágrimas y continúan con el programa del día. Tocaba subir a la catedral, donde se espera hasta que el reloj da las 12.00 de la mañana para iniciar oficialmente la semana de San Lorién.

A una hora del lanzamiento del cohete, la plaza del chupinazo ya estaba a rebosar de jóvenes tirándose vino y cantando con los amigos. Tic, tac, tic,tac... La alcaldesa, Lorena Orduna, se asoma al balcón del ayuntamiento junto con la concejala de Fiestas, Nuria Mur. Esta última, entre sollozos de emoción intenta terminar el pregón, para lo que le ayuda su compañera acompañándole en el grito de "¡Qué viva San Lorenzo!". Esa fue la señal para el pastelero más dulce de Huesca, Raúl Vernal, que prendió la mecha del cohete iniciando las fiestas.

Todavía con toda la semana por delante, los ciudadanos ya tienen todas sus ilusiones puestas en este año que, por lo que parece, "¡va a ser genial!", exclamó Lorena, en plena celebración en la plaza de Los Fueros. Al ritmo de el himno a San Lorenzo, que resuena en los altavoces, los jóvenes levantan sus vasos para brindar por "un San Lorenzo más todos juntos". 

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