El fin de las vacaciones suele traer consigo dos hábitos. Por un lado, apuntarse a un gimnasio o recuperar la rutina de acudir, si se había abandonado. Y, en segundo lugar, ponerse a dieta. El objetivo: perder los kilos ganados en el periodo vacacional. Sin embargo, el ejercicio en exceso y sin supervisión, así como recurrir a una de las muchas dietas milagro, que prometen resultados impactantes en poco tiempo y sin apenas esfuerzos y pueden conllevar riesgos para la salud y que se engorde con más facilidad al dejar el régimen.
"Se buscan soluciones rápidas y, como hay mucha desinformación y la industria vende productos milagrosos que se pueden comprar sin receta, la gente prueba porque la obesidad es la enfermedad más compleja del siglo XXI", reflexiona Cristóbal Morales, endocrino y vocal de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
También es habitual el aumento de consultas a los profesionales aragoneses. "Son picos que ocurren en septiembre, enero y en Semana Santa con vistas al verano", asegura Alba Santaliestra, presidenta del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Aragón. Son momentos de "tengo que ponerme las pilas..."; aunque también reconoce que el perfil de los pacientes que llegan a la consulta no son los de "dietas milagro sino que estos suelen hacer más consultas online".
Según el estudio Las dietas milagro en España, efectuado por la Fundación Mapfre en colaboración con la Academia Española de Dietética y Nutrición, 2 de cada 10 españoles reconoce haber probado alguna de esas dietas que prometen resultados espectaculares en poco tiempo, porcentaje que asciende al 45% cuando se les pregunta si conocen a alguien de su entorno que haya seguido un régimen de este tipo, por lo que hay más gente que las hace de lo que reflejan las encuestas.
El público diana suelen ser mujeres, jóvenes y población con bajos ingresos y nivel educativo. El 81% de quienes confiesan que han seguido una dieta milagro también reconocen haber hecho entre una y tres en los últimos años.
Es decir, hay gente que se pasa buena parte de su vida de dieta en dieta. La presión de los cánones de belleza es grande y el índice de obesidad y sobrepeso de la población española, también. Y eso que el citado estudio indica que 8 de cada 10 encuestados piensa que seguir una dieta milagro conlleva riesgos para la salud, mientras que el 90% afirma que no funcionan.
De hecho, la Eating Disorder Foundation (fundación americana que lucha contra los trastornos alimentarios) ha alertado de que la industria del adelgazamiento que promueve la mayoría de las dietas milagro es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso del 98%.
Perjudicial
Pero ¿por qué fracasen si se suelen seguir pies juntillas? Hay varios motivos. Uno de ellos es que cuando se ingieren menos calorías, el organismo reduce su gasto y, al dejar la dieta –"dado que son tan restrictivas que es imposible mantenerlas mucho tiempo–, como el cuerpo se ha acostumbrado a quemar menos calorías, se acumula grasa con más rapidez", explica Alma Palau, expresidenta del Consejo General de Dietistas y Nutricionistas.
Además, "se alteran los mecanismos que hacen que el cuerpo se mantenga en el normopeso, casi siempre por efecto de la insulina, que deja de trabajar correctamente y, al ser la hormona que quema el azúcar, se acumula grasa con más facilidad". Es el efecto yoyó de las dietas milagro, denominación empleada por los nutricionistas.
Sin embargo, los primeros días y semanas, efectivamente, hay una pérdida de peso, normalmente porque se pierde líquido y masa muscular, pero poca grasa. De ahí que se usen también justo antes de una boda o celebración, para lograr que el vestido cierre, aunque luego se suele recuperar el peso.
El problema es que "adelgazar y engordar de forma cíclica es perjudicial para el metabolismo", dice Palau. Los estudios científicos señalan que las dietas milagro, sobre todo si se recurre a ellas con cierta asiduidad, pueden provocar hipertensión, pérdida de masa muscular y ósea, enfermedades cardiovasculares, daño hepático y renal, irregularidades menstruales, infertilidad y depresión.
Santaliestra es de la misma opinión, y pone un ejemplo muy gráfico. "Si uno tiene una casa con jardín y cada día echa una pala de tierra, al mes tendrá 30 palas pero al año 365, y si un día quiere quitarlas no lo conseguirá en un día, es un trabajo poco a poco", explica. "El incremento es 'poco a poco', con lo que no puede desaparecer rápido", porque en ese caso se pierde músculo pero no grasa.
Los nutricionistas buscan trabajar "el estilo de vida" y que la alimentación sea "equilibrada el 90 o 95% de la semana" con un extra a la semana, afirma Santaliestra. ¿Qué es un extra? "Puede ser un día a la semana una onza de chocolate o una cerveza con los amigos; pero no una onza en la comida, almorzar un pincho de tortilla y una cerveza por la noche", afirma.
Las dietas milagro se pueden clasificar en dietas hipocalóricas desequilibradas, que aportan pocas calorías; dietas disociativas, basadas en que los alimentos engordan si se comen combinados pero no solos, y dietas excluyentes, basadas en eliminar algún nutriente. Entre estas últimas la más famosa es la Dukan, que se basa en ingerir proteínas, aunque el exceso de grasa puede dañar el hígado o el riñón.
No se considera una dieta milagro pero en los últimos años se ha puesto de moda el ayuno intermitente, que consiste en no comer durante un periodo a diario o a días alternos. Algunos profesionales lo defienden porque ha demostrado beneficios en la pérdida de peso y la prevención de las diabetes, pero otros no lo recomiendan. Ante ello, conviene recordar, según el doctor Morales, que lo que para un perfil de personas puede estar indicado, no es aconsejable para otros.
Por ello, los especialistas recomiendan que se pida consejo profesional, sobre todo a nutricionistas, dietistas o endocrinos, dado que los médicos de atención primaria difícilmente pueden realizar un seguimiento personalizado. Aunque apenas hay nutricionistas en la sanidad pública. Cataluña y Galicia están en proceso de implantación, pero el resto de comunidades van por detrás. De hecho, Santaliestra cuenta que en Galicia han realizado un proyecto en el que han contratado a 100 dietistas. En Valencia los hay en los principales hospitales; en Murcia también hay en los hospitales; en Castilla-La Mancha, en Madrid, en Cantabria... Y "aquí, Aragón, cero", tampoco en los hospitales, "como mucho hay alguna enfermera que ha estudiado nutrición", dice. Además, quienes acusan problemas de obesidad deberían ponerse en manos de unidades multidisciplinares, pero tienen largas listas de espera.
Esta es una de las reclamaciones históricas del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Aragón, estar incluidos en el sistema de salud. "La persona de la calle no tiene un personal de referencia", señala Santaliestra. Explica que si uno tiene fiebre tiene claro que tiene que acudir al médico de cabecera; si comienza a tener problemas de visión, al oftalmólogo pero "para una consulta de alimentación va a Google", así que cuando llega a un profesional "ha pasado por tanta gente y escuchado consejos tan erróneos que está muy quemada", reconoce. Y añade que las cinco causas de mortalidad se "podrían prevenir con buenos consejos de salud" y solo con estar en el sistema nacional de salud "sería un ahorro".
Menopausia
Sobre todo, los especialistas recomiendan pedir consejo profesional durante la menopausia, dado que en este periodo se suele reducir el gasto energético y la masa muscular, lo que se puede traducir en que se ganen kilos y se debiliten las extremidades.
Sin embargo, siempre hay que tener claro que "el peso ideal no existe" y que el objetivo debe de ser "mantener el mejor peso saludable", que no está marcado por los mandatos de la delgadez extrema, sino por aquel que permite a la persona "subir escaleras o no fatigarse al hacer algo de ejercicio" y se puede mantener en el tiempo, subraya Morales.