¿Dónde?, ¿cómo? y ¿por qué? Quince días después de que estallara el brote de gastroenteritis en Tarazona, estas tres preguntas siguen sin ser contestadas porque lo cierto es que la investigación está más abierta que nunca. Ni se sabe el origen de la contaminación que ha puesto en el punto de mira al río Queiles, ni se conoce la forma en la que el protozoo ha llegado al agua ni tampoco se tiene certeza sobre el motivo que ha provocado esta crisis de salud pública que ya deja 452 afectados.
La cumbre sanitaria que tuvo lugar este lunes en Tarazona entre representantes de todas las instituciones tampoco despejó dudas. Al contrario, confirmó que todavía no se ha encontrado el origen de este microorganismo minúsculo y que los estudios continúan. No hay plazos ni un calendario de fechas. Se trabaja a diario sobre el terreno y tomando decisiones sobre la marcha. Tampoco se sabe cuándo volverán a beber agua del grifo los vecinos de Tarazona, Novallas, Torrellas y Los Fayos.
La decisión más inmediata pasa por analizar tramo a tramo el Queiles. Es lo que los expertos calificaron como «segmentar el río», de tal manera que durante esta semana se van a tomar muestras más específicas a lo largo de todo el cauce para llevar a cabo análisis más a fondo del estado del río. Esta segmentación se hará según lo marcado por miembros de Salud Pública, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y la Guardia Civil (Seprona), pero no hay fechas para tener conclusiones. «Podrá hacerse en varios días o todo a la vez, dependiendo de lo que vayamos encontrando», apuntó el consejero de Sanidad, José Luis Bancalero, quien avanzó que no se han encontrado vertidos «ilegales o sospechosos» a lo largo del tramo del río. «Se ha investigando durante el fin de semana y la Guardia Civil ha llegado prácticamente hasta su nacimiento y no ha hallado nada extraño», apuntó Bancalero.
Tras descartar actividades anómalas, una de las hipótesis que se está barajando es el impacto de las lluvias torrenciales en la zona, que pudieran haber arrastrado, barranco abajo, algo al agua del Queiles. Este protozoo, según los expertos sanitarios, es muy común en ovejas y vacas, por lo que existe la posibilidad de que hubiera dado el salto al terreno y, de ahí, al agua. «No podemos descartar nada», dijo Bancalero.
Dos escenarios
Los análisis se van a reforzar en busca de una solución «más temprana que tardía», señaló el consejero, quien planteó otro escenario que parece ganar enteros con el paso de los días: el origen del foco podría no detectarse nunca. «Trabajamos con dos opciones. La primera es que encontremos el punto de contaminación y lo corrijamos cuanto antes. Y la segunda es que no lleguemos nunca a conocer el foco, pero los análisis que vayamos haciendo nos den negativo en el protozoo cryptosporidium en algún momento y eso signifique que ya ha sido erradicado del agua», explicó.
"Se ha investigando durante el fin de semana y la Guardia Civil ha llegado prácticamente hasta el nacimiento del río, sin hallar nada extraño", ha dicho José Luis Bancalero, consejero de Sanidad.
Para confirmarse esta situación será necesario tener varias series negativas en las pruebas, lo que permitiría valorar el consumo de agua del grifo. «Eso ocurrirá siempre y cuando tengamos confirmado que el agua está limpia. Habrá que tener varios negativos al cryptosporidium en el agua para tener seguridad. Eso sería una buena noticia, aunque no hayamos encontrado el foco», reiteró Bancalero.
La mayoría de los casos siguen concentrados en Tarazona, aunque hay media docena confirmados en Novallas y varios sospechosos en Los Fayos y Torrellas. Mientras tanto, se mantiene el contacto con las autoridades sanitarias del Gobierno de Navarra y de Castilla y León. «También hemos hablado con los ministerios de Sanidad y de Transición Ecológica, a quienes se les ha comunicado el brote de gastroenteritis y la situación en el río Queiles. Mañana a más tardar esperamos tener respuesta del ministerio sobre recomendaciones y análisis», precisó Bancalero.