Cada nueve días un trabajador pierde la vida en Aragón allí donde se la gana. Ya sea por una caída en altura en una obras de construcción, aplastado por una máquina en una fábrica, tras sufrir el vuelco de un tractor o por un infarto o ictus en medio del tajo. La lacra de la siniestralidad laboral no da tregua y se está agravando en un 2023 que se ha teñido de negro, especialmente en los meses de verano y el principio del otoño. El goteo es incesante y este viernes dos personas perdieron la vida en el trabajo en sendos accidentes registrados en las localidades zaragozanas de Valareña (Ejea) y Aladrén, ambos relacionados con actividades agrícolas.
De esta manera, son tres las personas fallecidas en el entorno laboral en apenas 48 horas si se suma al peón de carreteras que perdió la vida el pasado miércoles mientras realizaba labores de reparación en la A-2214, entre Otiñena y Candasnos.
Con estos casos, el contador de la sangría laboral se eleva ya a 28 fallecidos en lo que va de año, según estimaciones de UGT y CCOO, lo que supone uno más que en todo el año pasado y seis por encima de la cifra contabilizada en las mismas fechas de 2022, siempre siguiendo los criterios de cómputo que hacen los sindicatos, que difieren de los oficiales. El pasado jueves, la cifra aportada por ambas centrales era de 27 víctimas, pero se ha restado una debido a una depuración de la información. Por este motivo, el balance final es de 28 decesos.
El número de fallecidos se situaría en 18 según las estadística del Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (ISSLA), dependiente del Ejecutivo autonómico, que se rige por la metodología empleada por las Administraciones públicas en toda España (sistema Delta). Aún así, también en este caso se registra un alza de la siniestralidad mortal, con dos víctimas más en relación a los 16 que se contabilizaron en los nueve primeros meses de 2022.
La diferencia se debe a que la estadística oficial no contabiliza las muertes de trabajadores cuya empresa tiene su sede fuera de Aragón, una situación en que se cuadran media docena de los casos, como ocurrió con el hombre que falleció en julio en las obras de renovación de la vía férrea en Caldearenas. En las cifras de ISSLA también se recopilan todos las muertes que se producen por accidentes no traumáticos (infartos, derrames cerebrales o ictus), sino solo aquellos en los que se demuestra tras una investigación que están vinculados a las condiciones de trabajo, como los conocidos como riesgos psicosociales (el estrés, la falta de descanso, el acoso...).
Máxima preocupación
Al margen de las particularidades numéricas, esta ola de siniestralidad laboral ha disparado las alertas entre los sindicatos, los empresarios y el Gobierno de Aragón, que ha situado la lucha contra esta fatalidad como una de sus prioridades en la nueva etapa que se ha abierto con Jorge Azcón como presidente. La persistencia de esta lacra y el repunte de la incidencia que se observa, sobre todo en los tres últimos meses, preocupa y mucho.
«Independientemente de las estadísticas hay una alarma social que está justificada», afirmó a este diario Jesús Divassón, director general de Trabajo de la DGA, quien no quitó hierro al problema y recalcó que la política de prevención de riesgos laborales es una «absoluta prioridad» para el Ejecutivo de PP-Vox. Como prueba de ello, recordó la convocatoria de 440.000 euros que la DGA anunció la semana pasada para promover medidas de prevención de la mano de los agentes sociales, pero aseguró también que la Inspección de Trabajo va a reforzar la vigilancia sobre las empresas de la construcción, las subcontratas o los desplazamientos in itinere.
Sobre las razones del incremento de los accidentes laborales, Divassón cree que «se han relajado la políticas» de prevención de riesgos. «Sin duda son importantes los salarios, los contratos o la igualdad, pero lo más importante es que el trabajador esté seguro», recalcó. Por ello, abogó por priorizar la «cultura preventiva», para que vuelva a colocarse «en el centro de actividad empresarial».
La visión sindical y empresarial
José De Las Morenas, secretario de Política Sindical e Industrial en UGT Aragón, cree que, ademas de una «relajación», existe un «incumplimiento de las medidas preventivas». «Detrás de cada dato hay un drama social, la situación en que queda la familia del fallecido y su entorno no es reparable». A su juicio, el crecimiento de actividad y la productividad «no tiene que pagarse en vidas de trabajadores y en la salud de los mismos».
Las recetas sindicales para abordar esta lacra pasan por cumplir la ley de Prevención y dotar de «más y mejores medios» a la Inspección de Trabajo para «actuar preventivamente», no solo cuando ya se ha producido un siniestro. También pide un refuerzo de la Fiscalía de Seguridad y Salud Laboral para que «pueda intervenir preventivamente» ante una situación de riesgo. «Se trata de un objetivo común de todas las administraciones y los agentes sociales. Tenemos que ponernos manos a la obra para parar esta sangría», concluyó.
Para Luis Clarimón, secretario de Salud laboral de CCOO Aragón, detrás de cada accidente laboral «hay un fallo de las medidas preventivas». «La ley es taxativa: el empresario es el responsable de evitar el riesgo porque es quien dirige la organización del trabajo», agregó. A juicio del sindicalista, tanto Inspección de Trabajo como el ISSLA (Instituto de Seguridad y Salud Laboral de Aragón) deben contar con más recursos y aumentar las inspecciones y control sobre los sectores con más índice de siniestralidad.
En el flanco empresarial también existe inquietud ante la situación. «Cualquier víctima es importante, con que haya una solo nos preocupa. Es un problema de toda la sociedad que permea más allá de empresas y sindicatos», señaló Loreto Beltrán, responsable de Seguridad y Salud Laboral de la CEOE Aragón. «Hay que trabajar y tratar de buscar y analizar las causas, en lugar de buscar culpables», precisó.
No obstante, desde la patronal consideran que el repunte de la siniestralidad no es tan severo con los datos oficiales y que debe tenerse en cuenta el nivel de actividad: «cuanta más gente trabaja, por estadística hay más posibilidades de que haya accidentes». En cuanto a las causas del incremento de las muertes, Beltrán apuntó a la «falta de cultura preventiva tanto en empresas como en trabajadores».
Tras los dos nuevos accidentes laborales con resultado mortal que se registraron este viernes, los sindicatos UGT y CCOO de Aragón han vuelto a convocar una concentración conjunta para reclamar soluciones urgentes que frenen esta sangría de muertes en el ámbito laboral. La protesta tendrá lugar el próximo lunes 2 de octubre a las 11.00 horas en el monumento a La Constitución de Zaragoza. Ambas centrales salen a la calle cada vez que una persona pierde la vida en el trabajo.
El primero de los siniestros de ayer se produjo a unos tres kilómetros de Valareña, barrio rural de Ejea de los Caballeros (Cinco Villas), antes de las 10.00 horas, cuando la víctima y otra persona estaban descargando un remolque y una de las pacas cayó sobre el fallecido, según informaron los bomberos de la Diputación de Zaragoza. Efectivos del parque de Ejea acudieron al lugar del accidente e intentaron mantenerle con vida con un desfibrilador y técnicas de reanimación cardiopulmonar, pero el personal sanitario del 061 confirmó su muerte.
El segundo fallecimiento fue en torno a las 11.45 horas en el término de Aladrén, cuando la máquina vendimiadora circulaba hacia la parte alta de un campo con cierta pendiente y volcó sobre el techo. La víctima quedó atrapada en el interior de la cabina y los bomberos de la DPZ, del parque de Cariñena, procedieron a su excarcelación después de que un juez autorizó el levantamiento del cadáver.
Tanto la Inspección de Trabajo como el ISSLA (Instituto de Seguridad y Salud Laboral de Aragón) han abierto sendas investigaciones para estudiar las causas de ambos accidentes.