Quien no ha soñado alguna vez con montar un negocio y dedicarse a lo que más le gusta. Emprender es un camino duro y a veces solitario pero que, si finalmente sale bien, reporta grandes beneficios personales para uno mismo.
Eso es lo que debió pensar Patricia Veira, que decidió seguir este camino hace ya veinticinco años. «Desde pequeña me gustaba mucho crear joyas, pero lo de dedicarme a ello de forma profesional surgió de una forma totalmente inesperada», explica. Esta joven zaragozana es fundadora de la marca de complementos Proko, una línea que apuesta por diseños coloridos, modernos y vanguardistas que hacen las delicias de las personas más originales y atrevidas. «Emprendí sin conocer nada acerca del sector y sin tener ni idea de cómo gestionar un negocio», explica Patricia.
Un proceso en el que se involucró de manera autodidacta y que a día de hoy ha cosechado grandes éxitos. Sus joyas son lucidas por personajes como la cineasta aragonesa Pilar Palomero o la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca.
Patricia es un alma libre y transgresora que encuentra su inspiración en cantantes actuales como Beyoncé o Rosalía. Para ella el día de la mujer emprendedora no se entiende sin la «dualidad» del hombre. «Yo creo que todos llevamos un alma masculina y femenina dentro y me gustaría que en un futuro alcanzáramos el máximo nivel de igualdad para celebrar el día del emprendimiento desde la unidad de la mujer y el hombre en equilibrio el uno con el otro», aclara la joyera.
Dejando de lado la ciudad y entrando de lleno en el mundo rural, Ana Andreu es una joven granjera que decidió cambiar su vida en Zaragoza para regresar al pueblo de su padre, Allueva, ubicado en la comarca del Jiloca en Teruel, donde ha puesto en marcha la granja de gallinas camperas Oriche.
«Nunca había trabajado con gallinas. Aprender sus costumbres y sus manías está siendo todo un reto para mí. Lo que sí que tenía claro era que me quería dedicar a esto en mi pueblo y quería que las gallinas estuvieran en completa libertad durante todo el día», explica Ana, que optó por emprender.
Ella misma se encarga de realizar los repartos de los huevos frescos diariamente y ese es uno de sus valores diferenciales con respecto a otras marcas de huevos. Comercializa a varias tiendas de la zona y también de la capital aragonesa, pero sobre todo lleva el producto hasta la casa de particulares e incluso al Balneario de Segura de Baños.
«Al principio fue un poco locura, desde el sindicato UAGA nos asesoraron con el plan de viabilidad. En junio hará tres años desde que empezamos. El primer año nos dedicamos al montaje de la nave. Tarde cuatro años en conseguir montar toda la infraestructura de la granja porque nadie quería venir a trabajar por la pandemia».