DÍA MUNDIAL DEL MIGRANTE
Aragón necesita más trabajadores extranjeros para seguir creciendo
La Seguridad Social suma 93.000 afiliados de origen migrante en la comunidad, 16.000 más que antes de la pandemia
Las empresas vuelven a recurrir a la contratación en origen para cubrir sus necesidades de personal

Un grupo de profesionales ebanistas procedentes de Ecuador que llegaron hace un año a Aragón con la ayuda de la Fundación San Ezequiel Moreno. | FUNDACIÓN SAN EZEQUIEL MORENO / j. heras pastor
El crecimiento presente y futuro de Aragón depende estrechamente de los trabajadores extranjeros. La comunidad cuenta actualmente con 93.380 afiliados medios a la Seguridad Social que pertenecen a este colectivo al cierre del mes de octubre. La cifra se encuentra en máximos históricos y no deja de crecer, lo que pone de relieve el valor que tienen en la economía regional las personas migrantes, a las que la ONU dedica este lunes su día mundial. Hay 7.360 más que hace un año y 16.000 por encima del nivel que había antes de la pandemia. Son muchos más las que se necesitan para cubrir las necesidades de un mercado laboral donde la falta de mano de obra es un problema cada vez más acuciante. La población autóctona no permite cubrir esas necesidades en un territorio con un crecimiento vegetativo negativo y una población que sufre un acusado envejecimiento, sobre todo en el medio rural.
Abordar las desfavorables tendencias demográficas que se observan es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la economía aragonesa en los próximos años. El crecimiento mayor o menor del Producto Interior Bruto (PIB) dependen en buena medida de la capacidad del territorio y sus gobernantes para atraer a población de otras partes de España y, sobre todo, del extranjero. Solo así se podrá paliar o resolver el déficit de personal, que todo apunta que va a ser mayor en el futuro teniendo en cuenta los grandes proyectos empresariales que se están poniendo en marcha y la estructura de la población activa. En definitiva, hacen falta más personas en disposición de trabajar.
Así lo vienen advirtiendo desde las organizaciones empresariales. «La principal preocupación que tenemos en estos momentos es dar respuesta a la demanda laboral que existe y que no se está cubriendo, lo que nos puede hacer perder oportunidades de inversión y de crecimiento», advierte Jesús Arnau, secretario general de la CEOE Aragón, quien reclama «tomar medidas» para adaptarse a las necesidades del mercado laboral, donde existen unos 15.000 puestos de difícil cobertura. En este sentido, reclama más «flexibilidad y agilidad» para traer contingentes de trabajadores extranjeros, en un sistema que ahora es «absolutamente ineficiente».
Desde la patronal aragonesa destacan el fuerte peso que tiene la mano de obra de origen extranjero en la estructura laboral de la comunidad al representar el 13,5% de la población activa, algo menos que la media nacional, donde supone el 15%.
En el caso del desempleo, el 25,5% de los parados pertenecen a este colectivo –unas 12.800 personas–, una proporción cinco puntos mayor a la del conjunto de España (20%). La diferencia podría deberse a la finalización de la campaña agrícola a nivel autonómico, donde la población migrante tiene una presencia destacada.
Los trabajadores extranjeros son determinantes y mayoritarios en determinadas ocupaciones y sectores, como las empleadas de hogar, los cuidados de personas mayores o el ya mencionado sector agrícola. También tienen un gran peso en la hostelería o la construcción, entre otras actividades.
Pero las personas que llegan a España desde el extranjero para buscarse un futuro ya no vienen solo a servir mesas, trabajar en la obra o limpiar escaleras. Si bien hace unas décadas la migración estaba asociada exclusivamente a empleos de bajo valor añadido y precarios, durante los dos últimos años el boom del mercado laboral lo han venido sosteniendo también migrantes con altas cualificaciones y buenos sueldos.
Perfiles más cualifciados
Así lo perciben también desde la Fundación San Ezequiel Moreno, una organización sin ánimo de lucro que tiene como finalidad dar respuesta a las necesidades sociales, formativas y laborales que aparecen en la relación entre los trabajadores inmigrantes y los empresarios. La entidad ayuda a las empresas a contratar trabajadores extranjeros en sus países de origen, una fórmula que tuvo gran predicamento en los años previos a la crisis de 2008 y que ahora está cobrando fuerza de nuevo.
La oengé ha vuelto a traer mano de obra por esta vía desde 2017 de forma individual y desde el año pasado en grupo. «Ahora estamos con tres procesos abiertos para más de 20 puestos», explica Christine Alonso, responsable del Área de Extranjería de la Fundación. «Lo que notamos es que ahora se busca a personas con una mayor cualificación, un perfil un poco más elaborado, como oficiales de primera para la construcción, y con más experiencia», apunta.
El sector del Metal es que el que más está recurriendo a la contratación en origen en búsqueda de soldadores, caldereros, mecánicos o electricistas, oficios que son cada vez más difícil de cubrir con la población residente en España o Aragón. Los ebanistas es otra de las profesiones más demandadas como lo demuestran los 12 ecuatorianos que llegaron hace un año a Zaragoza con la ayuda de esta entidad para iniciar un nuevo camino laboral en una empresa local.
«Sobre todo ahora está viniendo gente de Ecuador y también algunos de República Dominicana, Colombia o Perú», señalan desde la fundación, que tiene 21 años de experiencia en esta materia. Antes también colaboraba con Rusia, pero a raíz de la pandemia y el conflicto de Ucrania ha dejado de hacerlo.
El 15% del total de trabajadores
Esta no es una opción para una empresa que necesite personal de forma urgente, sino para aquellos proyectos que son más medio o largo plazo, ya que son procesos complejos y que suelen demorarse más de medio año, entre la selección del personal, la formación, las prácticas y la tramitación de los papeles en Extranjería y los consulados. «Es poco ágil, hubo un cambio en la normativa para ampliar los puestos de difícil cobertura pero se ha hecho en muy pocos por ahora», sostiene Alonso.
La población de origen extranjero es la que tira del mercado de trabajo y del crecimiento. En 1999 la afiliación procedente de otros países suponía tan solo el 2,4% sobre el total en Aragón, para llegar a 2007 representando el 10,9%. A partir de ese año, el porcentaje fue reduciéndose como consecuencia de la gran recesión que se desencadenó tras el pinchazo de la crisis de la construcción. En 2008 representaba el 10,73% y tocó fondo en 2014, cuando cayó al 9,39%. El peso de este colectivo se fue reavivando de nuevo con la recuperación económica hasta alcanzar el 11% en 2019 y el 15,4% que supone actualmente con datos de la Seguridad Social del pasado mes de octubre.
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