A fondo: nada por aquí, nada por allá

En plena polémica por el reconocimiento del Estado palestino por parte de España, un aragonés residente en la ciudad israelí de Nahariya analiza el conflicto desde su origen y la implicación que tiene la presencia de Hamás en el territorio

Protesta en favor del Estado palestino el pasado mes de mayo en Madrid.   | MATIAS CHIOFALO / EUROPA PRESS

Protesta en favor del Estado palestino el pasado mes de mayo en Madrid. | MATIAS CHIOFALO / EUROPA PRESS

Yehuda Abbad - Aragonés que reside en Nahariya (Israel)-

Nunca ha existido un Estado palestino. Podemos revisar con rigor histórico desde la Edad de Piedra y no encontraremos referencia alguna. Puedo resumir con objetividad académica cada etapa de toda la historia de Oriente Medio, pero necesitaríamos un espacio, una entrega por capítulos y un tiempo que no responde al propósito de este pequeño artículo.

En cambio, si partimos desde el final del mandato británico entre 1946 y 1948 hasta la actualidad, podemos enumerar hasta cinco las oportunidades que se le han dado a la población árabe de la zona de declararse como un país. Y así es, en efecto, cinco han sido las veces que ellos han rechazado cada oferta.

El mandato británico en 1946 concedió cuatro sextas partes del territorio para que se declarara el Estado Transjordano, posterior Reino de Jordania. Al resto del territorio, dos sextas partes, se le dio en 1947 la mitad al pueblo judío y la otra mitad al pueblo árabe que allí residía para que hicieran lo propio.

El 14 de mayo de 1948, el pueblo judío, dentro del territorio que se le concedió, declaro el Estado de Israel y, al día siguiente, nos empezaron a atacar de parte de la otra mitad y del resto de vecinos, Líbano, Jordania, Egipto, Siria e Irak.

Para toda esa población musulmana, aquel momento histórico no fue una amenaza territorial y nada pasó cuando en años anteriores, y también con posterioridad, todo Oriente Medio se fue dibujando con nuevos países y nuevas fronteras, encajando piezas de ese gran puzle que es desde hace menos de cien años Oriente Medio, Líbano, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait o Arabia Saudí. Hasta un 99,6% del territorio está conformado por países islámicos, que han ido delimitando sus fronteras a lo largo del último siglo. Así que, como digo, el estado de Israel, que apenas supone un 0,4% de la superficie de Oriente Medio, supuso una amenaza teocrática, no territorial, pues no se concibe por parte de los radicales musulmanes gobiernos judíos o cristianos.

En cuanto al territorio de Gaza, en 2005 fue asaltada por el grupo terrorista de Hamás expulsando a la Autoridad Palestina, que desde entonces no ha podido regresar. Y desde los últimos 20 años se han extendido como un virus en todo ese territorio. Ellos no pretenden declararse un Estado. Si alguno de los lectores pudiera leer y comprender el acta fundacional de este grupo terrorista entendería de forma inequívoca que su objetivo es acabar con el estado de Israel. Ellos no pueden vivir con nosotros, ni cerca de nosotros. Como digo, para ellos es una cuestión teocrática, y solo comprenden un mundo donde judíos y cristianos viven bajo un gobierno del islam más radical. No entienden de políticas ni territorios, menos aún de derechos o de libertades.

Desde luego la cuestión de Oriente Medio es compleja y hay mucha más historia de la que yo pueda resumir en un solo artículo, pero aún más incomprensible es para mí cómo se puede estar tan confundido en Occidente como para exhibirse enarbolando banderas y gritando consignas que defienden a un grupo terrorista que representa lo peor del ser humano. Ninguna de las libertades y derechos de las que se disfrutan diariamente en España serian toleradas por un segundo bajo el dominio del terrorismo de Hamás. Por favor, regresen a la línea anterior y valoren por un momento una cruda y directa realidad. Ninguna de las libertades ni derechos que disfrutáis diariamente tiene cabida en el ideario de Hamás.

En cambio, sí puedo entender que se use a conveniencia esta confusión, en un tema que además despierta tanto interés internacional. El reconocimiento por parte de Pedro Sánchez de un Estado de Palestina servirá a otros propósitos, pero no tiene utilidad alguna para Hamás, pues ellos no buscan eso, ni para la población gazati, primera víctima del terrorismo de este grupo.

Una vez pase la situación de confrontación actual y la niebla deje de ser tan densa permitirá ver todo el panorama y la posición que cada uno de nosotros hemos adoptado. Todos los confusos con algo de vergüenza querrán deshacer todo aquello que dijeron o hicieron, aunque desde luego eso no afectara al presidente de España, ya que no está confundido, pues como buen trilero sabe cómo distraer al público: nada por aquí, nada por allá y utilizar las tretas que sean necesarias mientras esconde la bolita. Tampoco sentirá vergüenza ni por esto, ni aquello ni lo de más allá. Sí, en cambio, esto será una piedra más en la lastrada sociedad española, que roza lo ridículo en el panorama internacional.

Grandes, ilustres y honorables hombres y mujeres de Estado han tratado de solucionar una cuestión intrincada con hondas raíces y problemáticas que afectan por su disposición en el mapa mundial a la geopolítica internacional y los grandes bloques del planeta. Resulta ofensivo, inicuo y ridículo cómo de forma unilateral y personalísima Pedro Sánchez se arroga cuestiones que están fuera de su agenda, de sus competencias y sus capacidades.

La realidad geopolítica de Oriente Medio tiene una altura de discusión a la que no llegan los actuales representantes españoles y se debaten en espacios a los que no tienen acceso, ni se les invita ni se les espera.

Desde Israel todo esto se ve como una maniobra que no obedece ni al interés de España, ni al interés de Gaza, ni representa una mejora en la comunidad internacional.

Como digo una vez se disipe la niebla veremos qué lugar ocupamos cada uno.

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