CIERRE INDUSTRIAL

Bosal reventó los precios del contrato con Volkswagen con efectos retroactivos a 2023

La filial radicada en Pedrola se declara insolvente para no afrontar las indemnizaciones del ere para los 137 trabajadores de su fábrica

La fábrica de Bosal en Pedrola, este martes, ya sin actividad.

La fábrica de Bosal en Pedrola, este martes, ya sin actividad. / Jaime Galindo

Pese a que Bosal alega que perdió el contrato para fabricar tubos de escape para Volkswagen, que suponía algo más del 75% de la actividad industrial, la realidad se asimila más a que la auxiliar del automóvil con fábrica en Zaragoza reventó el acuerdo comercial. Según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este diario, Volkswagen decidió terminar la relación comercial con Bosal Zaragoza el pasado 28 de junio después de verse sometida a un importante alza en el precio de los componentes que suministraba la fábrica de zaragozana. Dicho incremento se hizo con efectos retroactivos a 2023 y con Bosal amenazando «con cortar el suministro de entrega a corto plazo». «Esa fue la única razón por la que aceptamos su demanda, aunque no hubiera motivo para ello. Como consecuencia, la relación de confianza existente se resintió considerablemente», critican desde el departamento de suministros de Volkswagen. El citado 

Pese a esta misiva, Bosal debe seguir proveyendo de componentes a Volkswagen hasta la segunda semana de septiembre, fecha en la que la relación comercial se dará por extinguida. «Bosal Industrial Zaragoza no nos ha presentado ninguna alternativa, por lo que cualquier consecuencia directa de la terminación de nuestra relación comercial será de su exclusiva responsabilidad», exponen en el documento desde la multinacional alemana fabricante de automóviles. 

Sea como fuere, pintan bastos para los trabajadores de la fábrica de Bosal en Pedrola. La dirección asegura que no dispone de liquidez para pagar las indemnizaciones mínimas del expediente de regulación de empleo (ere) que ha presentado para clausurar la última planta de la multinacional holandesa en España. Los responsables de la factoría declaran una situación de insolvencia para no asumir los pagos que marca la legislación y así se lo trasladaron ayer al comité de empresa en una reunión donde la compañía holandesa también rechazó de plano cualquier opción de intentar mantener la actividad tras perder el contrato que tenía con Volkswagen y que suponía el 76% de la actividad productiva.

La empresa tiene que pagar a la plantilla todavía la nómina de julio y el permiso retribuido de agosto, fin para el que utilizará los escasos remanentes que todavía conserva en caja. Sin embargo, ya adelantó a la representación de los trabajadores que no dispone de fondos suficientes para afrontar el ere (20 días por año trabajado), lo que abocaría a la compañía a solicitar el concurso de acreedores, según apuntan fuentes sindicales. En tal caso, los despidos serían asumidos por el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), financiado por el Estado, lo que permitiría a la multinacional holandesa cerrar su última fábrica en España sin asumir el coste de un cierre industrial y dejaría a los trabajadores con más antigüedad sin una remuneración acorde a su desempeño en la empresa.

La negociación del ere sigue abierta hasta el próximo 21 de agosto, pero los continuos portazos de Bosal a reflotar la situación fabril hacen pensar que la decisión del cierre es irreversible. La representación sindical (CCOO, UGT y OSTA) sigue enrocada en la necesidad de reindustrializar de la compañía y darle una nueva vida a la actividad fabril de la que viven 137 familias. Sin embargo, desde las centrales califican la reunión de «bastante decepcionante» ante la noticia de la insolvencia de la compañía y la «falta de voluntad» para reflotar la compañía por parte de sus representantes.

«Reivindicamos la reindustrialización, que no se desestime el 24% de actividad que queda en base a los contratos vigentes. Mientras tanto, se podrían aplicar medidas de flexibilización hasta que se firmen nuevos contratos», señaló Ana Sánchez, secretaria general de la Federación de Industria de CCOO Aragón, antes de criticar la actitud de la empresa.

«A nuestro entender, es un cierre patronal encubierto y premeditado desde hace mucho tiempo para respetar el mínimo legal. La empresa no va a negociar y ha jugado con 137 familias», explicó el responsable de Industria de OSTA, Jorge Ruiz de Lazcano. «Estamos decepcionados por cómo van las cosas. Nosotros seguimos trasladando que hay que seguir buscando inversores para reindustrializar la fábrica y agarrarse a ese 24% de la actividad y estudiar medidas de acompañamiento. No nos puede valer que cierran y ya está porque eso es una barbaridad», apuntó Sergio Sancho, su homólogo en UGT Aragón. 

Los 131 trabajadores afectados por el ere que propone Bosal están convocados hoy a una asamblea en la sede de CCOO, en Zaragoza.

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