GASTRONOMÍA

La mejor opción para una buena recena tras una noche de fiesta en Zaragoza

En solo tres minutos puedes disfrutar de un bocadillo recién hecho las 24 horas del día

La mejor opción para una buena recena tras una noche de fiesta en Zaragoza.

La mejor opción para una buena recena tras una noche de fiesta en Zaragoza. / EL PERIÓDICO

Zaragoza

A algunos les basta con un bocata, otros prefieren un plato de macarrones con tomate y los hay que se marcan un Masterchef con todo lo que encuentran en la nevera. La recena es una comida esencial para todos los que vuelven tarde a casa tras una noche de fiesta. Sin embargo, no siempre es fácil encontrar algo abierto de madrugada, más allá de los habituales restaurantes de comida turca y sus famosos quebabs. Quienes prefieran otras opciones y vivan enZaragoza, están de suerte.

Desde hace un mes, la ciudad cuenta con los primeros cajeros automáticos de bocadillos de España, la mejor opción para una buena recena tras una noche de fiesta y decir adiós a la resaca. Cuatro nuevas máquinas expendedoras de bocadillos gourmet y artesanales se reparten por toda la ciudad de la mano de Pizzeria D’Arte.

En tan solo tres minutos o incluso menos, puedes disfrutar de un maravilloso bocadillo y de pizzas artesanales las 24 horas del día. Hay hasta 12 tipos de bocatas originales y crujientes, como el clásico de pan con tomate y jamón serrano o el delicioso bocata de pollo empanado con pimiento verde y queso fundido.

¿Dónde encontrar las máquinas expendedoras de bocadillos de Zaragoza?

Si quieres un bocata a cualquier hora del día, puedes acudir a algunos de los cuatro cajeros autómaticos de bocadillos que pizzería D'Arte hay en Zaragoza. Estos están situados en la calle Francisco María Vitoria 27, Calle Manifestación 44, Avenida Madrid 161 y Coso 20-22.

También podrás encontrar sus famosas pizzas, como la de huevos rotos y torreznos, con ingredientes frescos y artesanales.

Una opción ideal para calmar el hambre al volver a casa de fiesta comiendo algo rápido y delicioso, y echarse a la cama con el estómago lleno, un hábito que ayuda a que la resaca sea menor.

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