RADIOGRAFÍA URBANA DEL SIGLO XXI
Jorge Dioni en Zaragoza: "El modelo hoy de las ciudades es la industria de montar movidas"
El escritor y periodista, autor de ‘La España de las piscinas’ y ‘El malestar de las ciudades’ en los que denuncia la realidad de los núcleos urbanos que han dejado de pensar en el ciudadano para convertirse en lugares de los que sacar rentabilidad, visitó hace unos días Zaragoza.

Jorge Dioni en su visita a Zaragoza hace unos días donde participó en un coloquio en el Patio de la Infanta. / RUBÉN RUIZ
'La ciudad no es para mí' es la película más famosa de Paco Martínez Soria y, más allá de Aragón, no habrá muchos españoles hoy en día que desconozcan el filme. Desgraciadamente, es un titular que cada vez se está convirtiendo en el lema de miles de personas que sienten como se les «expulsa de la ciudad» en la que habitan. Un fenómeno que ha estudiado Jorge Dioni en su ensayo 'El malestar de las ciudades' (antes publicó 'La España de las piscinas', ambos en Arpa Editores) con el que visitó hace unos días Zaragoza para participar en un coloquio en el Patio de la Infanta.
Dioni lo tiene claro: «Las ciudades europeas atraviesan una época industrial en la que producen cosas, pero cuando se acaba, la producción es sustituida por la reproducción de sí misma», inicia su explicación el escritor y periodista. Es decir, «se convierten en la ciudad de los servicios en la que todo pasa a estar en venta, incluso la propia ciudad, que pasa a ser un activo de inversión. Un activo que debe ser utilizable ya no tanto por el sector público para hacer la vida más fácil al ciudadano sino por el sector privado para sacarle rentabilidad», afirma con rotundidad.
Vivienda y privatización de lo público
Y eso, prosigue, se puede ver en dos ejemplos claros, «la crisis de vivienda y la privatización del espacio público». En el primer caso, Dioni cree que «se pone mucho el foco en los pisos turísticos, que es importante, pero lo es mucho más la aparición de la concentración de la posesión de la misma».
Para el segundo ejemplo que nombra se basa, precisamente, en Zaragoza: «Es la privatización de grandes espacios públicos durante un gran periodo de tiempo para sacar rentabilidad, por ejemplo, el Parque Labordeta estas Navidades. O que en la plaza España de Sevilla se quiera cobrar entrada. Hay un dato increíble, en Deportes del Ayuntamiento de Madrid hay un presupuesto del 80% para eventos y un 20% para el deporte base. En Cultura pasaría casi lo mismo. ¿A qué destinamos el dinero hoy? ¿Es para los residentes, para una programación continuada, o es para montar un festival de lo que sea y que venga gente?», se pregunta.

La portada de 'El malestar de las ciudades', de Jorge Dioni. / ARPA EDITORES
Algo que desemboca en el concepto que él mismo ha inventado, la industria de «montar movidas». «Cuando viajas, ves muchos ayuntamientos en los que se replica el modelo. Siempre ha habido festivales en todo el mundo, pero de repente proliferan por todos los lados. Hablas con gente de la cultura y te lo dicen, que no es mal momento porque todas las ciudades quieren hacer un festival, un certamen o lo que sea. El objetivo es que haya algo que mantenga la actividad y el interés y que atraiga público, que le dé a la gente del lugar la sensación de movimiento. Hay una frase de un escritor que decía que ahora mismo la administración local se parece a la gestión de un centro comercial o un parque temático, siempre tienes que estar haciendo nuevas actividades para que el parque temático no decaiga».
Un movimiento artificial
Para Dioni, las ciudades necesitan crear ese movimiento artificialmente porque, en realidad, las ciudades «no crecen tanto en habitantes como se construye, incluso algunas han decrecido bastante y en Madrid vive la misma gente que en los años 70». ¿Por qué? «Las viviendas ya no son para vivir, son un activo financiero, una hucha. En España siempre ha sido una hucha familiar, pero ahora es una hucha de actores más importantes. No es necesario que viva gente para que sea algo rentable porque es un apunte contable. El gran actor tiene capacidad de esperar. Un suelo lo puedes guardar y la legislación te permite tenerlo inmovilizado. Las ciudades no crecen porque la gente no vive allí», dice con rotundidad.
Jorge Dioni sí tiene, en cualquier caso, un aliento para la capital aragonesa: «Zaragoza ha conseguido un equilibrio bastante bueno, es una ciudad que tiene turismo, pero no es turística. Otros lugares como Segovia son una ciudad turística dura. Eso provoca que la gente de allí ya no puede ir a ciertos restaurantes porque el cochinillo y el lechazo está disparado», afirma antes de concluir con una visión con algo de optimismo: «Ahora, la inversión está yendo a cosas más reales, como la vivienda, y una vez que toca la vida cotidiana de la gente, se percibe la necesidad de un cambio. El problema ya lo vemos, hay manifestaciones, se habla de él… y cuando se ve, yo soy optimista para buscar una solución».
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