Finaliza el dispositivo de Aragón en Catarroja: "Los vecinos vuelven a socializar"

Los operarios de la comunidad regresan a casa tras cinco semanas de servicio en la localidad valenciana

La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, despide emocionada al operativo aragonés.

La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, despide emocionada al operativo aragonés. / DGA

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

La comunidad autónoma de Aragón pondrá fin este miércoles al dispositivo de emergencias habilitado en la localidad valenciana de Catarroja, una de las más afectadas por la DANA del pasado 29 de octubre. Desde entonces, cinco semanas en las que el operativo aragonés ha contribuido tanto en la búsqueda de desaparecidos y cadáveres como en la limpieza de garajes, calles o la misma red de saneamiento. Pero, especialmente, una de las labores más esenciales que se han realizado es la de atención a los afectados, desde la sanitaria hasta la psicológica. "Todavía falta para que los vecinos de Catarroja recuperen la normalidad, pero ya se ve la luz al final del túnel", ha expresado a este diario el jefe del operativo aragonés, Jorge Crespo.

Una opinión secundada por una emocionada Lorena Silvent, alcaldesa de la localidad que acudió a despedir "uno a uno" a los efectivos desplazados. "La desgracia nos ha hecho construir un lazo", ha afirmado Silvent, que además ha desgranado uno de los planes que la DGA tiene en mente para las próximas fechas. "Saben que vienen días sensibles (por la Navidad) y van a plantar un naranjo a modo de homenaje", ha explicado la alcaldesa, que extiende el agradecimiento de sus convecinos: "Era un momento en el que la gente estaba muy sola y ese atender, escuchar, asesorar e incluso dar un abrazo ha sido muy importante. Es un día triste, porque os seguimos necesitando, pero avanzamos y seguiremos en contacto".

En ese sentido, la comunidad es la última en dejar su puesto en Catarroja, aunque seguirán a disposición del ayuntamiento y sus vecinos. "No dejamos de ser una comunidad vecina y seguiremos en contacto. Cualquier ayuda puntual que necesiten, se la prestaremos", ha afirmado Crespo, quien subraya que, pese a que la situación dista de alcanzar la normalidad, los trabajos que ahora quedan "ya no corresponden a los servicios de emergencia".

"El balance es positivo y de satisfacción, se ha generado un sentimiento de pertenencia y unidad muy bonito", ha proseguido Crespo, quien sentencia: "Nunca me había enfrentado personalmente a un escenario de tanta devastación". En estos momentos, Catarroja ha recuperado parte de su día a día. Ya han reabierto escuelas, institutos e incluso el mercado vuelve a dar servicio. También la hostelería y las terrazas. "Los vecinos vuelven a socializar", recalca el responsable aragonés.

En cuanto al trabajo desarrollado por el operativo de la comunidad, Crespo destaca que las calles "ya están mucho más limpias" y que, ahora, los retos para los dispositivos que quedan sobre el terreno (como la UME) se centran especialmente en los garajes, donde los coches siguen amontonados, ya que se han acopiado al secarse el lodo.

Lazos humanos

La alcaldesa Silvent ha destacado por su parte el carácter "multidisciplinar" del operativo. "Primero, comenzaron los bomberos, pero viendo las necesidades incorporaron a policías, sanitarios, trabajadores sociales, forestales, agricultores... Incluso recursos privados", ha señalado. Y asevera que el operativo aragonés "ha funcionado de forma autónoma, que es lo que necesitamos. Además, con mucha calidad humana".

Asimismo, Silvent también incidió en que la relación entre efectivos y población local ha ido más allá de lo profesional. "Catarroja estaba dividida en sectores, y la gente identificaba dónde estaban los efectivos de Aragón. Ha habido incluso intercambios de recetas. Mucha gente comparte lazos con Aragón", concluyó la alcaldesa, que anticipó que este es el comienzo "de una gran relación" entre ambas comunidades.

Así las cosas, con este regreso se pone fin a un histórico desplazamiento de efectivos de la comunidad, que se volcó desde el primer momento para ayudar a superar las consecuencias de la catastrófica riada que dejó más de 200 muertos.

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