Economía
Los trabajadores de Glovo, ante el nuevo modelo laboral: "Si me pagan 2.000 euros, me da igual cómo"
La transformación de las relaciones entre la empresa Glovo y sus trabajadores siembra algunas dudas entre los repartidores, deseosos de mayor seguridad, pero temerosos de que se produzcan despidos.

Un repartidor de Glovo, durante una entrega por el centro de Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Cientos de personas circulan cada día por el centro de Zaragoza con unas grandes mochilas amarillas. Glovo reza en el dorso de unos paquetes que, con el cambio de relación laboral debido al juicio contra el CEO Óscar Pierre, generan cierta inceritidumbre en las espaldas de quienes los transportan.
El centro de la capital aragonesa es la zona por la que más kilómetros, de idas y venidas, acumulan los cientos de repartidores que trabajan para la cadena en Aragón. Varios de ellos, en un momento de descanso de la intensa jornada, analizan la situación.
«Que me paguen 2.000 euros y me da igual el tipo de relación laboral», bromea Jesús, un joven lationamericano que comparte almuerzo con otros dos compañeros en la céntrica plaza de Nuestra Señora del Carmen, al final de la calle Cádiz. Uno de ellos dice que «lo único» que desean hacer es «producir» y «practicar algo de deporte», mientras juega con el mango de su bicicleta. Aunque los tres portan mochilas de Glovo, uno de ellos trabaja para Uber: «La mochila amarilla es más barata y a las empresas les da igual cuál lleves, por lo que a mí me da igual una que otra».
«Con el cambio de normativa, no sé qué hacer o cómo plantear la situación», admite Carlos, que coincide en que esta transformación de la relación contractual es la comidilla en los descansos: «Veremos en qué acaba toda la situación».
En el Coso, cerca de un numeroso grupo de riders sentados en la puerta del Banco Santander, Daniel y Jonathan apuran un cigarrillo. El primero, con más de un año como trabajador de Glovo, tiene clara su postura sobre la nueva normativa laboral. «Hasta ahora no he tenido problemas, un espectáculo, pero con esto puede cambiar todo», considera este joven latinoamericano, que cree que ser autónomo «da más libertad, aunque tengas que estar preocupado por hacer los papeles». «Conozco compañeros que trabajan por la mañana en una fábrica y que por la noche salen un rato a repartir», explica Daniel, que sí ve dificultades en otras experiencias, como las de Just Eat: «Tienen menos demanda, pero están contratados». Las dudas, principalmente, las centra en que «seguro que bajará la demanda y subirá el precio para el consumidor, solo ganará la recaudación del Estado».
Jonathan no se plantea unirse a Glovo, ya que hasta ahora trabaja para Uber Eats. Como otros compañeros, su paquete sí es de la marca amarilla: «Espero que con la nueva norma no haya problemas, no deberían ponernos dificultades».
Entre el mar de dudas que inunda la vida de los repartidores, algunos sí que se muestran temerosos, como Emilio. A la espera de un pedido en uno de los bancos del paseo de la Independencia, este joven, con tan solo tres meses de experiencia en Glovo, tiene miedo del impacto de la regularización de los contratos. «Estamos esperando qué va a pasar, porque seguro que hay muchos cambios», asevera Emilio, que lamenta que ha sido «un proceso duro» de adaptación al funcionamiento de la marca y que ahora, «cuando todavía se sigue aprendiendo, todo puede cambiarnos radicalmente».
Emilio, en plena regularización de su documentación en España, centra su temor en qué pasará con su vida laboral. «No hay forma de encontrar otro tipo de trabajo, es algo preocupante», cuenta apoyado en la gran cesta amarilla de la que no sabe si se tendrá que desprender en las próximas semanas: «Todo son especulaciones, pero lo malo es que trabajo en esto mientras busco en otra empresa». Entra un nuevo pedido y vuelta a la ruta.
- Una afectada por las expropiaciones de La Torre Outlet de Zaragoza: 'Se rieron en nuestra cara y quiero que se sepa
- La lista completa de la Ejecutiva del PSOE Aragón: Alegría integra a Villagrasa y hace presidente a Marcelino Iglesias
- La avenida de Zaragoza que nunca ha funcionado como tal
- Un nuevo negocio cierra sus puertas en la calle Alfonso de Zaragoza
- El Gobierno de Aragón invierte 97 millones de euros en la mejora de la carretera entre Ejea y Gallur
- Una marcha bajo la lluvia denuncia «la frivolidad del decretazo» de Bancalero
- Llegan las obras a las principales avenidas de Zaragoza: ¿Y qué pasa con los coches?
- Ya se conocen las mejores patatas bravas de Zaragoza 2025: estos son los premiados