La gastronomía en Zaragoza: ¿momento "espectacular" u oferta "repetitiva"?

Hace más de quince años, cuando Zaragoza se preparaba para acoger la Expo, la ciudad no contaba con ninguna estrella Michelin. Fue ese mismo 2008 cuando la logró el restaurante Bal D’Onsera. Ahora, la situación es distinta y en la capital aragonesa hay tres establecimientos en la guía. Para unos, a orillas del Ebro la gastronomía vive un buen momento, pero para otros existen escollos y deficiencias. 

El presidente de Horeca Restaurantes Zaragoza, José María Lasheras se sitúa en el primer caso al considerar que, actualmente, «se han consolidado ofertas gastronómicas variadas» de la mano de grupos «que quieren hacer las cosas bien», con un sistema de gestión eficiente, buena materia prima y buenos equipos profesionales bien preparados. «La ciudad está en un momento de forma espectacular», resume el presidente de Horeca Restaurantes Zaragoza. 

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Para el crítico y periodista gastronómico José Miguel Martínez Urtasun, la existencia de grupos, sobre todo, provenientes de la hostelería, pero también de otros sectores como la construcción, cuenta con el problema de que, «en su mayoría buscan más la rentabilidad del negocio que la gastronomía en sí». «Muchas veces la oferta es muy repetitiva y se tira de cocinas centrales, que es legítimo, pero una gastronomía no puede basarse en esos mimbres», juzga.

Bajo el punto de vista del sumiller y propietario del restaurante Absinthium (Zaragoza), Jesús Solanas, el asunto va más allá del ámbito culinario al existir, en general, un momento de «confusión» del que la hostelería no es ajena. «Parece que la proliferación de premios, galardones y eventos pueden llevarnos a sacar una conclusión errónea. Cuando una guía o una empresa da galardones, en vez otorgar dar uno, entrega cien, se diluye la importancia», explica el sumiller.

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