Medio ambiente

Nueva alerta por el vertido reiterado que afecta al pantano del Val

Las aguas de la depuradora de Ágreda y Ólvega vuelven a teñir de blanco el cauce del Queiles

Vertido blanco en la salida de aguas de la depuradora de Ágreda en el río Val.

Vertido blanco en la salida de aguas de la depuradora de Ágreda en el río Val. / El Periódico de Aragón

David Chic

David Chic

Zaragoza

Los vecinos del cauce de los ríos Val y Queiles en la comarca de Tarazona y el Moncayo han vuelto a alertar sobre los vertidos que reciben desde la provincia de Soria procedentes de la depuradora de las localidades de Ágreda y Ólvega. Una situación que se repite desde hace años, pero que esta última semana se ha intensificado dejando un tono blanco en las aguas que salen de la instalación y que acaban en el pantano del Val. Desde la Plataforma de Afectados del Río Queiles y Coagret advierten de que a pesar de las reiteradas denuncias «no se están tomando medidas para solucionar el problema».

El último episodio contaminante comenzó en torno al pasado lunes día 9 de diciembre y se ha prolongado hasta el día de hoy. Según explicó el portavoz de las entidades denunciantes, Pedro Luis Sainz Terrado, en ese momento regresaron unos vertidos que son «periódicos y continuados» a un río que ha perdido gran parte de su fauna, así como la vegetación del fondo. «Siempre están lanzando aguas, pero a veces es tan escandaloso que queda marca en el cauce», detalló. Las entidades ecologistas ya han iniciado diversas acciones legales para intentar detener la situación.

El anterior vertido denunciado por Ecologistas en Acción se produjo en marzo de este mismo año, y, previamente, fueron conocedores de una situación similar a mediados de diciembre de 2023 que se prolongó a lo largo de un mes. «Lamentamos que ninguna de las administraciones esté solucionando el problema y que solo se ofrezcan prórrogas», reprocharon.

Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ante las diferentes denuncias han considerado conveniente el refuerzo de las medidas habituales de seguimiento de la calidad con la instalación de una sonda automática, mediante la cual se efectúan medidas a distintas profundidades y cada seis horas, de diferentes parámetros como la temperatura, el oxígeno disuelto o la clorofila que contienen las aguas.

Asimismo, en abril de 2024 se instaló una boya flotante, a una distancia de 100 metros de la presa, en la cual una sonda mide algunos pigmentos en superficie mediante fluorescencia. Además ofrece medidas de turbidez y temperatura.

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