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A FONDO I La gigafactoría de Stellantis y CATL, el ancla al futuro

La instalación de la factoría en Aragón tendrá impactos más allá del empleo y la inversión

Solar donde se instalará la gigafactoría de Stellantis y CATL, al lado de la fábrica de Figueruelas.

Solar donde se instalará la gigafactoría de Stellantis y CATL, al lado de la fábrica de Figueruelas. / EFE / Javier Cebollada

Antonio Cobo. Exdirector de la fábrica automovilística de Figueruelas

Zaragoza

Mas allá del impacto directo en términos de inversión y empleo, la instalación de una gigafactoría de producción de celdas de baterías en Aragón afianza y ancla al futuro la industria de automoción aragonesa y supone un hecho histórico por su impacto industrial, económico, tecnológico y social.

¿Por qué digo esto? Analicemos la coyuntura actual en la industria de automoción.

En Aragón, en 2023, la industria de automoción facturó casi 12.000 millones de euros, cuenta con 319 empresas proveedoras y de servicios y una de las grandes factorías mundiales de montaje de automóviles, la planta de Stellantis, con capacidad para producir más de 500.000 vehículos a pleno rendimiento y que sirve de elemento tractor de todo el ecosistema del automóvil en Aragón. Un sector industrial que genera casi 35.000 puestos de trabajo directos supone el 6% del PIB de Aragón, más del 30% del empleo industrial y el 35% de todas las exportaciones.

La magnitud de estas cifras refleja inequívocamente que la automoción y Aragón es sinónimo de lo mismo.

Sin la industria de automoción de Aragón, España no podría mostrar que es el segundo productor en Europa ni que somos la octava potencia industrial del automóvil a nivel global. Y muy importante, Aragón dota a la industria española de unos índices de competitividad que son referencia europea en términos de calidad, coste de fabricación e implantación tecnológica, entre otros. Pero además de las fábricas, la automoción trajo a Aragón la modernización de todo el sector industrial, lideró el salto a la industria global, nos dio visibilidad internacional, nos enseñó cómo hacer una gestión competitiva y global y ha servido de escaparate de nuestros profesionales, directivos y líderes sindicales en todo el mundo.

Europa y su industria de automoción se están enfrentando hoy a los mayores retos que jamás han conocido y esto ocurre por dos motivos: la obligatoriedad legal de transformar la industria antes de 2035 para apoyar la transformación social a otro modelo energético sostenible y por la competencia de los constructores de vehículos chinos en Europa con costes estimados de un 30% menores a los europeos, tecnológicamente muy avanzados, con productos de calidad y la ambición de ser líderes globales.

En este proceso, Europa ha mostrado una falta de visión estratégica al «forzar» a la industria del automóvil a esta transformación que requiere hacer unas inversiones multimillonarias en desarrollos tecnológicos para los vehículos eléctricos, transformar sus plantas productivas e instalar gigafactorías, todo esto, sin tener un análisis previo del impacto de esta decisión, necesaria desde el punto de vista medioambiental, pero sin tener un plan robusto para hacer esta transformación garantizando que somos en Europa los más competitivos en la fabricación de vehículos eléctricos.

Las consecuencias las estamos viendo ya: venta de vehículos eléctricos muy alejados de los objetivos establecidos, reducción drástica de las ventas de automóviles en Europa en los últimos años, factorías europeas reduciendo su fuerza laboral, ertes extendidos y, lo más grave, grandes compañías europeas de la automoción y su base local de proveedores en dificultades, anunciando potenciales cierres de fábricas. 

El riesgo es perder el liderazgo global de la última gran industria competitiva europea que es la automoción.

Pero en Aragón se nos abre una «luz de esperanza en este túnel estratégico» con la elección de nuestra tierra por Stellantis y CATL para la instalación de la que puede llegar a ser una de las mayores gigafactorías de Europa y seguro que será las más eficiente por estar aquí, con todo lo que esto significa.

Entre las razones estratégicas por las que Stellantis y CATL han elegido Aragón, yo me atrevería a decir que están el disponer de un centro industrial como la planta de Stellantis que es referencia en calidad, costes, eficiencia y diálogo social, disponer de los terrenos, que se han mantenido con esa visión estratégica a lo largo de los años esperando su oportunidad, nuestra posición geográfica clave en la Europa del sur y el acceso a energías limpias renovables cercanas para un centro industrial que consumirá aproximadamente 10 veces más electricidad que la planta de fabricación de automóviles. 

Pero esta decisión de Stellantis y CATL tiene impactos que van mucho más allá de la inversión y generación de empleo directo, impactos con efectos transformadores a varios niveles económicos.

Impacto económico

Está prevista la creación de miles de empleos directos e indirectos. CATL ha comunicado que serán más de 4.000 puestos de trabajo que sin duda se multiplicarán con las necesidades adicionales en la base de proveedores y servicios de Aragón.

Crecimiento regional

La inversión anunciada es de 4.100 millones de euros, lo que impulsará el crecimiento económico local y de toda la comunidad autónoma de Aragón. Además, habrá muchas inversiones colaterales, como la necesidad de crear un megaparque de energías renovables cercano. No tendría sentido hacer una gigafactoría para producir vehículos «limpios» consumiendo de fuentes de energía «no limpias».

También contribuirá a una mayor diversificación de la economía regional en un campo tecnológico e industrial nuevo y en proceso de desarrollo en Europa.

Sobre las exportaciones y las balanzas comerciales, se prevén exportaciones a otras plantas de Stellantis en España pero potencialmente también a otros países en Europa o el Norte de África.

Incremento del PIB: Aumento significativo del Producto Interior Bruto (PIB) de Aragón. Estimo que no es descartable un impacto del 1 al 2%. 

Previsiblemente, habrá un impacto en las condiciones laborales, con la creación de nuevos empleos bien remunerados y competitivos en el sector industrial manufacturero y oportunidad de desarrollos profesionales en un nuevo sector tecnológico.

Se mejorarán las infraestructuras locales en los pueblos y áreas cercana a la gigafactoría.

Y no hay dudas de que significará la atracción para profesionales cualificados en ingeniería, ciencia de materiales, y tecnologías de baterías, además de puestos de dirección, lo que redundará en un enriquecimiento del capital humano local.

Impacto industrial

Fortalecimiento de la industria local: Un motor más de innovación, estimulando la creación y atracción de nuevas empresas proveedoras también de China.

Desarrollo de Tecnologías Verdes: La producción de baterías está estrechamente vinculada con las tecnologías de energías renovables y almacenamiento de energía.

Y lo más importante, el anclaje al futuro de la industria de automoción de Aragón de hoy y una gran parte de la española. Los países sin gigafactorías tendrán más dificultades para mantener su posición competitiva en la industria de fabricación de vehículos, algo preocupante en una situación de exceso de capacidad en Europa por la competencia y eventual instalación de fábricas de automóviles chinas en nuestro continente, y por una demanda con importante tendencia a la baja en años recientes con una reducción de ventas de más de 2 millones de vehículos menos en Europa.

La instalación de la gigafactoría de celdas de baterías en Aragón de la mano de Stellantis y CATL, que es el líder tecnológico global en la fabricación y tecnología de baterías y que controla más del 40% del mercado global, no solo asegura mantener y hacer crecer lo que tenemos, sino que generará una transformación económica, social e industrial significativa en un área de fabricación y desarrollo tecnológico nuevo para nosotros pero también para Europa.

Hoy vemos el futuro de la industria de automoción en Aragón con más luz si cabe. Por eso debemos alegrarnos todos, todos los aragoneses pero también toda España ya que este anuncio tan esperado y por tanto tiempo lo debemos considerar como el ancla necesaria al futuro.

Ahora empieza todo de nuevo. 

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